2024
JUNIO MEDITACIÓN EUCARISTICA
La
casa imperfecta
En
esta tarde Jesús sacramentado estamos aquí delante de ti para apaciguar nuestra
vida y tomar unos momentos de parón de las actividades cotidianas. Estar aquí
en silencio y en meditación delante de ti nos fortalece, nos ayuda a tener más
sentido común y sobre todo tener una paciencia enorme para comprender nuestra
situación actual y colocarnos en sintonía contigo. Estar a la escucha de tu
palabra para construir una vida autentica y llena de sentido, sin pasar de
largo y sin hacer las cosas irresponsablemente. Tu presencia nos anima a seguir
construyendo nuestra vida con todo el primor y con todo el sentido, sin
escatimar esfuerzos y dones colocados en nuestra vida. Sabemos que tenemos que construir
nuestra vida con todo el esfuerzo y cariño posible, para que sea una vida bendecida
para nosotros y para todos aquellos que se acercan a nosotros. No podemos ser
descuidados e inoperantes, porque a la larga sentiremos nuestras
despreocupaciones en lo más profundo de nuestro ser. Escuchemos esta interesante historia.
La
casa imperfecta:
Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a
disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de
dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su
familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se
las arreglarían de alguna manera.
El
jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la
compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo:
construir una casa más.
El
hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba
poniendo el corazón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad,
y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una
infortunada manera de poner punto final a su carrera.
Cuando
el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió
las llaves de la puerta principal.
-
Esta es tu casa, querido amigo -dijo-. Es un regalo para ti.
Si
el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente
la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendrá que vivir en la casa
imperfecta que había construido!
Esta
historia nos sugiere tantas cosas querido Jesús. A veces construimos nuestras
vidas de manera distraída, sin poner lo mejor de nosotros. La rutina nos
envuelve y pasamos por encima de las cosas día a día. Muchas veces, hacemos el
esfuerzo mínimo o no prestamos la atención necesaria... entonces, de repente un
día, vemos la situación que hemos creado y descubrimos que las cosas andan
torcidas... como la casa imperfecta. Sí lo hubiéramos notado antes, lo
habríamos hecho diferente ¿alguna vez nos ha pasado?
Tu
Jesús ya nos advertiste que hay dos maneras vivir la vida una de manera
responsable y sensata y otra de manera irresponsable e insensata. Nos contaste
la parábola de los que construyen su casa: uno la construyó sobre roca y
vinieron las lluvias y las tormentas y descargaron sobre la casa, pero no se
hundió porque estaba cimentada sobre roca. Y otra manera insensata o necia de
construir es sobre arena, vinieron las lluvias y las tormentas y descargaron
sobre la casa y esta se hundió totalmente porque estaba construida sobre arena,
algo inconsistente y poco fiable.
Sería
genial conseguir actuar siempre como si estuviésemos construyendo nuestra casa.
La vida es como un proyecto de «hágalo-usted-mismo». Nuestra vida, ahora, es el
resultado de nuestras actitudes y elecciones del pasado. Podemos hacer reformas
y restaurar nuestra casa ¡Nuestra vida de mañana será el resultado de nuestras
actitudes y elecciones de hoy! No podemos cambiar el pasado... pero podemos
aprender de él y construir en nuestro presente un mejor futuro. Ayúdanos tu
Jesús a mejorar nuestras actitudes y comportamientos y actuar como si todo
dependiera de nosotros, pero sabiendo que todo depende del Padre-Dios. Amén
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