miércoles, 22 de mayo de 2024


 

2024 MEDITACIÓN EUCARÍSTICA.

EL SASTRE Y EL CHEF

 

Por años y años he estado tratando de lograr mis sueños, mis anhelos personales, justificándome con ese versículo bíblico que dice: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.” (Salmo 37:4). Pero ahora Señor nos damos cuenta de que Dios nos pide algo más, ir a un nivel superior que ya no tiene que ver con nuestros propios sueños sino con los de Él.

¿Cuál es tu sueño Señor? ¡Dios nos da el enorme privilegio de ser instrumentos para lograr Su sueño para esta generación! Por eso nuestra oración consiste en facilitar y poner toda la carne en el asador para que los sueños de Dios se puedan realizar a través de nosotros.  Señor ¿cuál es tu sueño? ¿Qué dices tú para este tiempo, para el lugar en donde estoy hoy, para mi generación? Escuchemos esta historia con una valiosa lección.

EL CHEF Y EL SASTRE: Un chef fue a una sastrería en su vecindario para hacerse un traje. Cuando el humilde sastre tomaba sus medidas, el chef le dijo:

- Soy un chef local, pero tengo el sueño de convertirme en chef ejecutivo en un restaurante famoso mundial. Quiero viajar por el mundo, y aprender los varios tipos de platos, diferentes trucos y consejos de otros chefs alrededor del mundo. Quiero que mi comida y yo seamos conocidos en todo el mundo.

El sastre sonrió cálidamente, y dijo: Eso es realmente increíble.

El chef se detuvo por un momento, luego preguntó: Dime, ¿cuáles son tus propios sueños en la vida?

El sastre sacudió la cabeza abruptamente, y murmuró: Bueno, yo no sueño con nada en la vida.

Al chef le pareció tan gracioso que no podía dejar de reír. Finalmente, dijo en un tono de burla: ¿Qué? ¿Quieres decir que no sueñas con el éxito? ¡Eso es ridículo y no tiene sentido! ¡Estás desperdiciando tu vida por no soñar con el futuro! ¡Vas a ser pobre para siempre! ¡No habrá metas que alcanzar! Oh, eso es patético, pobre señor sastre.

El sastre dio una breve sonrisa, pero no dijo nada, y después de terminar de tomar las medidas, el chef salió de su tienda.

Un día, el chef estaba en su casa cuando leyó algo impactante y bastante increíble en el periódico. Se trataba de que el sastre comprara una de las mansiones más caras del estado, vendida más de 50 millones de euros. El chef estaba tan atónito que rápidamente condujo hasta la sastrería. Tan pronto como llegó allí, le preguntó impacientemente,

- Me dijiste que no sueñas con el éxito. ¿Cómo es que compraste una mansión tan cara?

- El sastre sonrió y dijo: En la vida, algunas personas sueñan con el éxito, mientras que otras trabajan por el éxito. No sueño con el éxito. Trabajo por el éxito. Son dos cosas diferentes. De todos modos, pensé que te gustaría saber que también estoy empezando una empresa de sastrería que será la empresa más rica del país.

Soñar es importante si quieres tener éxito, soñar con el éxito. Pero el desafío radica en tener que trabajar por ese éxito. ¡Y los que toman este desafío de frente son los que son capaces de triunfar!

Señor Jesús tu viniste a hacer la voluntad del Padre y que el Padre busca ansioso colaboradores, vehículos y vasos mediante los cuales Él pueda cumplir Su sueño. Su sueño no es egoísta como son los nuestros. Su sueño es perfecto y su esencia es el amor, es un sueño de salvación.

Su sueño es establecer en la tierra una atmósfera de cielo, en donde veamos y experimentemos su gloria, la virtud de santidad, la libertad que nos hace verdaderamente libres, la plenitud de la provisión en todos los aspectos, la felicidad genuina que ni se compara con nuestras propias aspiraciones e insatisfacciones, que nos llevan siempre a la frustración.

¿Cómo podemos ser parte de Su sueño? No podemos pasar por la vida sin dejar huella, por eso debemos ser partícipes activamente de los sueños de Dios para nuestra generación. Ser parte de un remanente que se atreve a soñar los sueños de Dios; porque no hay duda de que, al vivir para cumplir Su sueño, también encontrarnos nuestra verdadera realización y propósito. Rindo hoy todo mi ser, toda mi mente a perseguir su sueño. Rindo mi espíritu a una comunión continua con Él, Rindo mis habilidades para que sean usadas para su gloria. Rindo mis días para ser un instrumento que cumpla el sueño de Dios para esta generación.

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