domingo, 4 de febrero de 2024

QUE NO ME OLVIDE, JESÚS

Que puedo curar, sin ser médico.

Que puedo aliviar, sin ser medicina.

Que puedo hacer sonreír, sin tener el título de payaso.

Que el cariño que se da, es salud para el que se encuentra enfermo.

Que la palabra con amor, es inyección para el moribundo.

Que una visita, más pronto que tarde, es bálsamo que disipa la soledad.

QUE NO ME OLVIDE, JESÚS

Que, si avanzo por tus caminos, el sufrimiento humano no ha de ser ajeno a mi sendero.

Que, si digo ser de los tuyos, he de luchar contra la fiebre; de aquel que se encuentra endiosado, de aquellos otros que están perdidos, de otros tantos que se encuentran, postrados en la cama de su aflicción, soledad, abandono, miserias, desprecios, humillaciones o enfermedades.

Que tu mensaje se mantiene vivo, no sólo en el árbol de la palabrería, sino en el fruto de las buenas obras.

Que tu mensaje se difunde con fuerza cuando nuestras manos son alivio, esperanza y fuerza moral para los que se sienten desarmados y sin más horizonte que la muerte.

QUE NO ME OLVIDE, JESÚS

Que tus preocupaciones, han de ser las mías.

Que tus desvelos, han de contar con horas de mis horas.

Amén.

P. Javier Leoz

 

 

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