viernes, 2 de abril de 2021

2021 AÑO B VIERNES SANTO

Jesús aparece afrontando su Pasión con libertad soberana. Yo doy la vida. Nadie me la quita; Jesús tiene conciencia de su misión, y ante ella demuestra una libertad asombrosa. El amor verdadero nace de la libertad y da la libertad. Se deja atar por los soldados, para que dejen libres a los discípulos. Gracias a Él nosotros somos liberados de todas nuestras esclavitudes, internas y externas.

Pilato presenta a Jesús como el “Hombre de la Verdad”, que no es una doctrina teórica, sino una gracia que transforma. Su reino se basa en la verdad. Los que son de la verdad escuchan su voz.

La Iglesia no es guardiana de la verdad, sino testigo. Lo primero ante Dios es ser honestos. En el fondo de todo ser humano hay una búsqueda de verdad y difícilmente se construirá nada humano sobre la mentira.

Sintió el rechazo del sanedrín, del pueblo exacerbado, pero lo que más le dolería sería la negación de Pedro.

En su Cruz Jesús ha asumido nuestra cruz y ha transformado un instrumento de dolor en un signo de amor. La cruz se ha transformado para los cristianos en signo de ese amor. El sufrimiento sigue siendo malo, pero precisamente por eso se convierte en la experiencia humana más realista y sólida para vivir las dos actitudes que Jesús vive en la cruz: la comunión total con el Padre y su amor solidario hacia el ser humano.

En la cruz se expresa la Pasión de Dios por la humanidad. Padre e Hijo se unen en un Amor Crucificado. 

Tengo sed. La sed de Jesús nos recuerda la necesidad de Dios. No sólo el hombre tiene sed de Dios, sino que Dios muestra en Jesús su sed del hombre.

En la cruz, Jesús es glorificado entregando su Amor apasionado, como Libertad, Verdad, Solidaridad y Comunión. Entregó totalmente la vida, y su Espíritu, como fuente de vida.

Junto a la cruz de Jesús aparece su Madre y en el discípulo a quien amaba. Al pie de la cruz nace la nueva familia de Jesús. El discípulo acoge a la Madre de Jesús como algo suyo. Al pie de la cruz, asistimos al nacimiento de la Iglesia. Somos una familia nacida del costado que nos amó hasta la muerte y muerte de cruz. Somos una familia que trabaja por un reino de amor apasionado.

Este Dios crucificado por mí, no permite una fe egoísta. Más bien nos pone mirando al sufrimiento de tantos crucificados por las injusticias y las desgracias.

Quien sigue a Jesús crucificado acepta el sufrimiento como experiencia transformadora.  No busca el dolor, sino que lo soporta y lo combate. No sólo combate el dolor, sino que lo trasforma. El cristiano sabe que la fe en Jesucristo la vive también como una Pasión paradójica: la del Sufrimiento y la del Amor. Siempre habrá sufrimiento, pero el amor le puede dar sentido y significado. Mirando la cruz de Jesús que pequeñitas son realmente las nuestras

 

María, madre nuestra déjanos estar contigo al pie de todas las cruces del mundo. Déjanos entender que dar la vida, día a día, es la única forma segura de tenerla en abundancia.

Santa Madre, que las llagas de tu hijo queden grabadas en nuestro corazón. Déjanos llevar la cruz de tu hijo, participar de sus sufrimientos, adorar sus santas llagas. herir nuestro corazón con sus heridas, sostenernos en su cruz, embriagarnos con su sangre. Que alcancemos la gloriosa meta de la mano de María, nuestra Madre. Amén.

 

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