2024 CICLO B TIEMPO
ORDINARIO XII
El Evangelio refleja las situaciones en
las que tantas veces nos vemos sumergidos tanto a nivel personal, eclesial y
social. A veces tan desconcertante.
Los pequeños barcos están a salvo,
amarrados en el puerto, pero esa no es su misión: no se construyeron para eso.
Están hechos para navegar, y también para soportar tormentas. Nos llega la
palabra de Jesús: pasemos a la otra orilla, vayamos más allá. Hay un más allá
que habita las cosas. Nuestro lugar está en atravesar mares, donde tarde o
temprano, durante la navegación de la vida, vendrán aguas agitadas y viento
contrario. Jesús quieres transmitir sin miedo la pasión por el mar abierto, el
deseo de navegar hacia adelante, la alegría del mar infinito.
Todos experimentamos la vida temores e
inseguridades de diversa índole. Hace poco lo hemos sentido durante la pandemia
presentimos que algo se había derrumbado. Fueron tiempos recios, temerosos, que
de alguna manera perviven en nosotros. Tuvimos la sensación de la zozobra. Muchos
orábamos para mantener la calma y la confianza.
Actualmente soplan vientos recios de
belicismos preocupantes, de violencias crueles e incontroladas; nos habita la
sensación de la inseguridad. Los estados poderosos aumentan sus gastos
armamentísticos.
Nos sentimos náufragos en una historia
donde Dios parece estar dormido, en lugar de intervenir inmediatamente, a la
primera señal de cansancio, a la primera mordedura del miedo, cuando el dolor
nos pica como un depredador.
En mis noches Dios está conmigo;
entrelaza su aliento con el mío, y “no me salva de la tempestad, sino en
la tempestad. No protege del dolor, sino en el dolor. No salva al
Hijo de la cruz, sino en la cruz” (D. Bonhoeffer). Él está con
nosotros, salvándonos de todos nuestros naufragios. Él está en todos aquellos
que, juntos, realizan los gestos exactos y simples que protegen la vida.
De repente el grito: ¿No te importa si
morimos? Entonces Jesús realiza ciertos gestos: se despertó, amenazó al viento
y al mar.…, claro que me preocupo por vosotros, en otro pasaje nos dijo que le
importan los pajarillos del cielo, pero nosotros valemos más que todos ellos.
La palabra de Jesús cobra mucha fuerza: ¿Por
qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? Una invitación clara y fuerte a
seguir manteniendo viva la confianza en el Señor. Siempre.
La pregunta de los discípulos ¿Quién
es éste? Es el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, el que actúa con el mismo
poder del Padre. El que aplaca y subyuga a nuestros enemigos. El que trae a
nuestras vidas esta Buena Noticia. El que nos atrae a vivir su novedad, la que
consiste en vivir para Él, que murió resucitó por nosotros.
Lo nuevo ha comenzado. Y esta novedad
consiste en vivir con Él, como Él, para Él. Cada uno de nosotros hemos de
descubrir qué urgencias deberemos incorporar a nuestro vivir y a nuestro actuar
para ser expresión de la novedad del Señor Jesucristo en este momento presente
de la historia.
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