miércoles, 14 de abril de 2021



 

2021 ABRIL, MEDITACIÓN EUCARISTICA

COMO LAS AGUILAS

 En esta tarde del tiempo de Pascua venimos ante ti Señor sacramentado para compartir tu vida y sobre todo compartir estos momentos de oración y de contemplación. Sabemos que tu resurrección nos abre el camino a una nueva vida, una nueva manera de estar y comportarnos delante de la sociedad y del mundo. Queremos ser hombres y mujeres pascuales donde asumimos el riesgo y no dejamos que nos invada el miedo y el temor a lo desconocido. Tu nos empujas a ser personas vivas, autenticas, sencillas, disponible para ti y para los hermanos. Tu nos quieres vivos y resucitados, llenos de vida, energía y vigor. Aprendamos del valor de las águilas.

Las águilas viven 70 años, pero a los 40 años tienen que tomar una difícil decisión, sus uñas se vuelven tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico, alargado y puntiagudo, se curva demasiado apuntando contra el pecho y ya no le sirve.

Sus alas están envejecidas y pesadas en función del gran tamaño de sus plumas, y para entonces, volar se le hace muy difícil.

Tiene dos alternativas: abandonarse y morir, o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación, que consiste en volar a un nido en las montañas cerca de una pared, ya que está seguro.

El águila comienza a golpear con su pico en la pared con mucha fuerza hasta conseguir arrancárselo. Después esperará el crecimiento de un nuevo pico, con el que se desprenderá una a una sus viejas uñas. Cuando las nuevas garras comienzan a nacer, comenzará a desgarrarse sus desgastadas plumas.

Y después de todos esos largos y dolorosos cinco meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra realizar su famoso vuelo de renovación, renacimiento y festejo para vivir otros treinta años más...

En nuestra vida para continuar un vuelo de victoria, vivir una vida pascual, muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación.

Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos cuyo peso nos impiden avanzar. Solamente libres del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre nos trae.

Resucitar, renovarse por dentro implica poner orden en el mundo mental, sentimental, afectivo, visceral, desechando los recuerdos de acontecimientos frustrantes o dolorosos para quedarnos solo con la experiencia de lo que aprendimos. Y vigorizar nuestros criterios y valores que son irrenunciables y dejar a un lado lo secundario y lo que puede entorpecer nuestros caminos de esperanza y alegría total.

Para poner en orden, para renovarnos y alzar vuelo, hay que conocernos, saber quiénes somos, cuáles son nuestras potencialidades y a donde queremos llegar. Así pues, aquí delante de Jesús sacramentado queremos entrar en lo más profundo de nuestro ser donde Él nos espera y dialogar y reforzar nuestro amor y devoción al único que puede descubrir quiénes somos de verdad.

No hay necesidad de adaptarse al problema; existe la posibilidad de librarse de él. Pero el camino es un poco difícil, el camino es un desafío. Es una elección tuya.

Sigamos la ruta de las águilas. Siempre hacia arriba, siempre hacia delante...

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