2022 NOVIEMBRE MEDITACIÓN
EUCARISTICA
Cada uno da lo que tiene en su
corazón
Señor Jesús en
esta tarde venimos a tu presencia con la esperanza de aprender de ti, aprender
a amar, a ser generosos, a ser amables y acoger a todos incluso a los que no
nos quieren bien. Sabemos que con nuestros propios medios no lo conseguiremos,
pero si tú estás a nuestro lado seguro que lo lograremos.
Cada uno da lo que tiene en su corazón: Marisa, una joven pobre que vivía
con su abuela en los arrabales de la ciudad de Valparaíso, iba a cumplir 15
años. Pon ese motivo decidió invitar a sus compañeros del colegio a una
sencilla fiesta en su casa. A pesar de su pobreza, había conseguido ahorrar
algo de dinero
privándose de caprichos y necesidades por más de
siete meses. Cuando sus amigos se enteraron de la fiesta que había organizado
decidieron gastarle una pesada broma.
Pedro, que era el cabecilla de un grupo de gamberros
del colegio, encontraba diversión burlándose de todos. Al enterarse que Marisa
le había invitado a su fiesta de cumpleaños le dijo a los demás compañeros que
se encargaría personalmente de preparar un regalo para ella.
Llenó una caja muy bonita con basura y desperdicios
mal olientes, la envolvió con papel dorado, le
puso un gran lazo de color rojo y una tarjeta con
bonitas palabras.
La fiesta comenzó. Había dulces variados, bebidas
refrescantes y algo de música apropiada para ese tipo de fiesta. En esto que
llegó la hora del brindis; le cantaron el Feliz Cumpleaños y fue el momento que
Pedro, en representación de todos, le entregó el regalo de cumpleaños a Marisa.
Marisa, que estaba disfrutando la fiesta de una
manera increíble, abrió la caja delante de los presentes con gran ilusión.
Entonces se encontró con la gran sorpresa. Pedro y sus compinches se comenzaron
a reír a carcajadas y se burlaron de ella haciendo continuos comentarios
desagradables y humillantes.
Sin desdibujarse la sonrisa de su cara, Marisa le
pidió a Pedro que le esperara un momento. Ella se retiró durante unos minutos
de la fiesta, tiró la basura, limpió la caja, la llenó de flores muy bellas y
la envolvió con el mismo papel. Al entrar al salón, todos se quedaron
sorprendidos de su actitud. Fue al encuentro de Pedro, y con mucho cariño y
dulzura le dijo:
- Este es mi regalo para ti.
Expectantes y en silencio, los presentes pensaron
que la devolución de la broma iba a ser todavía más pesada. Pedro, con manos
temblorosas, abrió la caja y se llevó una gran sorpresa. Entonces le preguntó a
Marisa:
- ¿Qué significa esto?
A lo que ella le contestó: Cada uno da lo que tiene
en su corazón.
Tú ya lo
dijiste Señor: El hombre bueno del buen
tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo de su mal saca lo malo: porque de
la abundancia del corazón habla su boca (Lc 6:45).
Enséñanos
Jesús a ser buenos, cariñosos con todos. Un corazón puro es la clave de la
felicidad no sólo para este mundo, sino también para el otro: Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios (Mt 5:8).
Si fuéramos
mejores de verdad, no iríamos ofendiendo a las personas con nuestros “regalos”,
sino que, desde lo profundo de nuestro corazón, incluso a pesar de las ofensas,
sabríamos regalar “flores”; no sólo para dar una lección, sino también porque
de ese modo seríamos como nuestro buen Padre Dios:
Habéis oído
que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo’ y
odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los
que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,
que hace salir su sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos y
pecadores. Porque si amáis a los que os aman, ¿ qué recompensa tenéis? ¿No hacen
eso también los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿ qué hacéis de más? ¿No hacen eso también los paganos? Por eso, sed vosotros
perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5: 43-48).
Difícil tarea,
pero con su ayuda, ¡podremos!