ADORACIÓN EUCARISTICA:
NO TIENES
QUE PAGAR NADA
Delante de ti
Señor Jesús, arrodillados o sentados, estamos en esta tarde para pasar unos
momentos contigo. Para agradecerte todo el bien que nos haces y porque en este
tiempo de pascua seguimos recordando tu gran amor y como el amor es más fuerte
que la misma muerte. Cuantas veces estamos sumergidos en la noche del dolor y
del sufrimiento, en la incomprensión y en la necesidad de sentir que alguien
nos ama por lo que somos y no tanto por lo que tenemos o hacemos por él.
Pascua nos
rejuvenece, nos fortifica, nos empuja siempre más adelante, sin miedos ni
temores, arriesgando todo lo que sea necesario para disfrutar de lo conseguido
por el Señor. Él ha pagado todas nuestras deudas, todas nuestras faltas de amor
con su propio amor, y nos ha conseguido la vida plena y abundante a costa de su
propia vida. Me viene a la memoria aquella historia que escuché:
No tienes que pagar nada
Estando un señor en el supermercado con todo el
protocolo sanitario a seguir, se escuchó un fuerte golpe y ruidos como que se
habían roto varias cosas al caer al suelo.
Con curiosidad caminó hacia el sonido y vio a
algunas personas hablando y mirando hacia atrás y señalando hasta el final del
pasillo.
Caminó por ese pasillo, y vio que una joven había
golpeado un estante con su carrito y muchas cosas se cayeron al suelo y por
ende, estaban rotas. Ella estaba arrodillada en el suelo con una enorme
vergüenza, tratando de limpiar desesperada.
Sintió mucha pena, ver que muchos estaban ahí parados
con el móvil grabando, mirándola sin hacer nada para poder ayudarla...
Así que fue, me agachó a su lado y le dijo que no se
preocupara y empezó a ayudarla a recoger las cosas rotas.
Después de un ratito, el gerente del supermercado
llegó al lugar, también se agachó a su lado y dijo a la joven:
“Estate tranquila, deja todo como está, nosotros
vamos a limpiar esto”.
La joven súper colorada y con mucha vergüenza le
dijo:
“Necesito pagar por todo esto primero”.
El gerente sonrió, la ayudó a ponerse de pie y le
dijo:
“Tenemos seguro para todo esto, no tienes que pagar
nada” ...
Cerremos los ojos e
imaginemos a Dios haciendo lo mismo por cada uno de nosotros, recogiendo los
pedazos de tu corazón roto de todos los golpes que la vida nos ha dado o tal
vez de las malas decisiones que tomamos en un momento determinado que nos han
dejado heridas...
No importa, no nos
preocupes porque Dios sanará todas nuestras heridas. ¡Él quiere curarnos! ¡Él
quiere cuidar nuestra alma!
Nosotros también
tenemos un seguro ante Dios y se llama ¡GRACIA! Que significa favor inmerecido.
Algo que se da gratuitamente, sin que nosotros hayamos intervenido en su
conquista o en su compra. Simplemente se da por el gusto de dar, de hacer
felices a los demás. Aunque no lo merezcamos
¡Sólo su GRACIA nos
sostiene! No tenemos que pagar nada por los estropicios que causamos, hay
alguien que se encarga.
Jesús en esta tarde
hemos aprendido a confiar en ti, a dejarnos guiar y sostener por tu gracia, por
tus dones que continuamente recibimos de ti. Nunca dejes de manifestarte, de
estar presente en nuestra vida, pero sobre todo nunca nos dejes de tu mano.
Sostennos siempre. Amén.
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