2023 MAYO MEDITACION EUCARISTICA.
LA ORUGA
En esta tarde
Jesús sacramentado y estando a la espera de la efusión del Espíritu santo en
Pentecostés, queremos meditar sobre esta fuerza interior que tú nos concedes,
porque nos amas. Tu Espíritu que renueva todas las cosas y nos lanza hacia el
futuro renovado y rejuvenecido. Solo él puede mantener la llama, el fuego del
amor, de la entrega, del sacrificio por los demás.
LA ORUGA: Una pequeña oruga caminaba un día en dirección al
sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes.
– ¿Hacia dónde te diriges? – le preguntó.
Sin dejar de caminar, la oruga contestó: Tuve un
sueño anoche: soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el
valle. Me gustó lo que ví en mi sueño y he decidido realizarlo.
Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo
se alejaba: – ¡Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¿Tú?
¿Una simple oruga? …. una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y
cualquier tronco una barrera infranqueable…No hubo nada que decir,
todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría
un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el
que había vuelto a vivir. Había, por fin, cumplido su sueño…
Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó, su
diminuto cuerpo no dejó de moverse. De pronto se oyó la voz de un escarabajo: –
¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño?
Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante: – Tuve un
sueño y deseo realizarlo, subir a esa montaña y desde ahí contemplar todo
nuestro mundo.
El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la
carcajada y luego dijo: – Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar
algo tan ambicioso.
Y se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras
la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.
Del mismo modo la araña, el topo y la rana le
aconsejaron a nuestro amigo desistir.
– ¡No lo lograrás jamás! Le dijeron, pero en su
interior había un impulso que lo obligaba a seguir.
Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió
parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar.
– Estaré mejor. Fue lo último que dijo y murió.
Todos los animales del valle fueron a mirar sus
restos, ahí estaba el animal más loco del campo, había construido como su tumba
un monumento a la insensatez, ahí estaba un duro refugio, digno de uno que
murió por querer realizar un sueño irrealizable. Una mañana en la que el sol
brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a
aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De
pronto quedaron atónitos, aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro
vieron unos ojos y unas antenas que no podían ser las de la oruga que creían
muerta, poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron
saliendo las hermosas alas de mariposa de aquel impresionante ser que tenían en
frente, el que realizaría su sueño, el sueño por el que había vivido, por el
que había muerto y por el que había vuelto a vivir.
No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría:
se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el
que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.
Había, por fin, cumplido su sueño…
Todos se
habían equivocado. Dios nos ha creado para conseguir un ideal, vivamos por él,
intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no
podemos, quizá necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio
radical en nuestras vidas y entonces, con nuevos bríos y con la gracia de Dios,
lo lograremos.
El éxito en la
vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido
que enfrentar en el camino. Te pedimos Señor Jesús sacramentado que envíes tu espíritu
Santo a nosotros, a la Iglesia y al mundo entero para que con su fuerza
interior podamos realizar nuestros propios sueños, nuestra vocación más íntima.
Amén
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