2023 MAYO ADORACIÓN EUCARISTICA:
Gracias por estar aquí
De nuevo
contigo Jesús en el santísimo sacramento del altar, venimos a estar contigo, a
saborear tu presencia, pero sobre todo a recuperar nuestras fuerzas un poco
cansadas de tanto trajinar por la vida o por los golpes y desilusiones
recibidos. Estar aquí contigo nos ensancha el corazón y nuestra alma respira
tranquila y agradecida. Siempre es así tu presencia es enriquecedora y fortalece
nuestro ánimo y nuestras posiciones ante la vida.
Escuchemos
esta historia enternecedora y llena de sentido: Gracias por estar aquí.
Cuando yo era director general de una gran empresa
internacional, durante una charla ante un grupo de profesionales, me hicieron
esta pregunta: ¿Qué es lo más importante que ha hecho en su vida? En mi calidad
de ingeniero industrial, sabía que los asistentes deseaban escuchar anécdotas
sobre mi trabajo, entonces les respondí:
- Lo más importante que he hecho en la vida, tuvo
lugar hace dos años. Comencé el día jugando a una partida de golf con un amigo
mío al que no había visto en mucho tiempo. Entre jugada y jugada me contó que
su esposa y él acababan de tener un bebé.
Mientras jugábamos, llegó el padre de mi amigo, quien,
consternado, le dijo que al bebé se lo habían llevado de urgencia al Hospital.
Al momento, mi amigo se subió al automóvil de su padre y se marchó. Yo, por un
momento, me quedé donde estaba, sin saber qué debía hacer. ¿Seguir a mi amigo
al hospital? Mi presencia allí, me dije, no iba a servir de nada, pues la criatura
estaría al cuidado de médicos y enfermeras, y nada de lo que yo hiciera o
dijera iba a cambiar las cosas. ¿Brindarle mi apoyo moral? Eso, quizás, pero
tanto él como su esposa provenían de familias numerosas, y sin duda estarían
rodeados de parientes, que les ofrecerían el apoyo necesario. Lo único que
haría yo, sería estorbar. Así que decidí ir más tarde al hospital a visitar a
mi amigo. Al poner en marcha mi coche, me percaté que mi amigo se había dejado
el coche con las llaves puestas, estacionado junto a las canchas. Decidí
entonces cerrar su coche e ir al hospital a entregarle las llaves. Como supuse,
la sala de espera estaba llena de familiares. No tardó en presentarse un
médico, que se acercó a la pareja, comunicándoles en voz baja que su bebé había
fallecido. Los padres se abrazaron y lloraron, mientras todos los demás los
rodeamos en medio del silencio y el dolor. Al verme mi amigo, se refugió en mis
brazos y me dijo: “Gracias por estar aquí”.
Durante el resto de la mañana, permanecí sentado en
la sala de urgencias del hospital, viendo a mi amigo y a su esposa sostener en
brazos a su bebe y despedirse de él. “Esto es lo más importante que he hecho en
mi vida”, y aquella experiencia me dejó tres enseñanzas:
Primera: lo más importante que he hecho en la vida,
ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer. Nada de lo
racional que aprendí en la universidad, ni en el ejercicio de mi profesión, me
sirvió en tales circunstancias. A dos personas les sobrevino una desgracia y lo
único que pude hacer fue acompañarlos y esperar. Pero estar allí, era lo
principal.
Segunda: aprendí que, al aprender a pensar, casi me
hizo olvidar el sentir.
Tercera: aprendí que la vida puede cambiar en un
instante.
¡Cuántas cosas
hay que agradecer a Dios! Cuantas veces en momentos importantes no tenemos que
hacer nada, no tenemos que decir nada, no tenemos que inventar nada, solo estar
ahí, hacernos presentes.
Hacernos
presentes en medio de las personas que amamos, de las que apreciamos. Como tu
Jesús que te presentaste en medio de tus discípulos el día de tu resurrección y
les dijiste paz a vosotros. Solo estar ahí, hacerte presente en estos momentos
de desconcierto fue suficiente para ellos.
Querido Jesús eucaristía
tú también te haces presente en nuestras vidas y en nuestro interior en
cualquier momento de la vida, en los felices y en los tristes, en la alegría y
felicidad o en la tristeza y en el desánimo. No nos abandones nunca, se tu
nuestro sostén y haz que te sintamos cerca, no solo con la cabeza y con la mente
sino con todo nuestro ser. Amén
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