2025
CICLO C
VIGILIA
PASCUAL
La Vigilia Pascual es la liturgia más
importante de todo el año. Las lecturas del AT nos deben introducir en la
trayectoria de nuestra espiritualidad. La experiencia del pueblo judío no sirve
para dar continuidad al Dios creador y libertador.
En esta vigilia celebramos la VIDA,
es la experiencia pascual donde prevalecen los símbolos del fuego y del agua.
Son elementos imprescindibles para la vida biológica.
Nuestra tarea consiste en descubrir esa
posibilidad de vivir conscientemente esa Vida, dada, regalada por Jesús.
Estamos participando de esa Vida y esa luz en la humanidad de Jesús. El desplegó
durante su vida terrena, la misma Vida de Dios y nos abrió el camino de la
plenitud. En todos y cada uno de nosotros está ya esa Vida.
Lo que celebramos esta noche es que
Jesús, como hombre, alcanzó la plenitud de Vida. Posee la Vida definitiva que
es la Vida de Dios. El evangelio, como conclusión de toda una historia de
salvación que hemos recordado, lectura tras lectura, nos lanza en el mensaje
del ángel una simple frase que nos hace sentir la plena alegría de lo que hoy
vivimos: Jesús, el que ha muerto, ya no está aquí. ¡Ha resucitado! En esta
noche santa, dejemos que la frase del ángel resuene en nosotros.
Ha resucitado es una llamada
a no quedarnos parados ante la muerte, es una invitación a que podemos
descubrir a ese Jesús que vive y nos anima a mantenernos firmes; a darnos
cuenta de que nuestro esfuerzo llegará a dar fruto, y eso lo notamos cuando
vemos a gente que todavía es capaz de hacer cosas por los demás, gente que es
desprendida, que ayuda sin pedir nada a cambio, que da sin esperar recibir,
gente que valora a las personas por encima de las cosas, que les importa más
dar que tener.
En esta noche santa renovaremos con gozo
nuestro bautismo, que fue el momento inicial de nuestro ser cristiano, el
momento en el que entramos a formar parte de la Iglesia de Jesús.
Esta noche, también es el momento de
mirarnos a nosotros mismos y ser capaces de ver por el suelo nuestras vendas y
nuestros sudarios; restos que indican lo que aún nos tenía atados a la muerte:
nuestros viejos hábitos, nuestras malas actitudes, nuestros tremendos egoísmos
e incredulidades… y salir fuera de nuestro sepulcro y vivir resucitados,
hombres y mujeres nuevos, capaces de andar por la vida de otra manera, cargados
de fe, llenos de esperanza.
Tenemos que saber encontrarnos con ese
Jesús vivo y resucitado, tenemos que saber descubrirlo, tenemos que atrevernos
a buscarlo donde realmente se encuentra.
Las mujeres en el Evangelio que han
preparado aromas y perfumes, durante toda la noche, no hay cuerpo, pero queda
el perfume, el aroma de Jesús por su paso por la tierra, que pasó haciendo el
bien. Con la alegría de la resurrección por bandera nos disponemos a cambiar
aquello de nuestra vida que es necesario cambiar. Se lo pedimos al Señor. Feliz
Pascua.
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