sábado, 28 de septiembre de 2024


 

La entrada en la vida


Muchos quieren entrar en la vida por la puerta ancha, bien vestidos y bien calzados, rodeados de comodidades, de fama y de honor, sin el más pequeño rasguño o herida en el cuerpo ni en el espíritu.
De esta forma casi nunca se entra en la vida.
En la vida se entra normalmente con la fama destrozada, con el traje roto, muchas veces desnudo y sin zapatos en los pies.
En la vida se entra con rasguños en el cuerpo, y faltos de una mano, de un pie o de un ojo.
En la vida se entra con el espíritu roto, con el alma dolorida y con el corazón sangrando.
La vida no es la meta de la comodidad.
La vida es un don de Dios para los humildes, para los esforzados, para los pecadores, para los valientes, para los débiles, para los que tienen corazón, para los que luchan por la vida, para los que quieren la verdad, para los que gozan con su presencia, para los que lloran cuando se va.
La vida nunca entrará en los cómodos, con los apáticos, con los aburridos, con los “tanto-da”, con los “que-más-da”.
La vida es un regalo de Dios, que se trabaja día a día.
Amén.


 


 


 

miércoles, 25 de septiembre de 2024


 2024 septiembre. MEDITACIÓN EUCARISTICA:

 

A través de la lluvia

 

Jesús de nuevo aquí contigo, contigo para sentirnos vivos y sabedores que tu nos amas y nunca nos abandonas. Nuestras vidas están completamente en tus manos y de ellas queremos aprender a vivir, vivir con intensidad y con emoción dándole sentido en todas las circunstancias, positivas o negativas, a lo que nos van sucediendo a lo largo la existencia. Cada día mas convencidos que la vida nos enseña y que tú eres el maestro. Escuchemos esta bonita historia

A través de la lluvia: Había pasado todo el día con su mamá, en un gran almacén. Esa bella pelirroja, con cara pecosa, clara imagen de la inocencia, no debe de haber tenido más de 6 años.

Todos nos quedamos frente a la puerta, resguardados de la lluvia. Esperábamos, algunos con paciencia y otros irritados, porque la naturaleza les estaba estropeando su prisa rutinaria.

Siempre me ha gustado mucho la lluvia. Me pierdo ante la vista de los cielos, lavando la suciedad y el polvo de este mundo. Al mismo tiempo, los recuerdos de mi infancia corriendo bajo la lluvia son bienvenidos, como una forma de aliviar todas mis preocupaciones.

La voz de esta chiquita era muy dulce, y rompió mi trance hipnótico con esta inocente frase:

- Mamá, corramos a través de la lluvia. ¿Qué? - dijo su mamá.

- Sí, mamá... corramos a través de la lluvia.

- No, mi amor... esperemos a que baje la lluvia - contestó la mamá pacientemente. La niña esperó otro minuto, y repitió:

- Mamá, corramos a través de la lluvia. Y la mamá le dijo:

- Pero si lo hacemos, nos empaparemos...

No, mamá, no nos mojaremos. Eso no fue lo que le dijiste esta mañana a papá... Tal fue la respuesta de la niña, mientras tiraba del brazo de su madre.

- ¿Esta mañana?, ¿cuándo dije que podemos correr a través de la lluvia y no mojarnos?

- ¿Ya no lo recuerdas? Cuando hablabas con papá acerca de su cáncer, le dijiste que, si Dios nos hace pasar a través de esto, puede hacernos pasar a través de cualquier cosa.

Todos nos quedamos en absoluto silencio. Juro que no se escuchaba nada más que la lluvia. Todos estábamos parados, silenciosamente. Nadie entró ni salió del almacén en los siguientes minutos. La mamá se detuvo a pensar por un momento qué debería responder.

Este era un momento crucial en la vida de esta joven criatura, un momento en el que la inocencia y la confianza podían ser motivadas, de manera que algún día florecieran en una inquebrantable fe.

- Amor, tienes toda la razón. Corramos a través de la lluvia. Y si Dios permite que nos empapemos, puede ser que Él sepa que necesitamos una lavadita. Y salieron corriendo...

Todos nos quedamos viéndolas, riéndonos mientras corrían por el estacionamiento, pisando todos los charcos. Por supuesto que se empaparon, pero no fueron las únicas... Las siguieron unos cuantos, que reían como niños, mientras corrían hacia sus coches. Sí, es cierto, yo también corrí. Y sí, también me empapé... seguro que Dios pensó que necesitaba una lavadita.

 

Señor Jesús delante de ti queremos pedirte que de vez en cuando nos des una lavadita, seguro que la necesitamos y estamos convencidos que es lo mejor para nosotros.

Las circunstancias o las personas pueden quitarnos nuestras posesiones materiales; pueden llevarse nuestro dinero y pueden llevarse nuestra salud. Pero nada ni nadie puede quitarnos nuestras más valiosas posesiones: los recuerdos. Así que no olvidemos de tomarnos nuestro tiempo para tener la oportunidad de llenarnos de recuerdos cada día. Cada recuerdo es un ladrillo que construye nuestra vida.

Ojalá que, de vez en cuando, nos tomemos un tiempo para correr a través de la lluvia: ¡Tomemos nuestro tiempo para vivir! Con tu ayuda Señor Jesús, amigo de los hombres, seguro que lo conseguiremos y nos sentiremos cada vez más felices. Ayúdanos a contagiar esta felicidad de vivir a todos los que nos rodean y a nuestro mundo en general. Amén

sábado, 21 de septiembre de 2024


 

Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos Señor Jesús, ayúdame a hacer un chequeo profundo de mi vida.

No porque un día respondí a tu llamada, tomé una decisión… ya vale para siempre.

Tú me invitas a actualizar mis proyectos, Tú me propones a que permanentemente me revise.

Y lo que es más importante a que compare mi vida con la tuya.

Hoy me dices que lo tuyo es servir.

Tú, Señor Jesús, nunca buscaste tu propio bien, siempre buscaste la voluntad de Dios y con ella el bien de las personas.

Tú predicas con el ejemplo, lo que Tú vives eso es lo que propones como estilo de vida.

Gracias, Señor Jesús, por tu coherencia.

También dentro de la Iglesia, hace falta que nos adecuemos a tu manera de ser, no estamos del todo convertidos.

Ahora también hace falta mucha dosis de servicio en todos los estamentos de la vida eclesial.

¡Qué bueno es mirarte y contemplarte, seguir tus pasos, trabajar por parecernos a Ti!

Gracias, Señor Jesús, por tantas personas que, de una forma anónima, sin dar importancia, en el mundo y en el interior de la Iglesia, viven para servir, hacen de su vida un acto de servicio a la humanidad.

Perdón Señor Jesús, porque a veces, unos y otros, caemos en el orgullo, en la pretensión de ser más, de mandar, de estar por encima de los demás, de ser más importantes.

Como Tú, Señor Jesús, bien sabes, nos cuesta servir.

Ayúdanos a servir como Tú serviste.

Amén


 


 


 


 

2024 TIEMPO ORDINARIO XXV

 

Jesús, camino de Jerusalén, les indica el destino que le espera. Su entrega al proyecto de Dios no terminará en el éxito triunfal que imaginan sus discípulos. Al final habrá resurrección, pero, aunque parezca increíble, Jesús será crucificado.

Sin embargo, los discípulos no le entienden. Les da miedo hasta preguntarle. Ellos siguen pensando que Jesús les aportará gloria, poder y honor. No piensan en otra cosa. Al llegar a Cafarnaúm, Jesús les hace una sola pregunta: ¿De qué discutíais por el camino?

Por el camino discutían quien era el más importante. Imaginad la decepción de Jesús que les habla de su destino final sufriente y ellos ignorándolo se preocupan del poder y la gloria humana.

Jesús se sienta y los llama. Lo que va a decir no ha de ser olvidado: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. En su movimiento no hay que mirar tanto a los que ocupan los primeros puestos y tienen renombre, títulos y honores. Importantes son los que se dedican sin ambiciones y con total libertad a servir, colaborar y contribuir al proyecto de Jesús. No lo hemos de olvidar: lo importante no es quedar bien, sino hacer el bien siguiendo a Jesús.

El Señor Jesús nos muestra su pedagogía recordándonos que no es el poder, la fama, la gloria, el dinero, el éxito, lo que llena el corazón del ser humano. Les hace una reflexión y les muestra un gesto. Solamente sirviendo a los demás, el corazón del hombre llega a la plenitud. Para ser primero hay que ser últimos y servidores de todos.

Colocar a un niño, los más pequeños y vulnerables, los que no cuentan, a los que nadie echa cuentas, y ponerlo como modelo de cómo han de ser las personas: sencillas, sinceras, espontáneas, vulnerables.

Quien acoge a un niño, ¡me acoge a mí! Y esto significa que, como todo niño, Dios debe ser protegido, cuidado, ayudado, acogido, porque quien acoge a un niño me acoge a mí, acoge al Padre.

Sólo tendremos futuro cuando sepamos acoger a los desesperados, a los pequeños, se considere acoger o rechazar a Dios mismo. Si queremos un mundo verdaderamente humano y fraterno no hay otro camino que partir de los más necesitados. Esto es la fe, que se apoya en la justicia.

Los más vulnerables y pobres saben vivir como los lirios del campo y las aves del cielo. Intentémoslo también nosotros: cuando nos sintamos sin apoyo y sin esperanza, recordemos a ese niño abrazado, y también nosotros, como él, sentiremos la tibia maravilla de los brazos de Dios.

El que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado: No es sólo su palabra, es que su vida es testimonio de la Promesa del Amor de Dios. Dios vive en nosotros y se nota en nuestras actuaciones, comportamientos y gestos.

miércoles, 18 de septiembre de 2024


 

2024 septiembre ADORACIÓN EUCARISTICA:

El viaje de la mariposa

 

Querido Jesús nos encontramos de nuevo ante ti para pasar unos momentos contigo para reafirmar nuestra amistad y cariño. Cuantas veces nos sentimos como cansados, apocados sin fuerzas para caminar. Pero tu Señor nos animas a soñar, a vivir ilusionados por un futuro mejor para todos. Tenemos que tener la paciencia necesaria para esperar el momento oportuno. No adelantemos acontecimientos ni precipitemos situaciones. Escuchemos esta historia

 

El viaje de la mariposa: Había una vez en un frondoso bosque, una pequeña oruga llamada Lila que se distinguía del resto. Mientras sus compañeras se conformaban con masticar hojas frescas, Lila pasaba horas contemplando el cielo, admirando a las aves y soñando con volar.

Su cuerpo verde y suave contrastaba con sus grandes ojos llenos de anhelo y su espíritu curioso.

Una mañana de primavera, con el sol acariciando suavemente el dosel del bosque, Lila decidió emprender un viaje para descubrir cómo podría surcar los cielos.

En su camino, Lila conoció a una variedad de criaturas, cada una maestra de su propio dominio. Primero, encontró a Bruno, el oso, de pelaje marrón y mirada afable, quien le enseñó cómo usar su fuerza para protegerse de los peligros del bosque. Bruno era un ser bondadoso, siempre dispuesto a ayudar a los más pequeños. Lila, aunque pequeña, aprendió la valentía y la firmeza, sintiendo cómo su corazón se fortalecía.

Después, se cruzó con Salto, el conejo, conocido por su velocidad y energía inagotable. Con sus patas traseras poderosas y sus ojos vivaces, Salto compartió con Lila el secreto de sus rápidas escapadas, y aunque Lila no podía correr, su agilidad mejoró considerablemente. Salto le enseñó a no subestimar la rapidez del pensamiento y la importancia de estar siempre alerta.

Más adelante, Lila se topó con Zorro, el más astuto de todos los animales del bosque. De pelaje rojo y ojos penetrantes, Zorro le enseñó a Lila cómo ser perspicaz y cautelosa, habilidades que le serían esenciales en su camino. Bajo la tutela de Zorro, Lila desarrolló una aguda percepción del entorno y aprendió a confiar en su intuición.

Aunque cada lección la hacía más fuerte, rápida y astuta, Lila todavía no podía volar. Su corazón se llenaba de desesperanza hasta que, un día, mientras descansaba en la rama de un anciano roble, se encontró con Alma, una mariposa de alas irisadas que danzaba en el viento. Alma, al ver la tristeza en los ojos de Lila, descendió y le contó su secreto.

- Yo también fui oruga, como tú, dijo Alma con voz suave. El vuelo no es sólo cuestión de aprender o imitar; es un acto de transformación personal y profunda.

Inspirada por las palabras de Alma, Lila se envolvió en sí misma, formando una crisálida, protegiéndose contra el mundo exterior mientras se gestaba su metamorfosis. El tiempo pasó, lento pero inexorable, y dentro de su capullo, Lila cambió.

Cuando finalmente emergió, no era la oruga que había sido, sino una mariposa espléndida, con alas que reflejaban el azul del cielo y el verde del bosque que tanto había explorado.

Al extenderlas por primera vez, Lila sintió el aire acariciar su ser, y con un aleteo tímido, se elevó hacia el cielo, realizando el sueño que había alimentado durante toda su vida. Así, Lila voló alto y lejos, explorando nuevos horizontes y llevando consigo las lecciones aprendidas en su viaje.

Cada batida de sus alas era un testimonio de su coraje, curiosidad y la transformación que la permitió alcanzar las estrellas.

Gracias Jesús porque nos ofreces la oportunidad de soñar alto y de desarrollar todas las capacidades y virtudes que tu nos ofreciste desde nuestra creación. Somos conscientes que la verdadera transformación viene del interior y requiere paciencia, valentía y la disposición a aprender de cada experiencia en el camino. Ayúdanos a tener la valentía necesaria para enfrentar todas las dificultades y problemáticas de la vida. Amén.

 

sábado, 14 de septiembre de 2024


 

¿QUÉ DIGO, SEÑOR?

¿Qué decir sobre Ti, si, Tú sabes que yo sé muy poco?

¿Qué decir de tu vida, si yo prefiero llevar la mía?

¿Qué decir de tus Palabras, si estoy sordo a ellas?

¿Qué decir de tus misterios, si no me los creo?

¿Qué decir de tu Evangelio, si no me molesto en abrirlo?

¿QUÉ DIGO, SEÑOR, SOBRE TI?

¿Qué decir de tu historia, cuando prefiero cualquier otra novela?

¿Qué decir de tu mensaje, cuando prefiero otras cuñas publicitarias?

¿Qué decir de tus caminos, cuando elijo senderos menos comprometidos?

¿Qué decir de tus enseñanzas, cuando soy tan poco aplicado contigo?

¿Qué decir de tus miradas, cuando miro hacia otro lado?

¿QUÉ DIGO, SEÑOR, SOBRE TI?

Ayúdame a no perderme en medio del mundo.

A ponerte en el centro de mí casa.

A dar razón de mí fe.

A buscarte, aunque algunos se empeñen en despistarme.

A rezarte, aunque me cueste centrarme en la oración.

A conocerte, aunque me resulte difícil reconocerte.

¿QUÉ DIGO, SEÑOR, SOBRE TI?

Ayúdame a gritar a los cuatro vientos: ¡TU ERES EL SEÑOR!

Y, entonces, significará una cosa: que te he encontrado, Señor.

Amén.


 

CURSILLO PARA NOVIOS

Los días: 14 – 15 y 16

               21-22 y 23 de Octubre

Horario: 21 horas

Lugar: Salón parroquial


 

INSCRIPCIONES CATEQUESIS CONFIRMACIÓN JÓVENES

Para los jóvenes y adolescentes que cursen 2º y 3º de la ESO.

Inscripciones en la Sacristía todas las tardes a partir de las 18 horas, 

hasta el 18 de octubre


 

INSCRIPCIONES A LA CATEQUESIS DE PRIMERA COMUNIÓN

Lunes 23 de septiembre de 17’30 a 19h.

Lugar: Locales parroquiales

Inscripciones para todos los niños que no pudieron inscribirse en la primera convocatoria.

 

ERMITA DE LAS ROTAS

HORARIO DE INVIERNO

A partir del 15 de Septiembre, el horario de misas en la Ermita de las Rotas será a las 18 horas, todos los domingos y festivos

 

 

 


 

15 de Septiembre

 FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES

A las 11 horas celebraremos Misa Solemne, cantada por los jóvenes frailes Siervos de María


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XXIV

En el evangelio de hoy, nuestra atención queda prendida de una confesión: la de que Jesús es el Mesías, el salvador. Pero un salvador, un mesías cargado de dolor y sufrimientos. Estamos ante una invitación al conocimiento de Cristo Redentor y al seguimiento del mismo, pero tomando cada uno su cruz, lo que escandaliza a Pedro. Y es que en el anuncio de la pasión Jesús ofrece las condiciones esenciales para seguirle.

Los discípulos no podían entender que ese fuera el final de un Mesías poderoso y lleno de misericordia en quien creían. De ahí que Pedro se pusiera a reprenderle y Jesús tuvo que reprimirle porque su actitud era satánica e infiel. “Quítate de mi vista, Satanás, ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!

La auténtica espiritualidad cristiana podríamos definirla por tres rasgos: conocer la realidad, cargar con la realidad y cambiar la realidad. Dios nos llama a comprometernos, desde nuestra fe, y con las obras a transformar este mundo. Porque la fe si no tiene obras, por si sola está muerta. Tanto la carta de Santiago como el relato del evangelio de hoy nos alertan contra la tentación de una espiritualidad intimista, una mera adhesión intelectual a los dogmas, o a una privatización de la fe. Y no, la fe es el encuentro personal con Jesús, vivido en comunidad, que nos lleva a vivir en relación filial con el Dios del Reino y con los hombres, nuestros hermanos.

Decía San Agustín: “el verdadero testigo de la fe en Cristo no se contenta con predicarla, sino que percibe las necesidades del prójimo y busca solucionarlas”.

«¿Quién decís que soy yo?». No sé exactamente cómo contestaremos a esta pregunta de Jesús los cristianos de hoy, pero:

- Jesús nos puede ayudar a conocernos mejor. Su evangelio hace pensar y nos obliga a plantearnos las preguntas más importantes y decisivas de la vida. Su manera de sentir y de vivir, su modo de reaccionar ante el sufrimiento, su confianza indestructible en un Dios amigo de la vida.

- Jesús nos puede enseñar sobre todo un estilo nuevo de vida. Quien se acerca a él se invitado a vivir de una manera diferente, arraigado en la verdad y con horizontes más digno y esperanzado.

- Jesús nos puede liberar de formas poco sanas de vivir la religión: fanatismos ciegos, desviaciones legalistas. Puede, sobre todo, introducir en nuestras vidas algo tan importante como la alegría de vivir, la mirada compasiva hacia las personas, la creatividad de quien vive amando.

- Jesús nos puede enseñar a vivir a Dios como una presencia cercana y amistosa, fuente inagotable de vida y ternura. Dejarnos conducir por él nos llevará a encontrarnos con un Dios diferente, más grande y humano que todas nuestras teorías.

- Eso sí. Para encontrarnos con Jesús hemos recuperar la libertad interior y estar dispuestos a «nacer de nuevo», dejando atrás la observancia rutinaria y aburrida de una religión convencional.

Las personas pueden vivir en la indiferencia, distraídas por la vida moderna, paralizadas por una religión vacía o seducidas por el bienestar material, pero sin camino, sin verdad y sin vida.

miércoles, 11 de septiembre de 2024


 2024 SEPTIEMBRE ADORACIÓN EUCARÍSTICA:

La paradoja de Abilene

 

Buenas tardes Jesús, nos acercamos a ti desde la convicción de que estás siempre con nosotros y que nos acompañas en nuestra vida. Tú nos ayudas a que la vida transcurra de una forma sencilla, honesta y coherente. Hoy te queremos pedir que nos ayudes a mostrarnos coherentes con nosotros mismos y con los demás. Que no digamos a todo si o no, sino que mostremos un espíritu crítico y libre tal como tú nos lo enseñaste. A veces para sentirnos parte del grupo o de la comunidad donde estamos aceptamos cualquier propuesta para no desagradar o para no desentonar. Ayúdanos a ser cada día más auténticos y así seremos más felices. Escuchemos esta historia:

La paradoja de Abilene: por qué hacemos cosas qué no queremos

Durante una calurosa mañana de verano, en Coleman (Texas), una familia compuesta por un matrimonio y los suegros, están jugando al dominó tranquilamente junto al porche. Beben limonada y no hacen más que dejar pasar el tiempo de forma perezosa.

Su casa se encuentra a unos 53 kilómetros de Abilene. Entonces, al suegro se le ocurre algo:

- Podríamos hacer algo más interesante. Por ejemplo, ir hasta Abilene y comer en la cafetería del pueblo… Todos le miran un tanto sorprendidos.

El yerno, aunque piensa que es una locura, cree que debe quedar bien con su suegro: Claro, sí, ¿por qué no?

Entonces su mujer, por no llevar la contraria, añade: Buena idea, cariño…

Y por supuesto, la madre, al ver que todos quieren ir, decide no ser la nota discordante para no romper la armonía del grupo: ¡Iremos!

Así que toda la familia se sube al coche, que no tiene aire acondicionado, y conduce hasta Abilene a pesar del agobiante calor.

Recorren largos y polvorientos caminos y llegan acalorados al pueblo. Comen un menú mediocre en la cafetería y regresan a Coleman por los mismos largos y polvorientos caminos.

Al llegar, todos se retiraron extenuados y acalorados, sin decir nada, pensando en por qué habían hecho ese ridículo viaje que no querían hacer.

Está claro que, según este relato de la historia escuchada, ninguno quería hacer ese viaje, y sin embargo, todo se precipitó por dos causas: La falta de comunicación y esa idea intrínseca que todos parecemos llevar dentro de no querer defraudar al resto en un grupo.

¿Por qué nos dejamos llevar? Cuando formamos parte de un grupo, todos queremos agradar a los demás y evitar enfrentamientos. No queremos salir del grupo y evitamos a toda costa llevar la contraria al resto. Por eso a menudo hacemos cosas con las que no estamos de acuerdo. A veces por no llevar la contraria y otras por el “qué dirán si me manifiesto en contra”. Unos por otros, al final, todos terminan arrastrándose y haciendo algo que ninguno quería hacer. Parece estúpido, pero sucede más veces de las que imaginamos.

Jesús sacramentado en esta tarde queremos pedirte que nos ayudes a mantener la mente lucida y clara, a que el ansia de agradar al resto no haga que mintamos: porque es así, a veces mentimos con la única intención de intentar agradar al resto. De hecho, el suegro, que sugiere la idea del viaje, después confiesa que no le apetecía salir de allí, pero que solo intentaba agradar a los demás. El yerno también dijo que no quería ir, pero que mintió por no defraudar a su suegro y las mujeres más de lo mismo, que decidieron hacer como que les parecía una gran idea por intentar agradar al resto del grupo. Al final todos mintieron y tuvieron que soportar una mala experiencia por culpa de su falta de personalidad a la hora de decir la verdad y expresar de forma sincera sus opiniones.

Señor ayúdanos a ser tolerantes, a buscar soluciones y a aceptar la crítica de alguno de los compañeros. La postura crítica se necesita aunque sea dura y cree enfrentamientos o deteriore un tanto la relación. Un grupo debe aprender a ser tolerante, a buscar soluciones y a aceptar la crítica de alguno de sus miembros. Debe ser capaz de escuchar y valorar la crítica y hacer todo lo posible porque esta crítica no repercuta en la relación entre todos sus miembros. Es decir, debe ser asertivo, y no complaciente y acomodado.

Nunca desistas de nosotros Jesús y camina junto a nosotros, como individuos y como comunidad. Amén

sábado, 7 de septiembre de 2024


 Inscripciones a la catequesis de 1ª comunión para todos los niños que no pudieron matricularse en la primera convocatoria,

Horario: de 17'30 a 19 horas
Lugar: Locales parroquiales


 


 


 

Y nosotros, que somos los tuyos, deberíamos actuar como Tú, para que todos se sintieran mejor a nuestro lado, generando encuentros e igualdad alrededor.

Tú sanabas a la gente, levantabas a los caídos, y utilizabas todas tus capacidades de amar.

Nosotros también podemos crear mejor vida alrededor y llenar nuestros ambientes de calidad y cercanía.

Ábrenos los oídos, que a veces somos los sordos del evangelio, que no te oímos bien y por eso no contamos, el bien que vas haciendo en cada uno de nosotros, cuando te dejamos espacio en nuestra vida.

Otras veces estamos ciegos para ver los regalos cotidianos, y las personas que pones a nuestro lado cada día.

Por eso no las disfrutamos suficiente, ni las cuidamos y vamos por la vida sin contemplar su belleza.

Cámbianos el corazón, Jesús, para que actuemos como Tú, para que sepamos oír, para que sepamos mirar para que no calle nuestra boca la alegría que proporciona tu compañía y lo que facilita la vida tu Amistad.

Que contigo descarguemos las desesperanzas, ilusionemos desencantos, compartamos bienestar, sanemos y fortalezcamos a los caídos y sepamos ser amigos de verdad, como Tú, que acompañan la vida y la hacen más fácil.

Amén

 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XXIII

La liturgia de este día nos invita a abrir los oídos para escuchar y acoger la Palabra; pero también a pronunciar con los labios y con acciones la riqueza de nuestra fe. Este doble e inseparable movimiento, de acogida interior y de anuncio a los demás, configura nuestra vida como discípulos. ¡La Buena Noticia, recibida y contagiada a otros, sigue teniendo fuerza y fuego!

A nuestro alrededor se multiplican las malas noticias. No es nada nuevo, pero nos vamos acostumbrando a ello, y se debilita la esperanza, la confianza en la humanidad y la certeza de que Dios lo ha creado todo, y a todos, por amor. Se resquebraja la comunicación en todos los ambientes, y crecen las sospechas, el individualismo y las relaciones desde detrás de la pantalla. Por eso, necesitamos en este domingo escuchar a Jesús pronunciar la palabra que nos sana: “Ábrete” y permitir que sea Él quien toque nuestros oídos, sane nuestra lengua, y nos permita sentirnos personas y creyentes en comunicación y diálogo con este mundo.

La soledad se ha convertido en una de las plagas más graves de nuestra sociedad. Los hombres construyen puentes y autopistas para comunicarse con más rapidez. Lanzan satélites para transmitir toda clase de ondas entre los continentes. Se desarrolla la telefonía móvil y la comunicación por Internet. Pero muchas personas están cada vez más solas.

El contacto humano se ha enfriado en muchos ámbitos de nuestra sociedad. La gente no se siente apenas responsable de los demás. Cada uno vive encerrado en su mundo. Hay quienes han perdido la capacidad de llegar a un encuentro cálido, cordial, sincero. No son ya capaces de acoger y amar sinceramente a nadie, y no se sienten comprendidos ni amados por nadie. Se relacionan cada día con mucha gente, pero en realidad no se encuentran con nadie.

Ese sordomudo tiene suerte, y no por la curación, sino porque está rodeado de amigos que se preocupan por él: y le llevan a Jesús. Y le rogaron que pusiera su mano sobre él. Pero Jesús hace mucho más: se lo lleva aparte, lejos de la multitud: No importa si es santo o pecador. Lo toca y coloca sus dedos sobre los oídos del sordo, como una caricia. Es la ternura de los gestos.

Jesús obra la curación de los sentidos, y para ello se sirve de todos ellos; manos, ojos, oídos, boca, para devolvernos a la esencia de la vida, pues necesitamos los sentidos para percibir el mundo.

Mirando al cielo, dejó escapar un suspiro y dijo: ¡Effetà! En arameo, su dialecto, su lengua materna. Ábrete, como abrimos las ventanas al sol, una puerta a un invitado, los brazos al amor. Una vida curada es la que se abre al mundo: e inmediatamente se abrieron sus oídos, se soltó el nudo de su lengua y habló correctamente. En realidad, no se trata del órgano físico del oído, en realidad está escrito que «los oídos» se abrieron. Se abrió el entendimiento. Si no sabes escuchar, pierdes el habla. Y sólo puede hablar quién sabe escuchar. Ojalá tengamos un corazón que escuche. Entonces surgirán pensamientos y palabras que nos sacarán del aislamiento. Si abres tu puerta, llega la vida.

 

miércoles, 4 de septiembre de 2024


 

2024 septiembre Adoración eucarística

EL REY Y EL BIEN

 

En esta tarde Señor Jesús sacramentado, presente en el altar, queremos meditar la providencia divina y como estamos rodeados de un amor inmenso: el Amor del Padre y tú como nuestro hermano mayor que nos enseñas el camino de la cercanía con Dios y contigo. Siempre añoramos esa presencia misericordiosa que nos acaricia y nos acompaña con delicadeza por el camino de la vida. Tantas veces nos dijiste que el Padre es el que maneja los hilos de la historia colectiva y personal, aunque aparentemente parece que vencen las fuerzas del mal y de la desorientación.

Enséñanos siempre a saber valorar lo que tenemos y lo que hacemos, como dones tuyos y que tenemos que cuidar y desarrollar al máximo. Pero sobre todo enséñanos a tener una mirada positiva y enriquecedora sobre los acontecimientos que jalonan nuestras vidas

EL REY Y EL BIEN: Érase una vez un rey que, oyendo de la existencia de un sabio, lo mandó traer para que fuera su consejero. Comenzó el rey a llevarlo siempre a su lado para consultarle sobre cada acontecimiento de importancia en el reino. El consejo principal del sabio era siempre: "Todo lo que pasa es siempre para bien". No pasó mucho tiempo antes que el rey se cansara de oír la misma cosa una y otra vez.

El rey amaba cazar. Un día mientras cazaba, el rey se dio un tiro en un pie. Presa de su dolor, se volvió hacia su consejero - siempre a su lado - para pedirle su opinión. Y el consejero respondió como siempre "Todo lo que pasa es siempre para bien".

Se sumó su coraje a su dolor, y el rey ordenó la prisión para el consejero.

Esa noche, el rey bajó a la prisión para ver al consejero, y le preguntó que sentía acerca de estar en la cárcel.

- El consejero respondió como siempre: "Todo lo que pasa es siempre para bien". Esto sólo enfureció más al rey y dejó al sabio en la prisión.

Un mes más tarde, salió el rey otra vez a cazar. Pero se fue demasiado adelante de sus acompañantes y fue capturado por una tribu hostil. Los nativos lo llevaron a su pueblo para ser sacrificado para los dioses. Por sus tradiciones, solamente ofrendas perfectas son aceptables a los dioses y el rey parecía un espécimen excepcional. Pero al siguiente día, cuando llegaron los nativos para llevarlo al sacrificio, al inspeccionarlo descubrieron la cicatriz en su pie y tuvieron que rechazarlo para el sacrificio. Lo soltaron y se fue como una flecha para su reino, dándose cuenta de lo que le decía su consejero: "Todo es siempre para bien."

El rey llegó a liberar al consejero quien, al escuchar sus aventuras, le señaló que bien que lo había encarcelado porque ya que siempre estaba a su lado y no tenía imperfecciones, lo hubieran sacrificado a él en vez del rey.

Señor Jesús nos damos cuenta de que no existen coincidencias, accidentes o suerte (buena o mala). Todo lo que pasa tiene un propósito y siempre sucede para el bien de todos los involucrados. Como dice un refrán popular: "Lo que no me mata, me hace más fuerte". Cuantas veces hemos oído de nuestros mayores: "No hay mal que por bien no venga". Ojalá pudiéramos tener paciencia para descubrir el sentido final de los acontecimientos y de las cosas, o al menos no juzgarlos antes de tiempo. Sabemos que al final de los tiempos tu nos descubrirás el sentido de todas las cosas, nuestra historia personal y colectiva.

Ayúdanos a saber enfocar bien la vida. La cuestión es de enfoque: o nos enfocamos en lo "malo" que nos pasa, o nos abrimos a lo "bueno" que puede traer consigo.

Tú nos dijiste que las cosas no suceden por casualidad. Que todo está en armonía con el creador. Hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados. Las cosas malas les suceden a las gentes buenas, pero Dios usa esas cosas malas para un bien último y duradero, aunque muchas veces nos cueste verlo. Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Amén.