TE BUSCO, SEÑOR
Aunque lo haga de una forma equivocada, e
incluso, a veces porque me das lo que me conviene.
Pero créeme, Señor, que te busco porque
te quiero.
Aunque a veces la cruz me pese demasiado.
Aunque, en otros momentos, no entienda
en algo o en mucho tus misterios.
Aunque, la vida terrena, me guste más
que aquella que en el cielo me espera.
TE BUSCO, SEÑOR
No por lo que me das, aunque me lo
ofrezcas.
No porque me acompañas, que te lo
agradezco.
No porque me iluminas, aunque a veces
prefiera vivir en la oscuridad.
Sólo sé, Señor, que te busco.
En cada día y en cada acontecimiento.
En la escasez y en la abundancia.
En el llanto y en la sonrisa.
Cuando las cosas vienen de frente y,
cuando el suelo por debajo de mis pies, se abre en un peligroso boquete.
TE BUSCO, SEÑOR
Aunque mi fe no sea sólida y, a veces,
exija pruebas de tu presencia.
Aunque dude, y a continuación, te de la
espalda y no pueda defenderte.
Aunque no trabaje demasiado por tu causa
y por tu Evangelio.
Sólo sé, Señor, que no dejo de buscarte.
Que no dejo de quererte.
Que no dejo de pensar que, sin Ti, mi
vida sea muy diferente.
Gracias, Señor.
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