2024 febrero MEDITACIÓN EUCARÍSTICA
LA MUERTE DE LA ROSA
Señor Jesús en
este tiempo de cuaresma nos colocamos delante de ti para tener un momento de
serenidad, de encuentro, de saborear lo importante que es sentirnos amados y
respetados tal como somos. Nuestra vida es un don para ti y con ella queremos
alabarte siempre, y sentirnos amados y queridos por ti.
La
muerte de la rosa: En
el rosal de un jardín de una casa solariega, un día de principios de verano se
abrió una bellísima rosa que el jardinero contemplaba feliz y orgulloso. Era la
rosa blanca más hermosa que jamás había visto. Esa misma tarde, cuando el dueño
de casa vino a pasar unas
horas con su
familia, contempló la rosa, llamó al jardinero y le dijo:
- ¡Córtala!
El
jardinero quería dejarla en el rosal, pero el dueño insistió. Pocos minutos
después, la pobre sintió la fría sensación del acero que cortaba su débil
tallo.
- ¿Qué será de mí? –pensó la rosa.
Una
hora después nuestra bella rosa estaba ya, junto con otras flores del jardín,
en una floristería donde dos hombres hablaban de dinero y negocios. La
dependienta, cuando vio la rosa blanca lanzó un grito de admiración:
-
Es la rosa más bonita que he visto en mi vida!
Y
la rosa vio cómo era adornaba con una cinta de seda y colocada en el escaparate
de la floristería en un precioso y fino jarrón de cristal transparente. Durante
varias horas vio pasar muchas personas por delante de ella. Estaba aturdida,
pues la gente no hacía más que lanzarle piropos.
A
media tarde, entró en la floristería una señora vestida de luto. Paseó la
mirada por la tienda y, dirigiéndose al dueño le dijo:
-
Por favor, deme la mejor rosa que tenga.
Las
había de muchos colores, pero el dueño le señaló precisamente la que estaba en
el escaparate.
-
¿Es la más bonita? –preguntó la dama.
-
Sí, le contestó el dueño.
-
¿Cuánto cuesta?
-
Por ser para usted…
Y
la rosa se preguntaba: ¿A dónde me llevará la señora? ¿A su casa? ¿A la
habitación de un enfermo?
¿Tal
vez a la tumba de un recién fallecido?
Pero
la dama entró en una iglesia iluminada de luz y repleta de fieles. Divisó a un
anciano sacerdote y le tendió la rosa. El sacerdote sonrió mientras decía:
-
¡Bonita rosa! Es digna de Él.
La
rosa se llenó de misterio al no entender quién era “Él”. Se encaminó el
sacerdote al presbiterio. Subió las gradas del mismo, y junto a la custodia
donde estaba “Él”, colocó la rosa.
Esa
noche hubo una gran ceremonia litúrgica con mucho incienso. La rosa entonces
comprendió que estaba como una víctima santa y bella a los pies del Maestro…,
del Creador que modeló las flores, encendió las estrellas y creó las almas.
Pasaron seis días y la rosa sintió que una languidez mortal le invadía hasta el
fondo de su ser. Era la rosa más bella, pero también tenía el más bello
destino. ¿Qué otro final podría haber soñado para sí misma? Y entregando su
amor y su vida, fue deshojando lentamente sus pétalos, uno a uno, a los pies
del Supremo Dueño, su Creador, su Señor.
La vida de
todos y cada uno de nosotros en un regalo de Dios. La podemos usar de muchos
modos, algunos agradables a Él, otros no tanto. De todos los modos posibles, el
más bello es, cuando dejándolo todo, nos dedicamos a estar siempre en su
presencia. Con el paso de los años nos iremos consumiendo y deshojando, hasta
el momento en el que Él nos llame para permanecer siempre unidos. Pero que
hermoso será ir deshojándonos, pero embelleciendo la vida de todo y todos los
que nos rodean. Amén
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