¿CUÁL ES EL PRINCIPAL MANDAMIENTO,
JESÚS?
¿Amar, aun a riesgo de perder, o ser
amado, buscando mi egoísmo personal?
¿Amar, respetando y queriendo lo del
otro o, por el contrario, buscar un amor a la carta con contraprestaciones y con
diversos colores de placer?
Tengo, miedo, de no amar a Dios como
Tú lo amas.
De no servirle como Tú lo haces.
De no buscarle por los caminos, por los
que Tú me invitas a seguirte.
Digo amar a Dios…y me amo a mi mismo.
Digo entregarme a Dios…y me busco a
mí mismo.
Digo soñar con Dios…y pienso en mi
propio paraíso.
Ayúdame, Señor, a descubrirlo.
A que, lo único y trascendente, sea
brindar a Dios mi existencia y mi adoración, mis ilusiones y mis esperanzas, mi
compromiso y mis anhelos de fraternidad.
Ayúdame, Señor, a que tus
mandamientos sean los míos:
Que no sean sólo ley, sino
convencimiento.
Que no sean letra impresa, sino
corazón abierto.
Que te amé no por obligación y sí por
necesidad de Ti.
Y ahora, Señor, respóndeme lo que de
antemano ya sé:
El amor a Dios empuja a darse al
hermano y, en el hermano, es donde puedo también alcanzar el amor divino que
sale a mi encuentro.
¡Gracias, Señor!
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