2025
CICLO C TIEMPO DE CUARESMA V
Este domingo es una invitación para
reflexionar cómo estamos viviendo nuestra Cuaresma y qué hemos hecho de ella.
Se nos recuerda, en este tiempo, que el rasgo distintivo de Dios es ser
misericordioso.
En el evangelio de este domingo le
presentan a una mujer sorprendida en adulterio, con intención de lapidarla.
Nadie habla del varón. Es lo que ocurría siempre en aquella sociedad machista.
Se condena a la mujer porque ha deshonrado a la familia y se disculpa con
facilidad al varón.
Jesús no soporta esta hipocresía social y
con sencillez y valentía admirables, pone verdad, justicia y compasión: El
que esté sin pecado, que arroje la primera piedra. Los acusadores se
retiran avergonzados. Nos centramos en tres aspectos:
- Primero la maldad del corazón: En
Jesús encontramos la fuerza liberadora de Dios. Pero no todos los de su época
lo supieron reconocer. Ellos no están pendientes de la sabiduría que trasmitían
sus palabras, y de aprender de las mismas, los escribas y fariseos se cierran a
ellas. Irónicamente, le llaman Maestro, con intención malsana: el narrador: Le
preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. La situación es
dramática, el mal, el pecado, nos endurece el corazón. La Cuaresma es el tiempo
en que Dios nos lleva al desierto y nos habla al corazón para convertir nuestro
corazón de piedra en un corazón de carne.
- Segundo El que esté sin pecado, que
le tire la primera piedra: Ante la exposición del caso por los acusadores,
la severidad de la sentencia exigida a la mujer y no al hombre, la humillación
a la que está siendo sometida la mujer, la tensión, Jesús mantiene la calma, se
toma su tiempo en su reflexión al escribir en el suelo y mira más allá del
propio acontecimiento. Sin duda alguna, el pecado de adulterio es grave, pero
la misericordia abre un nuevo camino, una nueva oportunidad de vida para la
pecadora.
Frente a la insistencia judía, Jesús
apela a la conciencia de los acusadores: El que esté sin pecado, que le tire
la primera piedra. Esta frase ha calado en la sabiduría popular. Nos lleva
a considerar la naturaleza de los juicios y la hipocresía con la que en muchas
ocasiones coqueteamos en nuestras interacciones humanas. El juicio, en tal
sentido, divide y lleva al resentimiento. Tratar de comprender, antes de
enjuiciar, por su parte, conduce a la empatía, al perdón y a la reconciliación.
La reacción de los interlocutores no se hace esperar: Ellos, al oírlo, se
fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
- Tercero, Tampoco yo te condeno.
Anda, y en adelante no peques más: Al igual que la mujer adúltera, Jesús
nos mira con ojos de misericordia frente a nuestros pecados. Es muy llamativo
que Jesús perdona a esta mujer sin ninguna exigencia o condición. Será el amor
de sentirse perdonada y acogida por Dios la que le lleve a la auténtica
conversión del corazón. Dios nos llena de oportunidades, abre siempre para
nosotros un horizonte mayor.
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