miércoles, 28 de mayo de 2025


 

MEDITACIÓN EUCARISTICA

Dos cuervos en el desierto

 

Querido Jesús en esta tarde nos acercamos a ti y estar unos momentos contigo para respirar hondo y aprender un poco más sobre como perseverar contigo a pesar de las circunstancias de la vida. Tu siempre estás a nuestro lado.

En la vida nos enfrentamos a desafíos que parecen imposibles de superar. Hay momentos en los que todo a nuestro alrededor nos invita a rendirnos, a pensar que ya no hay salida. Pero es precisamente en esas situaciones donde la presencia de Jesús se hace más real y poderosa.

Él no solo nos da fuerzas para resistir, sino que también nos inspira a mirar las cosas desde otra perspectiva. Nos recuerda que la perseverancia no es una simple terquedad, sino una expresión de fe. Y la creatividad no es solo inventiva humana, sino también una chispa divina que Él enciende en nosotros para encontrar caminos donde parece que no los hay. Escuchemos

Dos cuervos en el desierto: Era un mediodía caluroso y seco. Dos cuervos caminaban por un campo desierto, con las alas algo caídas y el pico entreabierto. El sol caía con fuerza sobre ellos, y el calor empezaba a hacer mella en su ánimo.

- No puedo más…dijo el primer cuervo, jadeando mientras avanzaba. Te juro que me estoy deshidratando. Si no bebo algo pronto…

- ¡Mira allá! interrumpió el segundo cuervo con entusiasmo. ¡Una jarra! Tal vez tenga agua.

Con las pocas fuerzas que les quedaban, batieron las alas y volaron hasta el lugar. Se posaron en el borde de la jarra, emocionados. En efecto, había agua… pero estaba demasiado baja.

- No alcanzo a beber nada, dijo el primer cuervo, estirando el pico sin éxito.

- Yo tampoco… añadió el segundo, suspirando. Qué frustración.

- Supongo que no hay nada que hacer… dijo el primero, ya resignado. Nos tocó rendirnos.

- ¡Espera! exclamó su compañero, sacudiendo las plumas. No nos rindamos tan fácil. Tiene que haber una forma. Vamos a pensar.

Ambos guardaron silencio unos segundos, tratando de encontrar una solución. Entonces, el segundo cuervo levantó la cabeza, con una chispa de idea en los ojos.

- ¡Ya sé! dijo emocionado. ¡Traigamos piedras!

- ¿Piedras?

- Sí. Si tiramos piedras dentro de la jarra, el agua subirá y podremos alcanzarla.

Sin perder más tiempo, comenzaron a buscar pequeñas piedras cerca del lugar. Volaban, recogían una y la dejaban caer dentro de la jarra.

- ¡Funcionó! gritó el primero al ver que el agua subía un poco.

- ¡Vamos por más! respondió el otro cuervo.

Y así lo hicieron. Una a una, lanzaron más piedras dentro de la jarra. El nivel del agua subía lentamente, pero con cada esfuerzo se acercaban más a su objetivo. Finalmente, después de varios intentos, el agua llegó a la altura necesaria. Ambos cuervos pudieron beber al fin. Se miraron en silencio, aliviados y orgullosos de no haberse rendido.

A veces, cuando las soluciones parecen imposibles y el cansancio nos gana, rendirse puede parecer la única opción. Pero como los cuervos de esta historia, siempre existe una alternativa si nos damos un momento para pensar con calma y actuar con ingenio. La perseverancia y la creatividad, incluso en las situaciones más difíciles, pueden abrir el camino hacia lo que parecía inalcanzable. No se trata solo de tener fuerza, sino de saber usar la cabeza y no rendirse antes de intentarlo todo.

Señor Jesús contigo queremos aprender que los límites no siempre significan el final, sino una oportunidad para crecer, para confiar más, para intentar de nuevo con inteligencia y esperanza. Tú nos enseñas que no hay esfuerzo perdido cuando lo damos todo con amor, fe y humildad.

Así pues no nos rindamos nunca. Ora, piensa, crea, intenta… y vuelve a intentarlo. Porque con Jesús, hasta lo inalcanzable se vuelve posible. Amén.

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