sábado, 22 de junio de 2024


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XII

El Evangelio refleja las situaciones en las que tantas veces nos vemos sumergidos tanto a nivel personal, eclesial y social. A veces tan desconcertante.

Los pequeños barcos están a salvo, amarrados en el puerto, pero esa no es su misión: no se construyeron para eso. Están hechos para navegar, y también para soportar tormentas. Nos llega la palabra de Jesús: pasemos a la otra orilla, vayamos más allá. Hay un más allá que habita las cosas. Nuestro lugar está en atravesar mares, donde tarde o temprano, durante la navegación de la vida, vendrán aguas agitadas y viento contrario. Jesús quieres transmitir sin miedo la pasión por el mar abierto, el deseo de navegar hacia adelante, la alegría del mar infinito.

Todos experimentamos la vida temores e inseguridades de diversa índole. Hace poco lo hemos sentido durante la pandemia presentimos que algo se había derrumbado. Fueron tiempos recios, temerosos, que de alguna manera perviven en nosotros. Tuvimos la sensación de la zozobra. Muchos orábamos para mantener la calma y la confianza.

Actualmente soplan vientos recios de belicismos preocupantes, de violencias crueles e incontroladas; nos habita la sensación de la inseguridad. Los estados poderosos aumentan sus gastos armamentísticos.

Nos sentimos náufragos en una historia donde Dios parece estar dormido, en lugar de intervenir inmediatamente, a la primera señal de cansancio, a la primera mordedura del miedo, cuando el dolor nos pica como un depredador.

En mis noches Dios está conmigo; entrelaza su aliento con el mío, y “no me salva de la tempestad, sino en la tempestad. No protege del dolor, sino en el dolor. No salva al Hijo de la cruz, sino en la cruz” (D. Bonhoeffer). Él está con nosotros, salvándonos de todos nuestros naufragios. Él está en todos aquellos que, juntos, realizan los gestos exactos y simples que protegen la vida.

De repente el grito: ¿No te importa si morimos? Entonces Jesús realiza ciertos gestos: se despertó, amenazó al viento y al mar.…, claro que me preocupo por vosotros, en otro pasaje nos dijo que le importan los pajarillos del cielo, pero nosotros valemos más que todos ellos.

La palabra de Jesús cobra mucha fuerza: ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? Una invitación clara y fuerte a seguir manteniendo viva la confianza en el Señor. Siempre.

La pregunta de los discípulos ¿Quién es éste? Es el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, el que actúa con el mismo poder del Padre. El que aplaca y subyuga a nuestros enemigos. El que trae a nuestras vidas esta Buena Noticia. El que nos atrae a vivir su novedad, la que consiste en vivir para Él, que murió resucitó por nosotros.

Lo nuevo ha comenzado. Y esta novedad consiste en vivir con Él, como Él, para Él. Cada uno de nosotros hemos de descubrir qué urgencias deberemos incorporar a nuestro vivir y a nuestro actuar para ser expresión de la novedad del Señor Jesucristo en este momento presente de la historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario