2020 AÑO A TIEMPO ORDINARIO XXIX
DOMUND
Se acercan a Jesús y le hacen una pregunta malvada
(siempre van con malicia), para desencadenar odio y crear enemigos: ¿es lícito
o no pagar impuestos en Roma? Son partidarios de Herodes y los fariseos, los
puros que sueñan con una teocracia bajo la ley de Moisés. No se soportan, pero
hoy se aliaron contra un enemigo común: el joven rabino cuyas ideas temen y
cuya carrera de predicador quieren destruir. La trampa está bien diseñada:
elige: ¡con nosotros o contra nosotros! ¿Pagar impuestos al imperio o no?
Jesús responde con un doble cambio de perspectiva. Sustituye
el verbo pagar por el verbo devolver: devolver, devolver a César lo que es de
César y a Dios, a la sociedad y a la familia, a los demás y a la casa común,
algo a cambio de lo que se ha recibido.
El verdadero nombre de César hoy en día es la
sociedad, el bien común: la tierra y los pobres, el aire y el agua, el clima y
las criaturas. El problema más grave del planeta. Hemos recibido mucho, ahora
no saqueemos, no envenenemos, no mutilemos a la madre tierra, ocuparnos de ella.
Jesús le quita al César su derecho divino. Devuelve
a Dios lo que es de Dios: es decir el ser humano, somos hechos a su imagen y
semejanza, formamos parte de él porque llevamos su aliento, su espíritu. Estas
palabras vienen como un decreto de libertad: no pertenecemos a ningún poder, somos
libres y no podemos dejarnos esclavizar. Sobre los poderes humanos de las
instituciones se extiende esta orden: no poner las manos sobre el hombre. El hombre
es el límite infranqueable: no os pertenece, no lo violentéis, no lo humilléis,
no abuséis de él.
Jesús lo recuerda muchas veces. Los seres humanos
son de Dios, pero sobre todo los pobres. Los pequeños son sus hijos
predilectos. El reino de Dios les pertenece. Nadie ha de abusar de ellos.
Lo recordamos bien hoy que celebramos el Domund, la
jornada mundial de oración por las misiones. El evangelio que se expande y se
irradia ara ofrecer dignidad al ser humano, para ofrecerle protección y
cuidado, para defender sus derechos delante de tantos Cesares que intenta
explotar y aprovecharse de los más vulnerables e indefensos.
“Aquí estoy, envíame” es el lema de este año para el
Domund, todos debemos sentirnos misioneros y enviados a anunciar la buena nueva
a todos los hombres y mujeres de la tierra. Que puedan conocer al Dios de
Jesús, que puedan sentir su presencia y su cercanía, pero sobretodo que se
sientan amados.
Domund es decir a las gentes no solo de allí -las
personas en los países de misión- sino también de aquí, que no estamos solos.
Hay que revindicar que queremos vivir unos valores y compartirlos.
El dinero que se recoge en esta campaña es el rasgo
más pequeño, lo más importante es que dentro de ti digas: hay gente por ahí
fuera que lo está pasando mal y yo tengo que responder porque son mis hermanos.
Es un dia para recordarnos, que todos los días del año, hay españoles por todo
el mundo jugándose la vida... por entregarla.
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