sábado, 20 de mayo de 2023

 

2023 AÑO A TIEMPO DE PASCUA VII 

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 

Celebramos esta Fiesta solemne de la Ascensión del Señor que destaca y subraya un aspecto, un acontecimiento, una realidad del único Misterio Pascual. Cada domingo, al profesar nuestra fe, decimos: “subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”.

Los cristianos sabemos que no se trata de un mero cambio de lugar; se trata del cambio de un modo de existencia. Jesús acaba su vida en la tierra y vuelve al Padre. Su resurrección no fue una vuelta a la vida anterior, no fue un paso atrás, sino un paso adelante y definitivo a la Vida Eterna y Gloriosa junto al Padre.

La Ascensión es la celebración de Él presente de otra manera: Jesús no se fue lejos, sino adelante y a lo profundo; no más allá de las nubes, sino más allá de las formas. Si antes estaba con los discípulos, ahora estará dentro de ellos. Su última cita es en la Galilea de los comienzos, caminaron juntos durante tres años; y si no entendían mucho, sin embargo, le querían mucho. Y están todos allí en la cita del último monte. Acaban de encontrarle e inmediatamente les invita a ir, les insta a pensar en grande, a mirar lejos: abrirse al mundo, les envía a sumergirse en lo humano.

"Bautizar": significa sumergir toda vida en el océano de Dios, dejarse sumergir y levantarse en él. ¿Qué deben hacer los discípulos? Crear un laboratorio de inmersión en Dios, para el mundo. Los hombres no tienen experiencia ni conciencia de que están sumergidos en un océano de amor.

¿Para qué, para reclutar devotos? ¿Para aumentar el número de grupos? No, para que se extienda por la tierra una pandemia de fuego y libertad. Vayamos a iluminar las vidas que encontremos, "enseña a vivir bien" (San Bernardo). Enseña a ser feliz. Enseña a dar, a estar vivo. "Haced discípulos a todas las naciones": Jesús no da la orden de adoctrinar al mundo. El término "discípulo" en su etimología significa "el que aprende".

"Hacer discípulos" significa ampliar la mente de las personas, enseñarles a ser los que nunca dejan de aprender y aceptar. "Algunos, sin embargo, dudaban": Jesús deja en la tierra casi nada: un pequeño grupo de once hombres asustados, confusos, que aún dudaban, y un núcleo de mujeres valientes y fieles. Se va realizando un acto de enorme confianza: confía su verdad a gente que duda, muestra el camino hasta los confines de la tierra a gente que cojea.

Jesús no se erige en el que resuelve nuestros problemas, sino en el que ofrece horizontes, en el que engrandecer la vida. Pero no nos deja solos con nuestras limitaciones: "Yo estoy siempre con vosotros" hasta el fin del mundo. Nosotros podremos renunciar a él, pero él nunca renunciará de nosotros. Él ha impregnado el mundo de Dios, y también ha impregnado nuestra vida de Él; Estamos bautizados con Él. Si pudiéramos sentirlo y disfrutarlo, caminaríamos por la tierra con pasos de alegría y vida en plenitud, sin fin.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario