2024
CICLO B TIEMPO ORDINARIO XIX
El ángel del Señor volvió por segunda
vez, lo tocó y de nuevo dijo: “Levántate y come, pues el camino que te queda es
muy largo”. Elías se levantó, comió, bebió y, con la fuerza de aquella comida,
caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios. Esta
escena nos llena de inmensa alegría, es como si el ángel nos dijera: No
puedes hacerlo solo. Ese ángel no exige nuestra humillación, ni nos anima a
hacer lo imposible: nos cuida, nos ofrece una mano para levantarnos y pan para
retomar nuestro camino. El pan tiene sabor a fragilidad que se deja abrazar y
transfigurar; El pan se acoge como lugar santo de amistad con Dios y medicina
para retomar el camino hacia Dios. Cuando el alma está preparada, entonces
nosotros también lo estamos.
En Jesús descubrimos el Pan que atrae a
todo y a todos, el Pan que mueve el mundo. El Pan se convierte en el centro de
gravedad permanente. Un Pan que desciende, un Pan que atrae, un Pan que une al
Padre y a sus hijos y al Hijo con sus hermanos, un Pan que une vida a vida.
Es hermoso recordar que en el pan que
baja del cielo encontramos un Cuerpo histórico, su figura; es hermoso sentir
que en el Pan encontramos un Cuerpo comunitario, migajas que caminan juntas
como un solo pan; es hermoso ampliar la mirada y experimentar que el universo
entero obedece al Pan, Cuerpo universal.
Un tesoro espiritual para escuchar este
domingo: la belleza de ser adultos gracias al Pan; agradecer por ser adultos
frágiles e imperfectos, capaces de ser amados por el mismo Dios-creador y
sostenidos por un trozo de pan; Y ese es Jesús el pan bajado del cielo para la
vida del mundo.
Hoy jornada vocacional de la Orden de
los Siervos de María, pedimos vuestra oración y vuestra colaboración
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