2024
MAYO ADORACIÓN EUCARISTICA
El
problema
En esta tarde, delante de ti Jesús
sacramentado, nos presentamos cansados y abatidos de los muchos problemas que
la mera existencia trae consigo. En ti encontramos sosiego y paz. Estos
momentos de estar contigo nos proporcionan una fortaleza inimaginable y una
sensación de serenidad enormes.
Reconocemos que la vida está llena de
desafíos y a veces puede resultar difícil encontrar la paz verdadera. Los
acontecimientos de la vida y los asuntos actuales pueden ser una fuente de
temor, pesar y ansiedad. Acudir a Dios no nos librará necesariamente del dolor,
pero sí puede ayudarnos a encontrar un poco de consuelo.
En momentos de adversidad, puede
resultar difícil imaginar que alguien comprende nuestros problemas. Podemos
sentirnos desesperados, aislados y abrumados por la desesperanza. Pero hay una
persona que entiende todo lo que sientes. Jesús ha experimentado todo tu dolor
y temor. Él conoce nuestras preocupaciones y ansiedades, y puede ayudarnos a
superarlas. Él vivió, sufrió y murió por cada uno de nosotros para que nunca
tuviéramos que estar solos.
Podemos hallar mayor paz al tenderle la
mano a Jesús y confiarle algunas de nuestras preocupaciones. Él puede ayudarnos
a sobrellevarlas cuando no nos sentimos con fuerzas suficientes. Jesús desea
que seas feliz; Él siempre está ahí para dar apoyo en los momentos difíciles.
Escuchemos esta bonita historia
El Problema: Un gran
maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio en oriente.
Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo.
El gran maestro reunió a todos sus
discípulos, para escoger a quien tendría ese honor.
- «Voy a presentarles un problema dijo:
Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo».
Trajo al centro de la sala un banco,
puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con unas hermosas rosas
rojas y señaló: “Este es el problema”.
Los discípulos contemplaban perplejos lo
que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia
de la flor… ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos
estaban paralizados.
Después de algunos minutos, un alumno se
levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el jarrón con
determinación y lo tiró al suelo.
- Usted es el nuevo guardián, le dijo el
gran maestro, y explicó: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un
problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen
que ser resueltos.
Puede tratarse de un vaso de porcelana
muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos
abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo
existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En esos
momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que
cualquier conflicto lleva consigo.
Cuantas veces Señor Jesús los problemas nos
atascan en la vida, producen en nosotros un extraño efecto: nos gusta contemplarlos, analizarlos, darles
vuelta, comentarlos… Nos cuesta darles solución. Miramos siempre los pros y los
contras. Sucede con frecuencia que comparamos nuestros problemas con los de los
demás y pensamos: sus problemas no son nada en comparación con los míos, si os
contara los míos.
Toda esta realidad nos aturde y entramos
en cierto modo en una parálisis que no nos deja caminar. Los problemas son para
solucionarlos, con acierto o con menos acierto, pero no debemos eternizarlos. Nos
quedamos contemplándolos, pero inactivos, te pedimos Señor que nos des la luz y
la fuerza para intentar solucionar nuestros problemas en cualquier circunstancia
de la vida, que sepamos actuar como tú lo harías; fiándonos siempre del
discernimiento que tu Espíritu nos concede
Danos capacidad para enfrentar los
problemas con diligencia y sin tardanza, que busquemos siempre lo mejor para nosotros
y para todo el mundo. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario