miércoles, 30 de abril de 2025


 

2025 MEDITACIÓN EUCARÍSTICA

El águila y la mujer

Señor Jesús de nuevo nos presentamos delante de ti en este tiempo de Pascua para acompañarte, pero sobre todo para que nos des ánimo y coraje para afrontar todas las dificultades de la vida. Que seamos capaces de vivir una vida nueva, resucitada. Que aprendamos de todos los tropiezos y caídas al levantarnos y a seguir creciendo. Escuchemos esta historia

El águila y la mujer embarazada: Un águila aconsejó a una mujer sobre la mejor forma de criar a los hijos.

- ¿Estás bien, madre humana? preguntó el águila.

- La mujer, sorprendida, la miró fijamente: Tengo miedo, mi bebé está por nacer y tengo tantas dudas. Quiero darle lo mejor, quiero que su vida sea fácil y bonita, pero ¿Cómo sabré si lo estoy criando bien?

El águila observó a la mujer y se posó cerca de ella: Criar a un hijo no es fácil. No es cuestión de que todo sea cómodo. De hecho, es todo lo contrario. Cuando mis aguiluchos nacen, el nido está lleno de plumas y hierbas suaves, tienen un lugar donde pueden descansar, donde se sienten seguros. Pero cuando llega el momento en que deben aprender a valerse por sí mismos, saco todo eso. Solo dejo las espinas.

- La mujer frunció el ceño, confundida: ¿Espinas? ¿Por qué hacerlo tan difícil?

- El águila la miró con seriedad: Porque las espinas incomodan. Y esa incomodidad es necesaria. Ellos no se quedan allí esperando que todo les sea servido. Las espinas los obligan a buscar un mejor lugar, a crecer. La comodidad no les enseña nada.

- La mujer pensó en las palabras del águila, pero aún tenía dudas: ¿Y qué haces cuando caen?, preguntó, intrigada.

- El águila respondió: Los lanzo al aire. Al principio, caen porque el viento les gana, pero yo los rescato. Los levanto con mis garras y los lanzo de nuevo. Una y otra vez, hasta que aprenden a volar por sí mismos. ¿Sabes qué hago después? Los dejo ir. Ya no los ayudo más.

- La mujer la miró, con los ojos abiertos, sin entender por completo.

- No solapo la dependencia, continuó el águila. Mis hijos deben aprender a volar, deben aprender a ser fuertes por sí mismos. La vida no se trata de mantenerlos en un nido suave y seguro todo el tiempo. Si los cuido demasiado, si los mantengo en mi nido por siempre, no les estaré enseñando nada. Ellos deben encontrar su camino, y sé que lo harán.

- La mujer, mirando al águila, respiró profundo: Entonces, ¿debo dejar que mi hijo sufra un poco?

- El águila asintió: No es sufrir. Es aprender. Y aunque te duela, madre humana, lo mejor que puedes hacer es enseñarle a ser fuerte. No lo retengas, no lo apapaches todo el tiempo. Hazlo volar.

- La mujer asintió, acarició su vientre, miró al águila por un largo momento y luego, con una sonrisa, se despidió del ave: Gracias, madre águila, tus consejos son muy valiosos.

La mujer siguió su camino, dispuesta a ser la madre que su hijo necesitaba: firme, valiente, una madre que le enseñe a volar.

Si queremos que nuestros seres queridos vuelen alto, no hagamos todo por ellos. No los mantengamos en un nido de comodidad. Las águilas empujan a sus crías fuera del nido, las dejan enfrentarse a las espinas, porque saben que solo así aprenderán a volar.

Señor Jesús ayúdanos a no tener miedo de verlos caer. Porque como el águila, estaremos ahí para levantarlos, pero no los mantengamos bajo nuestras alas por siempre. Dejémoslos enfrentar el viento. Dejémoslos aprender a ser fuertes.

Jesús tú que nos amaste hasta el final y nos concediste una nueva vida plena, nueva, brillante enséñanos a descubrir que el amor verdadero no es protegerlos de todo, sino enseñarles a volar, aunque eso signifique dejar que caigan. Dejémoslos encontrar su camino, incluso si tropiezan en el proceso.

Que tu ayuda nunca nos falte y que tu mano poderosa siempre esté en nuestros corazones y en los corazones de todos aquellos a quienes amamos. Amén

martes, 29 de abril de 2025

LA VIRGEN DE LA ESPERANZA, viene a tu encuentro para llevar un mensaje de paz y esperanza.

Este sábado día 3 de mayo a las 12 horas, en el Hospital de la Pedrera.

Estáis todos invitados.

 

domingo, 27 de abril de 2025








 

Este fin de semana, ayer sábado 26 y este domingo 28 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, a las 12 h. hemos celebrado en nuestra parroquia, los primeros grupos de las primeras comuniones.

Han sido 25 los niños y niñas que han recibido por primera vez a Jesús en la eucaristía.

Enhorabuena a todos los niños, niñas, padres y familias.

Qué el Señor les bendiga, y la Virgen Santísima les acompañe en la vida

sábado, 26 de abril de 2025


 



 

Miércoles  7 de mayo a las 20 horas

Misa Funeral por el Papa Francisco


 

Martes 6 de Mayo

FESTIVIDAD DE S. PEREGRIN LAZIOSI

Imposición de los oleos de S. Peregrin en la misa de las 20 h.


 

PRIMERAS COMUNIONES

El próximo fin de semana, los días 3 y 4 de mayo a las 12 horas.

Pidamos al Señor por todos los niños que van a recibir por primera vez el sacramento de la comunión


 


 

Lunes 28 de Abril

FESTIVIDAD DE S. VICENTE FERRER

HORARIO MISAS: 8 y 20 horas

La misa de las 8 horas se celebrará en el altar de S. Vicente Ferrer


 

ACCIÓN DE GRACIAS

Acércate a Jesús para tener vida.

Por muy cerradas que estén tus puertas, Él quiere y puede entrar en tu vida, se pone en medio, es Fuente de Vida.

Te regala la PAZ.

Jesús viene siempre a tu encuentro.

Mi corazón te espera. Ven, Señor Jesús. Dame la paz.

Mira las manos y el costado de Jesús.

Son las señales del amor y de la victoria.

Con ellas podrás caminar del miedo al anuncio misionero, del individualismo a la universalidad, de la incertidumbre a la esperanza.

Muéstrame, una y otra vez, tu amor.

Sin ti me encuentro desamparado/a.

Quita de mi corazón todos los miedos.

Reavívame la esperanza.

Alégrate al ver al Señor.

No le pierdas el rastro a la alegría que Él te regala.

Sopla sobre mí y envíame tu Espíritu.

Dame la paz para que pueda ser testigo de tu amor.

Vive tu fe en comunidad.

La comunidad no es un lujo, sino una necesidad.

Dile a Jesús lo que el Espíritu pone en tu corazón.

El no mira tus pecados, sino tu fe.

¡Dichoso tú si crees en Jesús!

Señor mío y Dios mío.

Gracias por tu amor gratuito y total.

Dame fuerza para ponerme en medio, como Tú, y seguir amando y sirviendo, como Tú.

Amén


 

2025 CICLO C

TIEMPO DE PASCUA II

 

Ocho días después Jesús vino de nuevo, para poner su paz en los temores de Tomás, para poner sus caricias en sus dudas. Ningún texto evangélico dice que la fe ha de ser de granito, toda de una pieza, pero a veces la fe se entrelaza con la duda y la búsqueda de respuestas.

Tomás es el único que tiene necesidad de poner sus dedos en las llagas de Jesús, necesita saber que el resucitado es el mismo crucificado. No tiene miedo de decir necesito ver y necesito tocar. Jesús no duda en enseñarles las marcas de su crucifixión. Jesús sigue allí. Los encuentra encerrados en esa habitación, pero no les pide que sean perfectos, sino que sean reales.

Y les concede la paz como una caricia sobre la culpa, el rechazo, sobre sueños rotos, sobre la tristeza que atormenta los días.

Paz: es una palabra viva pero que hoy en día muere en hipocresía, en casas destruidas, en hospitales bombardeados, en filas interminables por agua sucia y pan. Tantas veces preferimos la victoria sobre el enemigo, que la paz con él. El diálogo es agotador, el papa Francisco lo repitió hasta el final: Preferimos la fuerza inmediata, a la paciencia de la justicia y el perdón. La paz de Jesús va más allá, es bajar las manos, baja la espada. La paz comienza dentro, en palabras conciliadoras, para desarmar la tierra.

Jesús se ofrece a sus manos: pon, mira; no esconde las heridas, casi las exhibe. La resurrección no canceló los agujeros de las manos, porque siguen siendo la prueba más alta de su amor, su gloria, y por lo tanto permanecerán abiertas por la eternidad.

Poner las manos en Jesús, en sus heridas y seguro que nos guían, directamente, hacia el corazón de Dios. El corazón traspasado, lleno de amor y misericordia. Por eso hoy es el domingo de la misericordia, donde el Espíritu del amor de Jesús es derramados sobre toda la humanidad. La misericordia es el amor concreto de Dios, el amor entregado y el amor derramado.

Finalmente, Tomas exclama el credo sencillo, primordial y de confianza: Señor mío y Dios mío. Es la confesión del Señorío de Jesús y de su divinidad. Es propio de un corazón que arde junto al Señor misericordioso.

Pero lo mío no es de posesión sino de pertenencia: mi amado es para mí y yo soy para él. Eres parte de mí, y yo soy parte de ti. Tenemos que aprender a soñar, quizá no se realice nunca, pero hagámoslo, deseémoslo. Abrirnos a horizontes nuevos, a cosas grandes decía el papa Francisco porque esta actitud nos hace respirar y ensancha el corazón.

miércoles, 23 de abril de 2025


 

2025 ADORACIÓN EUCARISTICA:

El cachorro de león

Señor Jesús en esta tarde de la octava de Pascua nos presentamos ante ti con el corazón lleno de gozo y de alegría por tu resurrección y por la vida conseguida gracias a tu pasión, sufrimiento y tu muerte. La vida Resucitada es un regalo tuyo para toda la humanidad y así lo queremos vivir y sentir.

También queremos poner en esta reflexión ante nuestros ojos la vida del papa Francisco, él que acaba de regresar a la casa del Padre, volvió a su casa y acompañado de nuestro cariño, recuerdo sentido y nuestra oración más sincera.

Ahora volviendo los ojos a ti Jesús sacramentado, queremos que nos ayudes a encontrar nuestro sitio según nuestras capacidades y dones recibidos. Tantas veces no coinciden con lo que el mundo nos hace creer. Escuchemos esta bonita historia

El cachorro de León: Un cachorro de león se separó de su manada y se perdió en la selva. Caminó por horas hasta que se desmayó del cansancio. Cuando despertó, estaba rodeado de ovejas. Lo miraban con curiosidad. Pero por alguna razón no lo rechazaron. Una de ellas se acercó y lo amamantó. Y así los demás lo aceptaron como uno más del rebaño.

Con el tiempo, empezó a imitarlas. Balar como ellas. Correr como ellas. Asustarse de lo mismo. Y los años pasaron. El cachorro se volvió un león grande. Fuerte. Imponente. Con garras. Con melena. Con mirada salvaje. Pero no lo sabía. Él seguía pastando. Seguía huyendo. Seguía balando. Él realmente creía que era una oveja. Un día, mientras pastaban, algo los hizo correr. Era un león. Grande. Viejo. Majestuoso. El rebaño huyó despavorido. Y él también. Corrió. Corrió como siempre lo había hecho. Temblando. Asustado. Convencido de que estaba en peligro.

El león viejo lo vio correr. Se quedó quieto, desconcertado.

-¿Por qué huye...? pensó. ¿Y por qué lo hace con las ovejas? Sin entenderlo, comenzó a seguirlo.

El león joven corría con desesperación. Mientras el viejo lo hacía sin apurarse. Hasta que el más joven se topó con un río. El agua le bloqueaba el paso. No había por dónde seguir. Jadeaba. Las patas le temblaban. Y entonces, el león viejo se le acercó. Despacio. Sin apartarle la mirada.

- ¿Qué te pasa? le dijo, sin levantar la voz. ¿Por qué corres? ¿Y qué hacías con esas ovejas? El león más joven apenas podía hablar. Temblaba. Respiraba agitado. Con los ojos llenos de miedo.

- Por favor… no me hagas daño, dijo. Yo… yo solo soy una oveja.

El león viejo lo miró con sorpresa.

- ¿Una oveja? ¿Tú? ¿Estás loco?

Se acercó un paso más. Le apuntó con la cabeza hacia el río: Mira.

El león joven dudó. Pero obedeció. Y ahí estaba. El reflejo. Por primera vez se estaba viendo. Y No era una oveja. Era un león. Firme. Imponente. Con garras, melena y fuego en los ojos. Por primera vez entendió que…No era débil. No era manso. No era uno más del rebaño. Era un rey. Y siempre lo había sido. Entonces levantó la cabeza, y cómo por instinto abrió la boca enormemente. Y emitió un gran rugido. Un rugido tan profundo que hizo temblar la tierra. Que sacudió el aire. Que hizo volar a las aves y estremecer a las montañas.

Y desde ese día… Nunca volvió a comportarse como una oveja. Porque por fin se reconoció como el imponente león que era.

Así es Jesús tantas veces nos pasamos la vida haciendo lo que podemos. Trabajamos, pagamos cuentas, cuidamos a otros, aguantamos tantas cosas. Tenemos sueños, pero se nos van quedando atrás. Porque no hubo tiempo. Porque nadie nos enseñó a creer en nosotros mismos. Porque una vez lo intentamos y no salió bien. Y nos acostumbramos. A lo que toca, a lo que hay. A hacernos a un lado. Ni lo intentamos. Nos hicimos pequeños. Callados. Invisibles. No porque seamos menos, sino porque no lo creímos. Pero basta. No somos ninguna oveja. Somos un león. Un león que debe despertar. Un león que debe mirarse al espejo. Un león que debe rugir. Que debe darse cuenta de todo lo que vale. De todo lo que hemos hecho. De lo que hemos logrado. Y de todo lo que todavía se puede lograr. Porque siempre lo fuimos y lo olvidamos. Y ya es hora de que lo recordemos. Es Pascua, hora de resucitar. Amén

lunes, 21 de abril de 2025

A las 7’35 de esta mañana, el Santo Padre ha partido a la morada eterna.

Pidamos a Dios Padre el descanso eterno del Sumo Pontífice el Papa Francisco.

Que su alma, por la misericordia de Dios, goza en la presencia del Señor junto a María Reina del Cielo y todos los Santos de Dios.

Descanse en Paz

 

 

El próximo fin de semana, los días 26 y 27 de Abril a las 12 horas comienzan en nuestra Parroquia las primeras comuniones.

Pidamos al Señor por todos los niños que van a recibir por primera vez el sacramento de la comunión 

 

domingo, 20 de abril de 2025


 

ACCIÓN DE GRACIAS

Este tiempo es tiempo del Resucitado

Este tiempo, que es tiempo de encuentros y de abrazos, se llama Pascua y es tiempo de paso porque Tú caminas por los caminos de la tierra, a nuestro encuentro para pacificarnos y dar sentido a nuestros pasos.

Este tiempo, siendo de paso, es tiempo definitivo para encontrarnos y abrazarnos, para que nos arda el corazón y los ojos dejen de estar cegados, para gozar tu presencia y hacernos presencia tuya y buena noticia para los hermanos, vayamos por caminos o estemos perdidos, hayamos nacido en el norte o caminemos por el sur.

Este tiempo, siendo definitivo, es tiempo abierto para probarlo todo y quedarnos con lo mejor, que para eso hemos nacido y Tú nos has creado.

Porque sólo el amor y la fraternidad permanecen, abren los corazones y dejan al Espíritu libre.

Este tiempo, Señor, es tu tiempo y es mi tiempo, es nuestro tiempo libre de las trabas que nos hemos creado.

¡Este tiempo es tiempo resucitado!

Amén


 

2025 CICLO C

DOMINGO DE PASCUA, RESURRECCIÓN

 

Queridos hermanos Jesús ha resucitado, Dios lo levantó de la muerte, es la realidad que envuelven este luminoso día de Pascua de Resurrección.

El evangelio tiene como protagonistas a María Magdalena, Simón Pedro y el discípulo amado. Ni siquiera hay un ángel. El relato del evangelio de Juan se centra en las reacciones de estos personajes, muy distintas.

María reacciona de forma precipitada: le basta ver la losa quitada del sepulcro para concluir que alguien se ha llevado el cadáver; la resurrección ni siquiera se le pasa por la cabeza.

Simón Pedro actúa como un inspector de policía diligente: corre al sepulcro y no se limita, como María, a ver la losa corrida; entra, advierte que las vendas están en el suelo y que el sudario, en cambio, está enrollado en sitio aparte. Algo muy extraño. Pero no saca ninguna conclusión.

El discípulo amado también corre, más incluso que Simón Pedro, pero luego lo espera pacientemente. Y ve lo mismo que Pedro, pero concluye que Jesús ha resucitado.

El evangelio de san Juan ofrece hoy un mensaje espléndido: ante la resurrección de Jesús podemos pensar que es un fraude (María), no saber qué pensar (Pedro) o dar el salto misterioso de la fe (discípulo amado). Es el amor quien reconoce la resurrección de Jesús, el amado vive eternamente.

Seguir a Jesús Crucificado hasta compartir con él la resurrección es, en definitiva, aprender a dar la vida, el tiempo, nuestras fuerzas y, tal vez, nuestra salud por amor. No nos faltarán heridas, cansancio y fatigas. Pero un día, Dios enjugará las lágrimas de nuestros ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque todo este mundo viejo habrá pasado.

No olvidemos en el corazón de nuestra fe hay un Crucificado al que Dios le ha dado la razón. En el centro mismo de la Iglesia hay una víctima a la que Dios ha hecho justicia. Una vida crucificada, pero vivida con el espíritu de Jesús, no terminará en fracaso, sino en resurrección.

Todos estaríamos encantados de que se nos comunicara esa Vida, la misma Vida de Dios. El problema consiste en que no puede haber Vida, si antes no hay muerte. Es esa exigencia de muerte la que no estamos dispuestos a aceptar. Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto. Esa exigencia de ir más allá de la vida biológica, es lo que rezuma del mensaje de esta fiesta de Pascua.

Celebrar la Pascua es descubrir la Vida en nosotros y estar dispuestos a dar más valor a la Vida que se manifestó en Jesús que a la vida biológica tan apreciada.

Feliz pascua de resurrección para todos, feliz pascua florida llena de luz y color, aromas y perfumes que saben a fraternidad.

sábado, 19 de abril de 2025

2025 CICLO C

VIGILIA PASCUAL

 

La Vigilia Pascual es la liturgia más importante de todo el año. Las lecturas del AT nos deben introducir en la trayectoria de nuestra espiritualidad. La experiencia del pueblo judío no sirve para dar continuidad al Dios creador y libertador.

En esta vigilia celebramos la VIDA, es la experiencia pascual donde prevalecen los símbolos del fuego y del agua. Son elementos imprescindibles para la vida biológica.

Nuestra tarea consiste en descubrir esa posibilidad de vivir conscientemente esa Vida, dada, regalada por Jesús. Estamos participando de esa Vida y esa luz en la humanidad de Jesús. El desplegó durante su vida terrena, la misma Vida de Dios y nos abrió el camino de la plenitud. En todos y cada uno de nosotros está ya esa Vida.

Lo que celebramos esta noche es que Jesús, como hombre, alcanzó la plenitud de Vida. Posee la Vida definitiva que es la Vida de Dios. El evangelio, como conclusión de toda una historia de salvación que hemos recordado, lectura tras lectura, nos lanza en el mensaje del ángel una simple frase que nos hace sentir la plena alegría de lo que hoy vivimos: Jesús, el que ha muerto, ya no está aquí. ¡Ha resucitado! En esta noche santa, dejemos que la frase del ángel resuene en nosotros.

Ha resucitado es una llamada a no quedarnos parados ante la muerte, es una invitación a que podemos descubrir a ese Jesús que vive y nos anima a mantenernos firmes; a darnos cuenta de que nuestro esfuerzo llegará a dar fruto, y eso lo notamos cuando vemos a gente que todavía es capaz de hacer cosas por los demás, gente que es desprendida, que ayuda sin pedir nada a cambio, que da sin esperar recibir, gente que valora a las personas por encima de las cosas, que les importa más dar que tener.

En esta noche santa renovaremos con gozo nuestro bautismo, que fue el momento inicial de nuestro ser cristiano, el momento en el que entramos a formar parte de la Iglesia de Jesús.

Esta noche, también es el momento de mirarnos a nosotros mismos y ser capaces de ver por el suelo nuestras vendas y nuestros sudarios; restos que indican lo que aún nos tenía atados a la muerte: nuestros viejos hábitos, nuestras malas actitudes, nuestros tremendos egoísmos e incredulidades… y salir fuera de nuestro sepulcro y vivir resucitados, hombres y mujeres nuevos, capaces de andar por la vida de otra manera, cargados de fe, llenos de esperanza.

Tenemos que saber encontrarnos con ese Jesús vivo y resucitado, tenemos que saber descubrirlo, tenemos que atrevernos a buscarlo donde realmente se encuentra.

Las mujeres en el Evangelio que han preparado aromas y perfumes, durante toda la noche, no hay cuerpo, pero queda el perfume, el aroma de Jesús por su paso por la tierra, que pasó haciendo el bien. Con la alegría de la resurrección por bandera nos disponemos a cambiar aquello de nuestra vida que es necesario cambiar. Se lo pedimos al Señor. Feliz Pascua.

 


 

viernes, 18 de abril de 2025

2025 CICLO C

VIERNES SANTO

 

En el relato de la pasión y muerte de Jesús destacamos tres rostros:

El rostro de la negación: El miedo es mal consejero del corazón humano: lo cierra, lo aísla o lo reprime y pone en evidencia la fragilidad de las convicciones y la profundidad o superficialidad de las motivaciones que sostienen nuestros compromisos.

Simón Pedro era un hombre impulsivo, rudo, y, al mismo tiempo, totalmente auténtico y transparente. Un hombre con un corazón noble en el que el amor y el miedo eran directamente proporcionales. Pero Jesús al que seguía como discípulo y apóstol, había sido apresado y estaba siendo sometido a un juicio injusto. Por eso, no es de extrañar el conflicto en el corazón de Pedro. Cuando su esperanza se fue opacando, su miedo fue creciendo.

La experiencia de las negaciones hace que Simón Pedro pase de un seguimiento ideal a un seguimiento real de Jesús. Un seguimiento marcado por la conciencia de la fragilidad, la experiencia de la incoherencia y lloró amargamente.

El rostro de la tibieza: La tibieza personal del corazón está unida a una vida mediocre, la falta de pasión y de decisión la convierten en una escala de grises, para justificar lo injustificable.

Pilato era un estratega militar. Como prefecto de Judea, administraba el orden judicial y económico. Sin embargo representa el rostro de la tibieza. Especialmente aquella tibieza que busca evitar a toda costa aquellos conflictos que ponen en evidencia la fragilidad del orden establecido. Aunque no encontró ninguna culpa objetiva en el proceso seguido contra Jesús e intentó ponerlo en libertad, terminó cediendo a la presión de la clase religiosa judía y entregó a Jesús para que sea crucificado. No confundamos tibieza con prudencia. Y se lavó las manos públicamente.

El rostro del amor: El amor es la experiencia humana más profunda del corazón humano. El amor revela el misterio de lo humano como de lo divino. El amor es el punto de encuentro de ambos misterios. Jesús no pierde la dimensión gratuita y oblativa de su entrega. Una entrega sostenida por la fidelidad del Padre, la esperanza de su Madre, y el rostro de los pobres, de los enfermos, de los marginados. En medio de su dolor, de su sufrimiento y de su humillación pública, Dios Padre acompaña en silencio suscitando un rostro de amor al pie de la cruz.

En el calvario, la Virgen María vuelve a pronunciar el amén a Dios. Ese amén que no es el signo de una sumisión irracional sino de confianza total en ese Dios fiel que nunca defrauda, aunque permanezca en silencio. Desde la cruz, contempla a su Madre: contempla su dolor, su fidelidad, su esperanza. Jesús contempla el corazón de su Madre atravesado por el dolor. Un corazón dolorido, pero no resignado. Un corazón obediente, una vez más, a la fidelidad del Padre a sus promesas. Ella no pudo detener los clavos ni cambiar el destino, pero sí acompañar el silencio de su hijo con el eco de su alma rota. Porque el amor verdadero no huye del dolor, lo abraza hasta el final.

 

jueves, 17 de abril de 2025


 

ACCIÓN DE GRACIAS

COMPARTIÉNDONOS

Vamos a compartir los abrazos y besos que surgen en este instante, los latidos de nuestro corazón herido y esta cena tan singular y entrañable.

Vamos a compartir la palabra que nos nace de las entrañas, la que nos viene de arriba, como escarcha, la que nos brota de manantiales inciertos y la que nos alcanza y puja por salir fuera.

Vamos a compartir las enseñanzas de nuestros encuentros fraternos, el calor de nuestros hogares fecundos, las redes de nuestro trabajo en equipo y las madejas de todos nuestros sueños.

Vamos a compartir tus enseñanzas de aquella noche cargada, el pan y vino que nos dejaste gratis, tu ejemplo cuando nos lavaste y los surcos del Espíritu por seguirte.

Vamos a compartir la penumbra de la ciencia y la fe, de la caridad y de la esperanza, de la pobreza y de la gracia del gozo y la risa humana.

Y así, Señor, somos y nos vamos haciendo, hijos y hermanos, discípulos y amigos, en este tiempo de pasión y gloria, compartiéndonos.

Amén


 

2025 CICLO C

JUEVES SANTO

 

Queridos hermanos en este Jueves Santo el Señor nos invita a sentarnos a su mesa. Jesús elige una comida festiva para hablar de lo que es central en el Reino:

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

La frase el teólogo Von Balthasar, “solo el amor es creíble”, tiene una profundidad impresionante. Habla de cómo el amor, cuando es verdadero y total, se convierte en la prueba más auténtica de lo que creemos y en lo que confiamos. No hay argumento más convincente que un acto de amor desinteresado. “Tanto amor… nos enamora, tanta entrega nos convence…” ese amor que no solo se dice, sino que se da, se entrega, se vive… ese es el que transforma.

Y Jesús se hace Eucaristía por amor, por pura entrega, bendición de Dios para la humanidad, amor entregado, partido y repartido para todos. Tomó el pan y, pronunciada la bendición, se lo dio… Por eso hoy es el Día del Amor Fraterno, porque la entrega de Jesús en la Eucaristía, en la cruz, manifiestan el amor incondicional de Dios a los hombres. Quien come su carne y bebe su sangre se hace uno con Él y con sus actitudes. No se puede recibir la Eucaristía sin estar dispuesto a encarnar en nosotros su generosidad, su desprendimiento, su capacidad de perdonar, su entrega total, su amor sin condiciones. La Eucaristía es el centro de la vida del cristiano.

Este amor se compromete hasta el extremo, lo vemos en el gesto desconcertante de Jesús, que rompe todos los esquemas, abre los ojos de esa nueva humanidad que está naciendo. Jesús se levanta de la mesa, se quita el manto, toma la toalla, lava y seca los pies de los discípulos, dialoga, explica lo que hace e invita a realizar lo que Él ha hecho. Ser discípulo de Jesús significa servir, estar dispuesto, preparado para ello. Jesús está en este mundo como el que sirve. No ha venido para ser servido, sino para dar la vida en rescate por todos. El que sigue a Jesús no es más que su Maestro. Debe dejarse servir por Él y debe hacer con los demás lo que Jesús hace con él.

Seguir a Jesús es adoptar sus mismas actitudes, más aún, es compartir con Él su propio destino. El tono de la Última Cena es un tono solemne porque flota en el ambiente la despedida.

Jesús en esta Última Cena promulga el mandamiento nuevo: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado. De este amor, como el de Jesús los cristianos debemos hacer la señal que nos distinga.

Que la participación en el Triduo Pascual nos ayude a descubrir lo que Jesús quiere de cada uno de nosotros, y nos dé fuerzas para saber estar cerca de los que nos necesitan, especialmente de los que sufren o están enfermos ya que en ellos se hace presente más fácilmente nuestro Dios. Terminamos pidiendo los unos, por los otros, especialmente por los que más lo necesitan.