2024
MAYO ADORACIÓN EUCARISTICA:
LA
VACA
Aquí
estamos Jesús eucaristía, esta tarde queremos acercarnos a ti para aprender a
deprendernos de todo aquello que estorba en nuestras vidas y fiarnos de ti,
aunque parezca que sea una decisión drástica. Siempre las cosas les damos más
importancia de las que tienen al final, solo lo esencial basta, es más que
suficiente. Oigamos esta bonita historia.
La
Vaca:
Un maestro de sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando
vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita
al lugar.
Durante
la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas,
conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas
experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio: los habitantes,
una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias, rasgadas y sin calzado; la
casa, poco más que un cobertizo de madera…
-
Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: En este
lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco,
¿cómo hacen para sobrevivir?
-
El señor respondió: amigo mío, nosotros tenemos una vaca que da varios litros
de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por
otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos
queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.
El
sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió
y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó: Busca la
vaca, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco.
El
joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaca era el único medio
de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el
discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden. Empujó la vaca por el precipicio y
la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante
muchos años.
Un
bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había
aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había
sucedido y pedirles perdón.
Así
lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles
floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en
el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella
humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró
el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.
El
joven preguntó por la familia que vivía allí hacía unos cuatro años. El señor
le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en
la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con
el maestro.
Elogió
el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaca): ¿Cómo hizo para mejorar
este lugar y cambiar de vida? El señor entusiasmado le respondió: Nosotros
teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos
vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que
no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.
Cuantas
vacas tenemos nosotros en nuestra vida, Señor Jesús, que nos impiden caminar
con ligereza y soñar. Hay cosas que pueden proporcionarnos algún beneficio,
pero que a la larga nos hacen ser dependientes de ellas y no nos dejan avanzar.
Nuestro mundo se reduce a lo que la vaca nos brinda.
Las
vacas pueden ser desde un trabajo que no nos motiva, pero en el que seguimos
porque «peor es nada», son cosas que dependen de nosotros mismos y que no cambiamos,
aunque nos gustaría mejorarlas, nos conformamos debido creencias que nos
frenan, miedos que nos llevan a acomodarnos, a estancarnos. Cuántas vacas
tenemos en nuestras vidas.
Ojalá
todos nosotros tengamos a alguien que nos mate la vaca. Matar la vaca, en
apariencia es malo, como perder el trabajo, o no encontrar uno nuevo o mejor…Pero
lo que parece un fin, es simplemente el inicio de algo bueno, nuevo y
superador. Salir del estado de aparente confort y comodidad que nos lleva a la
muerte en vida. No aprender, no cambiar, no arriesgar, es no vivir. Si vivimos
la vida de verdad, descubrimos que nos está matando las vacas día a día, a
velocidad acelerada. Nos invita a desarrollar y descubrir habilidades que no
sabemos que tenemos. Nos invita a aprender, a descubrir a crear, ¡a creer y a
vivir!
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