miércoles, 15 de mayo de 2024


 

2024 MAYO ADORACIÓN EUCARISTICA:

LA VACA

Aquí estamos Jesús eucaristía, esta tarde queremos acercarnos a ti para aprender a deprendernos de todo aquello que estorba en nuestras vidas y fiarnos de ti, aunque parezca que sea una decisión drástica. Siempre las cosas les damos más importancia de las que tienen al final, solo lo esencial basta, es más que suficiente. Oigamos esta bonita historia.

La Vaca: Un maestro de sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar.

Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio: los habitantes, una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias, rasgadas y sin calzado; la casa, poco más que un cobertizo de madera…

- Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen para sobrevivir?

- El señor respondió: amigo mío, nosotros tenemos una vaca que da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó: Busca la vaca, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco.

El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaca era el único medio de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden. Empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años.

Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido y pedirles perdón.

Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.

El joven preguntó por la familia que vivía allí hacía unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaca): ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida? El señor entusiasmado le respondió: Nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.

Cuantas vacas tenemos nosotros en nuestra vida, Señor Jesús, que nos impiden caminar con ligereza y soñar. Hay cosas que pueden proporcionarnos algún beneficio, pero que a la larga nos hacen ser dependientes de ellas y no nos dejan avanzar. Nuestro mundo se reduce a lo que la vaca nos brinda.

Las vacas pueden ser desde un trabajo que no nos motiva, pero en el que seguimos porque «peor es nada», son cosas que dependen de nosotros mismos y que no cambiamos, aunque nos gustaría mejorarlas, nos conformamos debido creencias que nos frenan, miedos que nos llevan a acomodarnos, a estancarnos. Cuántas vacas tenemos en nuestras vidas.

Ojalá todos nosotros tengamos a alguien que nos mate la vaca. Matar la vaca, en apariencia es malo, como perder el trabajo, o no encontrar uno nuevo o mejor…Pero lo que parece un fin, es simplemente el inicio de algo bueno, nuevo y superador. Salir del estado de aparente confort y comodidad que nos lleva a la muerte en vida. No aprender, no cambiar, no arriesgar, es no vivir. Si vivimos la vida de verdad, descubrimos que nos está matando las vacas día a día, a velocidad acelerada. Nos invita a desarrollar y descubrir habilidades que no sabemos que tenemos. Nos invita a aprender, a descubrir a crear, ¡a creer y a vivir!

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