Ven, luz verdadera.
Ven, misterio oculto.
Ven, tesoro sin nombre.
Ven, felicidad interminable.
Ven, luz sin ocaso.
Ven, esperanza de todos los que quieren salvarse.
Ven, tú que despiertas a los que duermen.
Ven, tú que eres poderoso, y haces, y rehaces,
y transformas todo con tu voluntad.
Ven, tú que eres invisible.
Ven, tú que permaneces sin cambiar jamás
y a cada instante te mueves por completo
y vienes a nosotros que yacemos en los infiernos,
tú, que estás más allá de todos los cielos.
Ven, mi aliento y mi vida.
Ven, consolación de mi pobre alma.
Ven, mi alegría, mi gloria sin fin. Amén.
Oración
al Espíritu Santo escrita por San Simón en el año 1022
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