2023 AÑO A SOLEMNIDAD DE CRISTO REY
Estamos en el último
domingo del año litúrgico, como culminación de lo que se ha venido recordando a
propósito de la persona y el mensaje de Jesús, hoy celebramos la solemnidad de
Jesucristo rey del universo. No entendámoslo como los reyes de este mundo sino
una realeza al estilo de Dios.
El evangelio nos
presenta una poderosa y dramática escena, conocida como el "juicio
universal", pero en realidad es la revelación de la verdad última sobre el
hombre y la vida, sobre lo que permanece cuando nada permanece: el amor. Porque el tiempo del amor es más largo que
el tiempo de la vida. La escena responde a la pregunta en el Génesis, como
el hombre mismo, Caín y Abel: ¿ qué has hecho de tu hermano?
¡Lo que hicisteis a uno de mis hermanos más
pequeños, a mí me lo hicisteis!
Jesús establece un vínculo tan estrecho entre él y los hombres, que llega a
identificarse con ellos: ¡me lo hicisteis a mí! El pobre es como Dios, es
cuerpo y carne de Dios.
En el Juicio final,
Jesús presenta como el criterio último y
decisivo que juzgará nuestras vidas y nuestra identificación con él, la compasión, es decir, nuestra preocupación por los más
débiles.
Según el relato de
Mateo, todas las naciones comparecen ante el Hijo del hombre, es
decir, ante Jesús el compasivo. No se hace diferencia alguna entre pueblo
elegido y pueblos paganos. Nada se dice de las diferentes religiones y cultos.
A Dios siempre le falta algo: al amor le falta ser
amado. Él está ahí, al final
de la fila, pidiendo pan y casa para sus amados: nos quiere a todos saciados,
vestidos, curados, consolados. Y mientras uno sufra, él también. Consuela
inmensamente oír que el objeto del
juicio no será el mal, sino el bien; no los pecados, las debilidades, las
faltas, sino las buenas acciones, las
migajas amables.
La balanza de Dios no pesa
toda nuestra vida, sino sólo la parte buena de ella. En el principio y en el
fondo, no es el mal el que revoca el bien, sino que es el bien el que revoca el
mal de nuestra vida. En la balanza del Señor, una espiga de trigo bueno pesa
más que toda la cizaña del campo.
Al atardecer de la vida seremos juzgados por el amor san Juan de
la Cruz, no por las faltas o las prácticas religiosas, sino por la carga
secular, muy humana, del dolor humano.
Los que coloca a su
izquierda han elegido la lejanía: lejos de mí, vosotros que habéis estado lejos
de los hermanos. No hicieron daño a los
pobres, no los humillaron ni se burlaron de ellos, simplemente no hicieron
nada. Omisión de la fraternidad. La
novedad absoluta del planteamiento de Jesús es que lo que se ha hecho con
estas personas débiles se ha hecho con Él. Algo tan sorprendente que extraña
por igual a los condenados y a los salvados.
Evangelio nos dice "nunca sin el otro". El Señor
no me mirará a mí, mirará a mi alrededor, a los que he cuidado. Sin ellos, no hay paraíso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario