miércoles, 25 de septiembre de 2024


 2024 septiembre. MEDITACIÓN EUCARISTICA:

 

A través de la lluvia

 

Jesús de nuevo aquí contigo, contigo para sentirnos vivos y sabedores que tu nos amas y nunca nos abandonas. Nuestras vidas están completamente en tus manos y de ellas queremos aprender a vivir, vivir con intensidad y con emoción dándole sentido en todas las circunstancias, positivas o negativas, a lo que nos van sucediendo a lo largo la existencia. Cada día mas convencidos que la vida nos enseña y que tú eres el maestro. Escuchemos esta bonita historia

A través de la lluvia: Había pasado todo el día con su mamá, en un gran almacén. Esa bella pelirroja, con cara pecosa, clara imagen de la inocencia, no debe de haber tenido más de 6 años.

Todos nos quedamos frente a la puerta, resguardados de la lluvia. Esperábamos, algunos con paciencia y otros irritados, porque la naturaleza les estaba estropeando su prisa rutinaria.

Siempre me ha gustado mucho la lluvia. Me pierdo ante la vista de los cielos, lavando la suciedad y el polvo de este mundo. Al mismo tiempo, los recuerdos de mi infancia corriendo bajo la lluvia son bienvenidos, como una forma de aliviar todas mis preocupaciones.

La voz de esta chiquita era muy dulce, y rompió mi trance hipnótico con esta inocente frase:

- Mamá, corramos a través de la lluvia. ¿Qué? - dijo su mamá.

- Sí, mamá... corramos a través de la lluvia.

- No, mi amor... esperemos a que baje la lluvia - contestó la mamá pacientemente. La niña esperó otro minuto, y repitió:

- Mamá, corramos a través de la lluvia. Y la mamá le dijo:

- Pero si lo hacemos, nos empaparemos...

No, mamá, no nos mojaremos. Eso no fue lo que le dijiste esta mañana a papá... Tal fue la respuesta de la niña, mientras tiraba del brazo de su madre.

- ¿Esta mañana?, ¿cuándo dije que podemos correr a través de la lluvia y no mojarnos?

- ¿Ya no lo recuerdas? Cuando hablabas con papá acerca de su cáncer, le dijiste que, si Dios nos hace pasar a través de esto, puede hacernos pasar a través de cualquier cosa.

Todos nos quedamos en absoluto silencio. Juro que no se escuchaba nada más que la lluvia. Todos estábamos parados, silenciosamente. Nadie entró ni salió del almacén en los siguientes minutos. La mamá se detuvo a pensar por un momento qué debería responder.

Este era un momento crucial en la vida de esta joven criatura, un momento en el que la inocencia y la confianza podían ser motivadas, de manera que algún día florecieran en una inquebrantable fe.

- Amor, tienes toda la razón. Corramos a través de la lluvia. Y si Dios permite que nos empapemos, puede ser que Él sepa que necesitamos una lavadita. Y salieron corriendo...

Todos nos quedamos viéndolas, riéndonos mientras corrían por el estacionamiento, pisando todos los charcos. Por supuesto que se empaparon, pero no fueron las únicas... Las siguieron unos cuantos, que reían como niños, mientras corrían hacia sus coches. Sí, es cierto, yo también corrí. Y sí, también me empapé... seguro que Dios pensó que necesitaba una lavadita.

 

Señor Jesús delante de ti queremos pedirte que de vez en cuando nos des una lavadita, seguro que la necesitamos y estamos convencidos que es lo mejor para nosotros.

Las circunstancias o las personas pueden quitarnos nuestras posesiones materiales; pueden llevarse nuestro dinero y pueden llevarse nuestra salud. Pero nada ni nadie puede quitarnos nuestras más valiosas posesiones: los recuerdos. Así que no olvidemos de tomarnos nuestro tiempo para tener la oportunidad de llenarnos de recuerdos cada día. Cada recuerdo es un ladrillo que construye nuestra vida.

Ojalá que, de vez en cuando, nos tomemos un tiempo para correr a través de la lluvia: ¡Tomemos nuestro tiempo para vivir! Con tu ayuda Señor Jesús, amigo de los hombres, seguro que lo conseguiremos y nos sentiremos cada vez más felices. Ayúdanos a contagiar esta felicidad de vivir a todos los que nos rodean y a nuestro mundo en general. Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario