miércoles, 8 de enero de 2025


 

2025 ENERO MEDITACIÓN EUCARISTICA

¿ES USTED JESÚS?

Querido Jesús de nuevo estamos aquí contigo al inicio de este año nuevo y queremos sentirnos cerca de ti para que nos acompañes a lo largo de este nuevo año. Tantas veces nos sentimos desprotegidos y como abandonados. Queremos refugiarnos en ti y sentir tu abrazo cálido y suave.

Queremos vivir de acuerdo con tus criterios y valores sabiendo que la generosidad, la amabilidad, la servicialidad son elementos irrenunciables. Donde hay un cristiano, un seguidor tuyo, deberían brillar estos valores irrenunciables. Saber y ser conscientes que somos su presencia en medio del mundo y de la sociedad actual. A pesar de que muchos viven de espaldas a Dios, lo importante es saber que a pesar de todo Dios nos ama a todos y de manera incansable. Escuchemos esta bella historia:

¿Es usted Jesús? Un grupo de vendedores fue a una convención de ventas. Todos les habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche. Sin embargo, la convención terminó un poco tarde, y llegaron retrasados al aeropuerto. Entraron todos con sus billetes y documentos de identidad, corriendo por los pasillos.

De repente, y sin querer, uno de los vendedores tropezó con una mesa, que tenía una canasta de manzanas. Las manzanas salieron volando por todas partes. Sin detenerse, ni voltear para atrás, los vendedores siguieron corriendo, y apenas alcanzaron a subirse al avión. Todos menos uno. Este se detuvo, respiró hondo, y experimentó un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas. Les dijo a sus amigos que siguieran sin él, y le pidió a uno de ellos, que al llegar llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar en un vuelo más tarde.

Luego, se regresó a la terminal, y se encontró con todas las manzanas tiradas por el suelo. Su sorpresa fue enorme, al darse cuenta de que la dueña del puesto era una niña ciega. La encontró llorando, con enormes lágrimas corriendo por sus mejillas. Tanteaba el piso, tratando en vano de recoger las manzanas, mientras la multitud pasaba, vertiginosa, sin detenerse; sin importarle su desdicha.

El hombre se arrodilló junto con ella, recogió las manzanas, las metió a la canasta y le ayudó a montar el puesto nuevamente. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que muchas se habían golpeado y estaban maltratadas. Las tomó y las puso en otra canasta. Cuando terminó, sacó su cartera y le dijo a la niña:

- Toma, por favor, este dinero por el daño que hicimos. ¿Estás bien?

Ella, llorando, asintió con la cabeza. El continuó, diciéndole:

- Espero no haber arruinado tu día. Conforme el vendedor empezó a alejarse, la niña le gritó:

- Señor...

Él se detuvo, y volteó a mirar esos ojos ciegos. Ella continuó:

- ¿Es usted Jesús?

Él se paró en seco y dio varias vueltas, antes de dirigirse a abordar otro vuelo, con esa pregunta quemándole y vibrando en su alma: "¿Es usted Jesús?"

A nosotros nos ha sucedido alguna vez que nos hayan confundido con Jesús. Te pedimos Señor que nos hagas fuertes y responsables en ser tus testigos, porque ese es nuestro destino. Testificar que tú nos amas y que ese amor nos hacer vivir de manera diferente y autentica. Deberíamos parecemos tanto a Jesús que la gente pudiera descubrir su presencia a través de nosotros. Parecernos tanto a Jesús en un mundo que está ciego a Su Amor, Su Vida y Su Gracia. Si decimos que conocemos a Jesús, deberíamos vivir y actuar como lo haría Él.

Pero para ello tenemos que conocer más intensamente a Jesús. Conocerlo es mucho más que citar los Evangelios e ir a la Iglesia. Es, en realidad, vivir Su Palabra cada día. Identificarnos con su vida y sus palabras y sus gestos. Sería ser capaces de traer en el presente y en la vida de nuestros hermanos su aroma, su mirada, sus abrazos, su misericordia. Cada uno de nosotros somos la niña de sus ojos, aun cuando hayamos sido golpeados por las caídas. Él dejó todo y asumió nuestra carne y nos recogió a ti y a mí en su regazo, y pagó por nuestra fruta dañada. Empecemos a vivir como si valiéramos el precio que Él pagó. Pero empecemos hoy, porque el futuro se construye desde ahora. Amén.

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