2023 AÑO A TIEMPO DE PASCUA VII
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Celebramos esta Fiesta
solemne de la Ascensión del Señor que destaca y subraya un aspecto, un
acontecimiento, una realidad del único Misterio Pascual. Cada domingo, al
profesar nuestra fe, decimos: “subió al cielo y está sentado a la derecha del
Padre”.
Los cristianos sabemos
que no se trata de un mero cambio de lugar; se trata del cambio de un modo de
existencia. Jesús acaba su vida en la tierra y vuelve al Padre. Su resurrección
no fue una vuelta a la vida anterior, no fue un paso atrás, sino un paso
adelante y definitivo a la Vida Eterna y Gloriosa junto al Padre.
La Ascensión es la
celebración de Él presente de otra manera: Jesús no se fue lejos, sino adelante
y a lo profundo; no más allá de las nubes, sino más allá de las formas. Si
antes estaba con los discípulos, ahora estará dentro de ellos. Su última cita
es en la Galilea de los comienzos, caminaron juntos durante tres años; y si no
entendían mucho, sin embargo, le querían mucho. Y están todos allí en la cita
del último monte. Acaban de encontrarle e inmediatamente les invita a ir, les
insta a pensar en grande, a mirar lejos: abrirse al mundo, les envía a sumergirse
en lo humano.
"Bautizar": significa sumergir toda vida en el océano de Dios,
dejarse sumergir y levantarse en él. ¿Qué deben hacer los discípulos? Crear un
laboratorio de inmersión en Dios, para el mundo. Los hombres no tienen
experiencia ni conciencia de que están sumergidos en un océano de amor.
¿Para qué, para
reclutar devotos? ¿Para aumentar el número de grupos? No, para que se extienda
por la tierra una pandemia de fuego y libertad. Vayamos a iluminar las vidas
que encontremos, "enseña a vivir bien" (San Bernardo). Enseña a ser
feliz. Enseña a dar, a estar vivo. "Haced
discípulos a todas las naciones": Jesús no da la orden de adoctrinar
al mundo. El término "discípulo" en su etimología significa "el que aprende".
"Hacer
discípulos" significa ampliar la mente de las personas, enseñarles a ser
los que nunca dejan de aprender y aceptar. "Algunos, sin embargo,
dudaban": Jesús deja en la tierra casi nada: un pequeño grupo de once
hombres asustados, confusos, que aún dudaban, y un núcleo de mujeres valientes
y fieles. Se va realizando un acto de enorme confianza: confía su verdad a
gente que duda, muestra el camino hasta los confines de la tierra a gente que
cojea.
Jesús no se erige en el
que resuelve nuestros problemas, sino en el que ofrece horizontes, en el que
engrandecer la vida. Pero no nos deja solos con nuestras limitaciones: "Yo estoy siempre con vosotros" hasta
el fin del mundo. Nosotros podremos renunciar a él, pero él nunca renunciará
de nosotros. Él ha impregnado el mundo de Dios, y también ha impregnado nuestra
vida de Él; Estamos bautizados con Él. Si pudiéramos sentirlo y disfrutarlo,
caminaríamos por la tierra con pasos de alegría y vida en plenitud, sin fin.
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