domingo, 11 de agosto de 2024

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XIX

 

El ángel del Señor volvió por segunda vez, lo tocó y de nuevo dijo: “Levántate y come, pues el camino que te queda es muy largo”. Elías se levantó, comió, bebió y, con la fuerza de aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios. Esta escena nos llena de inmensa alegría, es como si el ángel nos dijera: No puedes hacerlo solo. Ese ángel no exige nuestra humillación, ni nos anima a hacer lo imposible: nos cuida, nos ofrece una mano para levantarnos y pan para retomar nuestro camino. El pan tiene sabor a fragilidad que se deja abrazar y transfigurar; El pan se acoge como lugar santo de amistad con Dios y medicina para retomar el camino hacia Dios. Cuando el alma está preparada, entonces nosotros también lo estamos.

En Jesús descubrimos el Pan que atrae a todo y a todos, el Pan que mueve el mundo. El Pan se convierte en el centro de gravedad permanente. Un Pan que desciende, un Pan que atrae, un Pan que une al Padre y a sus hijos y al Hijo con sus hermanos, un Pan que une vida a vida.

Es hermoso recordar que en el pan que baja del cielo encontramos un Cuerpo histórico, su figura; es hermoso sentir que en el Pan encontramos un Cuerpo comunitario, migajas que caminan juntas como un solo pan; es hermoso ampliar la mirada y experimentar que el universo entero obedece al Pan, Cuerpo universal.

Un tesoro espiritual para escuchar este domingo: la belleza de ser adultos gracias al Pan; agradecer por ser adultos frágiles e imperfectos, capaces de ser amados por el mismo Dios-creador y sostenidos por un trozo de pan; Y ese es Jesús el pan bajado del cielo para la vida del mundo.

Hoy jornada vocacional de la Orden de los Siervos de María, pedimos vuestra oración y vuestra colaboración

 

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