En vuestro gesto se esparce la humildad
lo mismo que el amor en vuestros ojos.
Buscasteis el calor del inocente,
la luz del mártir y el desamparado.
Por eso vuestro pueblo os reverencia,
bien sabe que de todos sois Patrona.
Aromada de rosas y azucenas,
con las mejores galas ataviada,
salís para llevaros nuestras penas
por las calles de nuestra ciudad enamorada.
A hombros del Amor que se os procesa,
os llevan al compás los portadores
de los vivas y cantos más sinceros.
Sostiene el aire olores de promesa.
Sois Virgen Milagrosa, Virgen Pura;
consuelo de tu pueblo, perpetuo amparo
por todas nuestras vidas derramado,
recado de bondad y de hermosura.
En brazos sostenéis a vuestro Hijo
concediendo el perdón de los pecados
que, futuros, presentes y pasados,
redime con su Santo Crucifijo.
Siempre será, Señora, vuestro manto
el hogar que cobije nuestros duelos,
el destino de todos los anhelos,
la paz de la desdicha y el quebranto.
Pues nada somos sin vuestros cuidados, nada seremos
sin vuestra presencia.
A vuestro lado, madre nuestra, siempre, Virgen de
los Desamparados. Amén
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