miércoles, 5 de febrero de 2025


 

2025 MEDITACIÓN EUCARÍSTICA.

EL PIRATA

Delante de ti señor Jesús sacramentado nos presentaos en esta tarde para pasar unos momentos contigo. Siempre que lo hacemos salimos fortificados y rejuvenecidos. Tu nos das siempre el ánimo y las fuerzas necesarias para ir viviendo una existencia llena de sentido y de gratitud. Tantas veces nos sentimos como acobardados y con incertidumbre por las cuestas empinadas por donde nos lleva las distintas situaciones y momentos de la misma existencia. No caemos en la cuenta lo importante vivir contigo siempre y sentirnos acompañados y protegidos con tu presencia amorosa y llena de bondad. Solo estando contigo podremos encontrar calma y sosiego y poder respirar tranquilos, sin miedos ni preocupaciones que nos oscurecen el horizonte. Escuchemos esta interesante historia.

EL PIRATA: Un día, la señora Robles se encontraba en la sala de espera de su médico, cuando un niño y su madre entraron al consultorio. El niño llamó la atención de la señora Robles, porque llevaba un parche sobre el ojo. Se sorprendió, al ver qué poco parecía importarle la pérdida de un ojo, y lo observó mientras seguía a su madre a la silla más cercana.

Aquel día el consultorio del médico estaba lleno, así que la señora Robles tuvo la oportunidad de conversar con la madre del niño, mientras él jugaba con sus soldados. Al principio se mantuvo en silencio, jugando con los soldados sobre el brazo de la silla. Luego se trasladó silenciosamente al piso, lanzando una mirada a su madre.

En algún momento, la señora Robles tuvo ocasión de preguntarle al niño qué le había sucedido en el ojo. Consideró la pregunta durante largo rato y luego replicó, levantando el parche:

- No tengo nada en el ojo. ¡Soy un pirata! Luego regresó a su juego.

La señora Robles se encontraba allí, porque en un accidente automovilístico había perdido una pierna desde la rodilla. La cita de aquel día era para determinar si estaba lo suficientemente curada como para acomodar una prótesis. La pérdida había sido algo devastador para ella. Aun cuando se esforzaba por ser valiente, se sentía como una inválida; racionalmente sabía que esta pérdida no interfería con su vida, pero emocionalmente no podía superar este obstáculo.

Su médico le había sugerido visualizaciones que le ayudaran a aceptar su situación, y ella lo había intentado, pero no podía imaginarse de una manera perdurable y emocionalmente aceptable. En su mente se veía como una inválida.

La palabra "Pirata" cambió su vida. De inmediato se sintió transportada, se vio vestida como el Corsario Negro, a bordo de un barco pirata. Estaba de pie con las piernas separadas, y una de ellas era una pata de palo; sus manos estaban aferradas a las caderas, su cabeza y hombros erguidos y sonreía frente a la tormenta. Los vientos tempestuosos azotaban su casaca y su cabello. Un rocío helado barría la balaustrada de cubierta, mientras grandes olas se rompían contra el barco. El navío se mecía y gemía bajo la fuerza de la tormenta. Pero ella permanecía firme, orgullosa y serena.

En aquel momento, esta imagen sustituyó a la de la inválida y recobró su valor. Miró al niño, ocupado con sus soldados. Pocos minutos más tarde, la llamó la enfermera. Mientras se balanceaba en sus muletas, el niño advirtió su amputación.

- Señora, ¿qué le pasó a su pierna? - La madre del niño estaba mortificada.

La señora Robles contempló por un momento su pierna más corta. Luego respondió con una sonrisa:

- Nada. Yo también soy pirata.

Señor Jesús ayúdanos a asumir la realidad de la vida tal como nos vienes, aunque sea dolorosa y llena de sufrimiento. Esta vida es maravillosa a pesar de todo. Todo depende como la mires y como te lo tomes todo. Tú nos puedes conceder esta aceptación y disfrute sin par de todo lo que nos acontece. Ir por la vida con esperanza y con ilusión, a pesar de las turbulencias. Tantas gracias hemos de dar. Si echamos la vista atrás veremos cuánta gente está pasándolo peor que nosotros y sin embargo disfruta de los pequeños rayos de luz que la vida le ofrece. Te pedimos vivir siempre contigo y recibir de tu cercanía la alegría y la felicidad siempre.

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