TÚ, SEÑOR, ERES…EL
CENTRO
En el centro de la
rueda, Tú Señor, eres el eje.
En el centro de la
historia, Tú Señor, eres la página central.
En el centro de la
humanidad, Tú Señor, eres el corazón.
En el centro de la
Iglesia, Tú Señor, eres su cabeza.
En el centro de la vida
cristiana, Tú Señor, eres su motor.
En el centro de la
caridad, Tú Señor, eres su empuje.
En el centro del amor,
Tú Señor, eres la razón para regalarlo.
En el centro de la
alegría, Tú Señor, eres la fuente que la ofrece.
En el centro de la
fortaleza, Tú Señor, eres el secreto que la produce.
En el centro de la fe,
Tú Señor, eres su razón.
En el centro de la
Eucaristía, Tu Señor, eres quien la hace real.
En el centro de la
oración, Tú Señor, eres quien la hace verdadera.
En el centro de la
verdad, Tú Señor, eres quien la hace buena.
En el centro de la humildad,
Tú Señor, eres quien no la hace falsa.
Tú, Señor, por ser Rey
conoces nuestro vivir.
De qué madera está construido
el hogar de nuestras almas.
Por dónde vamos y por
qué y por quién nos movemos.
Haz, Señor, que, como
amigos tuyos, podamos seguir caminando hacia ese Reino de paz y de justicia, de
verdad y de gracia, de alegría y de esperanza.
Que, lo comenzamos a
levantar y conquistar en la tierra, pero lo viviremos y disfrutaremos
eternamente en el cielo.
¡Entonces cara a cara,
sí que te veremos, gran Rey!
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