miércoles, 8 de mayo de 2024


2024 MAYO ADORACIÓN EUCARISTICA

El problema

 

En esta tarde, delante de ti Jesús sacramentado, nos presentamos cansados y abatidos de los muchos problemas que la mera existencia trae consigo. En ti encontramos sosiego y paz. Estos momentos de estar contigo nos proporcionan una fortaleza inimaginable y una sensación de serenidad enormes.

Reconocemos que la vida está llena de desafíos y a veces puede resultar difícil encontrar la paz verdadera. Los acontecimientos de la vida y los asuntos actuales pueden ser una fuente de temor, pesar y ansiedad. Acudir a Dios no nos librará necesariamente del dolor, pero sí puede ayudarnos a encontrar un poco de consuelo.

En momentos de adversidad, puede resultar difícil imaginar que alguien comprende nuestros problemas. Podemos sentirnos desesperados, aislados y abrumados por la desesperanza. Pero hay una persona que entiende todo lo que sientes. Jesús ha experimentado todo tu dolor y temor. Él conoce nuestras preocupaciones y ansiedades, y puede ayudarnos a superarlas. Él vivió, sufrió y murió por cada uno de nosotros para que nunca tuviéramos que estar solos.

Podemos hallar mayor paz al tenderle la mano a Jesús y confiarle algunas de nuestras preocupaciones. Él puede ayudarnos a sobrellevarlas cuando no nos sentimos con fuerzas suficientes. Jesús desea que seas feliz; Él siempre está ahí para dar apoyo en los momentos difíciles.

Escuchemos esta bonita historia

El Problema: Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio en oriente. Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo.

El gran maestro reunió a todos sus discípulos, para escoger a quien tendría ese honor.

- «Voy a presentarles un problema dijo: Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo».

Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con unas hermosas rosas rojas y señaló: “Este es el problema”.

Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor… ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados.

Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el jarrón con determinación y lo tiró al suelo.

- Usted es el nuevo guardián, le dijo el gran maestro, y explicó: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos.

Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo.

Cuantas veces Señor Jesús los problemas nos atascan en la vida, producen en nosotros un extraño efecto:  nos gusta contemplarlos, analizarlos, darles vuelta, comentarlos… Nos cuesta darles solución. Miramos siempre los pros y los contras. Sucede con frecuencia que comparamos nuestros problemas con los de los demás y pensamos: sus problemas no son nada en comparación con los míos, si os contara los míos.

Toda esta realidad nos aturde y entramos en cierto modo en una parálisis que no nos deja caminar. Los problemas son para solucionarlos, con acierto o con menos acierto, pero no debemos eternizarlos. Nos quedamos contemplándolos, pero inactivos, te pedimos Señor que nos des la luz y la fuerza para intentar solucionar nuestros problemas en cualquier circunstancia de la vida, que sepamos actuar como tú lo harías; fiándonos siempre del discernimiento que tu Espíritu nos concede

Danos capacidad para enfrentar los problemas con diligencia y sin tardanza, que busquemos siempre lo mejor para nosotros y para todo el mundo.  Amén


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