¿Dónde vas inquieta y misteriosa,
estrella de Belén?
¿Por qué tu resplandor ilumina a los que
tienen fe y deja como están, a los que cerraron sus ojos al asombro?
Estrella, que expresas mensajes de
adoración y convocatoria:
Tú, nos ayudas a descubrir el corazón de
Dios que late en un portal, a postrarnos ante Aquel que, siendo Dios, se hace
hombre, a ofrecer, entre miserias y debilidades, la fortuna de nuestra fe.
Eres, estrella celeste, manifestación de
un Dios que guía al hombre hasta Jesús luz para todo aquel, que, viviendo en la
oscuridad, busca nitidez para su fe.
Eres, estrella que cruza el inmenso
cielo, dedo que señala al rey que todos esperan.
Eres, estrella que parpadea con guiño de
Dios, que nos revela al rey humilde y oculto, real, universal, rompiendo y
saltando las fronteras que los hombres vamos levantando
Estrella de Belén ¡Párate, detente
estrella divina y veloz!
Queremos vislumbrar, ya desde ahora, a
Aquel que profetas y reyes, ángeles y pastores anunciaron y adoraron.
Gracias, Señor, ya no necesitamos más
estrellas pues, bien sabemos, que cuando hay LUZ, la LUZ ya no tiene estrellas.
Y, Tú, Señor, eres luz que apaga y
esconde todas las demás estrellas.
Amén.
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