¡Hagamos miles de
tiendas!
Tres tiendas pretendían
levantar Pedro
pero miles de tiendas,
quisiéramos construir muchos de nosotros,
para vivir cosidos al
Maestro permanentemente.
Cuando vivimos con
intensidad una eucaristía:
nuestro interior
resplandece a la luz de la Fe.
Cuando escuchamos la
Palabra de Dios que
nos propone caminos
para ser hombres y mujeres enteramente nuevos.
Cuando en las
situaciones de cada día
descubrimos que Jesús
se transfigura en los pequeños detalles,
en las grandes opciones
que realizamos, en las cruces que abrazamos.
¡Hagamos miles de
tiendas, Señor!
Una tienda cuyo techo
sea el cielo que nos habla de tu presencia Señor.
Una tienda, sin puerta
de entrada ni salida,
para que siempre nos
encuentres en vela, despiertos y contemplando tu realeza.
Una tienda en la que
todos aprendamos que la CRUZ
es condición necesaria
e insoslayable en la fidelidad cristiana.
Una tienda que nos
ayude a entender que aquí todos somos nómadas.
Que no importa tanto el
estar instalados
cuanto estar atentos de
que todo es fugaz y pasajero.
Una tienda, Señor, que
nos proteja de las inclemencias de los fracasos
y tumbos de nuestra
vida cristiana.
Una tienda, Señor, que
nos ayude a ESCUCHAR tu voz en el silencio del desierto.
Una tienda, Señor,
donde permanentemente sintamos
cómo se mueve su débil
estructura
al soplo de tu voz: “Tú
eres mi Hijo amado”. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario