¿CÓMO ME PIDES
TANTO, SEÑOR?
¿Sonreír al que
deteriora e invade mi vida,
perdonar a quien me
afrenta,
ayudar a quien me
arruina y
asistir a quien me
olvidó un mal día?
¿Amar al que tal vez
nunca me amó,
abrazar al que,
ayer, me rechazó,
llorar con el que,
tal vez, nunca yo encontré consuelo en la aflicción?
¡Cómo, Señor! ¡Dime
cómo!
Cuando ya es difícil
amar al que nos ama,
caminar con el que
queremos entregarnos,
al que conocemos o
alegrarnos con el que nos aplaude.
¡Cómo, Señor! ¡Dinos
cómo hacerlo!
Cuando nos cuesta
rezar por los nuestros
o prestar nuestra
mejilla a quien ya no nos da un beso.
Cuando es duro ser
felices con aquellos que con nosotros conviven.
Ayúdanos a estar en
comunión permanente con Dios y
entonces, Señor, tal
vez no nos parezca tanto,
ni un imposible ser
cómo Tú eres y
llevar a cabo lo que Tú quieres:
AMOR SIN CONDICIONES.
Amén
.
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