miércoles, 31 de julio de 2024


 

2024 AGOSTO MEDITACIÓN EUCARÍSTICA.

El tesoro y la vida

Querido Jesús en esta tarde de verano nos disponemos a estar este tiempo contigo, tiempo donde tú serás lo importante y lo esencial. Solo tu puedes ayudarnos a descubrir lo que es valido y verdadero en la vida y dejar pasar lo superfluo y pasajero. Muchas veces nos aferramos a lo efímero y nos olvidamos de lo eterno, de lo que de verdad vale la pena. Escuchemos esta interesante historia.

El Tesoro y la vida: Cierto día, dos hombres decidieron acudir a una casa antigua en búsqueda de un tesoro enterrado desde tiempos de la revolución. Los dos hombres a quienes les fue revelada la ubicación del oro por un anciano emprendieron la aventura. Ambos hombres no poseían ni una moneda ni herramienta para poder encontrar el anhelado tesoro, así que comenzaron a cavar con las manos aprovechando que era época de lluvia y la tierra estaba blanda.

Después de tres días de continúo desgaste de sus manos para poder sacar la tierra los dos hombres encontraron una moneda de oro para cada uno, lo que llenó de alegría a los buscadores de riqueza.

Uno de ellos, feliz de la hazaña, sin perder el tiempo acudió a un restaurante a comprar las mejores comidas, compró las mejores ropas y el celular de moda, pues su moneda de oro tenía un valor enorme.

El otro buscador, sin embargo, tomando las cosas con calma, compró comida económica para 15 días, así como picos, palas y una carretilla.

Pasados 15 días el primer hombre que se había dado unos días de rico, regresó a la casa en búsqueda de más riqueza para seguir viviendo cómodamente. Cabe mencionar que regresó sin nada y tuvo que continuar su búsqueda con las manos, mientras tanto, el segundo hombre utilizaba las herramientas que había comprado.

No pasó mucho tiempo cuando ambos hombres volvieron a encontrar riquezas, está vez fueron 3 monedas de oro el hombre que cavaba con las manos, en cambio el que utilizaba herramientas encontró 10 monedas.

Como sucedió al inicio, el primer hombre se fue para darse una vida de rico, pero en esta ocasión durante dos meses. 

En cambio, el segundo hombre compró una retroexcavadora y el terreno donde se encontraba la casa vieja dónde estaban encontrando aquel tesoro.

Pasado un tiempo, el hombre que se daba vida de rico cada vez que encontraba algunas monedas regresó al lugar para llevarse una sorpresa que no esperaba. El terreno había sido comprado por el otro hombre, en la entrada había un letrero que decía: "NO PASE, PROPIEDAD PRIVADA".

El hombre que gastó su primera moneda en palas y picos y que después compró una retroexcavadora y el terreno, no tardó mucho en encontrar un tesoro imposible de cuantificar. Así pudo vivir durante toda su vida con la comodidad con la que sueña la mayoría de las personas.

¿La riqueza es un asunto de suerte?

No siempre es así, muchas veces la gente capaz de construir un imperio tiene como secreto la constancia, la prudencia y la inteligencia.

Uno de los hombres en vez de malgastar su riqueza la reinvirtió hasta tener lo suficiente para poder vivir cómodamente, no por unas semanas o meses, sino de por vida. Mientras el otro hombre siguió su vida quejándose de su pobreza y la mala suerte que lo acompañaba.

Señor Jesús ayúdanos a valorar las oportunidades que la vida nos ofrece y que siempre hay que apreciarlas por lo que son y por las oportunidades que nos presentan. No busquemos solo la satisfacción inmediata y poco duradera. Ojalá fuéramos constantes en construir nuestras vidas y ayudar a construir la de los demás, en los valores de la constancia, de la perseverancia, del trabajo cotidiano hecho con amor y con perspectivas de mejorar y cambiar esta nuestra historia, tan acomplejada muchas veces. Danos tu la fortaleza y la templanza necesaria para ser auténticos seguidores tuyos y constructores de un mundo mejor para todos. Amén.

sábado, 27 de julio de 2024


 


 

AQUÍ ME TIENES, SEÑOR

Soy poco, muy poco o casi nada, pero con tus manos multiplicarás lo que en el mundo sea más necesario por tu Reino.

Conoces mi debilidad, mis pecados, mis carencias y errores, más sé que, con tu mirada, y por mí fe, multiplicarás lo bueno que en mí pusiste y harás que, aquellos que me rodean, puedan servirse de la bondad que desparramas.

Quiero ser uno de esos cinco panes, para que, el hambriento que sale al camino no marche a su casa sin haber comido del pan de mi fraternidad, del auxilio de mi solidaridad, del agua de mi caridad.

Tal vez, sean insuficientes; mis capacidades, mi pensamiento, mi alabanza, mi oración, mi entrega, mi testimonio.

Tal vez sea poco lo que la cesta de mi corazón albergue.

Pero, aquí me tienes, Señor.

Mucho me diste y, por ello, te doy las gracias, te bendigo y te alabo.

Mucho me diste y, por ello, te pido que nunca deje de ser sensible a las necesidades de mis hermanos. Amén

 


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XVII

En el relato del evangelio todo comienza gracias a que Jesús sube al monte, invitándonos a todos a que ascendamos en nuestro nivel de ver, comprender y reflexionar sobre la vida, sobre tantas situaciones y realidades que piden de nosotros una mirada más amplia.

Mucha gente sigue a Jesús, no tanto para recibir una enseñanza, sino para obtener soluciones a sus problemas. El mensaje de Jesús parece convencer, pero siempre se buscan soluciones. Muchos dicen cosas bonitas, pero las cosas bonitas no sanan, ni sacian, ni solucionan nuestros problemas.

Jesús no vive ajeno a nosotros, a lo que nos pasa. Este es uno de los rasgos que más caracteriza a Jesús: el drama de los otros, de cada persona, es siempre el suyo. Pide a sus discípulos que den de comer a aquella multitud. Los discípulos solo ven, solo vemos, cinco panes y dos peces ¿qué es esto para tantos? Incluso pretenden quitar el problema despidiendo a la gente y que se vayan a sus casas.

El mundo llamado desarrollado, las sociedades del bienestar, seguimos teniendo una gran responsabilidad y deuda con esa parte de la humanidad privada de los bienes que tantas veces derrochamos. No tenemos “perdón de Dios”, si no compartimos. Necesitamos alimentarnos para vivir, pan material y otros bienes; pero también pan espiritual. Todas esas personas son hombres y mujeres, niños, ancianos… hermanos nuestros, hijos de Dios. Poseen la misma dignidad de personas, todos por igual. Y la respuesta de Jesús, el Maestro, no es recurrir a Dios, como habitualmente hacemos nosotros, sino precisamente a sus seguidores: “dadles vosotros de comer”.

Y cuando somos capaces de compartir lo que tenemos, aunque sea muy poco, Dios lo multiplica. El verdadero milagro acontece ahí porque el egoísmo queda vencido. Nadie acapara sus bienes. Compartir nos hace vivir en esa comunión con los demás y con Dios.

La eucaristía nos obliga a sentirnos y a realizar la fraternidad de una manera concreta, real. A veces nos preocupa si el celebrante ha pronunciado las palabras prescritas en el ritual. Hacemos problema de si hay que comulgar en la boca o en la mano. Y, mientras tanto, no parece preocuparnos tanto la celebración de una eucaristía que no es signo de verdadera fraternidad ni impulso para buscarla.

Y, sin embargo, dice el teólogo Luis González-Carvajal: “Cuando falta la fraternidad, sobra la eucaristía”. Cuando no hay justicia, cuando no se vive de manera solidaria, cuando no se trabaja por cambiar las cosas, cuando no se ve esfuerzo por compartir los problemas de los que sufren, la celebración eucarística queda vacía de sentido.

Con esto no se pretende decir que solo cuando se viva entre nosotros la fraternidad verdadera podremos celebrar la eucaristía. La Iglesia es santa y pecadora, podemos seguir celebrándola, pero con el corazón en la mano y las manos puestas a trabajar para conseguir dicha fraternidad.

Siguen haciendo falta gestos y milagros de solidaridad en nuestro mundo ¿Estamos dispuestos a seguir en este empeño?

miércoles, 24 de julio de 2024


 Mañana  jueves 25 de Julio 

SOLEMNIDAD DE SANTIAGO APÓSTOL

PATRONO DE ESPAÑA

El horario de misas será, a las 8 horas de la mañana y a las 20 horas, con la colaboración de los Amigos del Camino de Santiago.

2024 JULIO MEDITACIÓN EUCARISTICA

¿QUÉ ES EL AMOR?

 

Jesús amigo de los hombres aquí nos tienes otra vez para compartir estos momentos contigo, momentos de plenitud, momentos de intimidad. Siempre que nos colocamos delante de ti sentimos la energía que sale de tu presencia, la fuerza que nos levanta y las ganas de volver a vivir y sentir como tú lo haces con cada uno de nosotros. Sentimos la grandeza de tu amor y de tu entrega por nosotros y por la humanidad entera, sentimos tu dulce fragancia que deja rastro de tu presencia resucitada en cada rincón de nuestro planeta. Nunca hubiésemos soñado gozar de tantos dones como tu nos brindas y sobre todo nos los concedes para que nosotros seamos puro don para los demás, puro amor que quieres seguir amando a pesar de las indiferencias y los desapegos de muchos de nuestros hermanos. Escuchemos esta bonita lección de una niña

¿Qué es el amor?: Ocurrió que uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó a la maestra ¿qué es el amor?

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:

- Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.

El primer alumno respondió:

- Yo traje esta flor… ¿no es bonita?

A continuación, otro alumno dijo:

- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?

Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

La maestra se dirigió a ella:

- ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?

La criatura, tímidamente, respondió:

- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla, pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…

Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?

La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.

 

Que lección tan grande querido Jesús la de esa niña que respetó la naturaleza de cada ser que encontró y respetó su manera de ser, de vivir y de actuar. El amor es algo que se siente y no debemos intentar poseerlo y domarlo para nuestro beneficio.

Lo único que se nos exige para amar de verdad y de corazón es tener sensibilidad para vivirlo. Porque la única manera de manifestarlo es con los hechos y transmitirlo con nuestras acciones. Esa es la única manera de demostrarlo.

El Amor no hay que aprisionarlo porque entonces lo ahogamos. El verdadero amor es el que lo disfruta, pero no lo posee ni lo retiene. El Amor no es tener, ni poseer, ni arrancar, ni forzar...

Tu Jesús nos enseñaste que el amor se lleva dentro, en el ALMA. El amor es ser libre y da siempre LIBERTAD. Que seamos capaces junto a ti de recordar tu gran oferta de amor, que nos amaste sin límites y disfrutemos de ello. Amén.

 

sábado, 20 de julio de 2024


 


 

¡DIFÍCIL, PERO… ADELANTE!

Proclamando, con voz fuerte y clara, que el Señor es el centro de nuestra historia, que, sin Él, todo desvaría y está llamado al fracaso.

Anunciando, de palabra y de obra, que el Señor es la fuente de nuestra energía.

Que, el Señor, es mucho más que leyenda.

Enseñando que, un cielo, nos aguarda.

Recordando que, en Dios, somos hermanos.

Gritando que, el perdón, puede más que el odio.

Trabajando para que, la tierra, sea imagen de lo que esperamos.

Conscientes de nuestros pecados y miserias.

Convirtiéndonos de caminos y actitudes equivocadas.

Retornando de la dispersión y de la confusión.

Rezando para que, aquello que decimos y obramos, sea inspiración divina y no solamente humana.

Que, Jesús, nos precede en el camino, nos empuja cuando los vientos del mundo nos detienen, nos alienta cuando nuestros pies se frenan, nos levanta cuando nuestros rostros caen, nos perdona cuando nuestros pecados nos abruman.

Que, Jesús, nos quiere de carne y hueso.

Que, Jesús, es consciente de nuestro barro.

Que, Jesús, sabe que no somos dioses.

Que, Jesús, confía en nuestras débiles manos.

¡DIFÍCIL, PERO…ADELANTE!

En nuestra tarea de ser cristianos

En nuestro deseo de anunciar el cielo.

En nuestro empeño de que Cristo sea conocido.

En nuestras encrucijadas y desvelos ¡Siempre, siempre, adelante!

Amén

 


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XVI

 

Queridos hermanos las lecturas que hemos escuchado, son suficientemente sugerentes para que podamos reflexionar un poco sobre ellas, y después llevarlas a la vida, a lo que hacemos todos los días, en nuestras relaciones con los demás, o cuando tengamos que tomar alguna decisión importante. Porque lo que escuchamos en la Iglesia, en la celebración, después debe repercutir en mi vida, debo intentar hacerlo realidad en mi trabajo, en mis relaciones con los vecinos, cuando voy de compras, o ahora en este tiempo de verano en mi tiempo descanso. La fe es algo que tiene que ir más allá de las celebraciones litúrgicas, y debe manifestarse en lo que somos y hacemos.

El profeta Jeremías se muestra muy duro con los pastores que no saben cuidar las ovejas, y que las dispersan. Era una llamada a la reflexión, en tiempos difíciles para Israel, y para nosotros hoy. Es una llamada seria para aquellos que tienen que ser testigos de una forma especial, los que se comprometieron a ser la voz del Señor y no lo hacen.

El evangelio de hoy se sitúa una vez que los discípulos han vuelto de la misión a la que los envió Jesús de dos en dos como escuchamos el domingo pasado. Jesús se los quiere llevar a un sitio tranquilo, para que descansen. Personalmente me llena el alma de alegría al escuchar la invitación de Jesús: Venid a un sitio tranquilo a descansar un poco. Necesitamos ese descanso que nos ayude a liberarnos de la tensión, el desgaste y la fatiga acumulada a lo largo de los días.

Muchas veces corremos el riesgo de olvidar el valor último de la vida para ahogarnos en el activismo, el trabajo y la producción. Tenemos la impresión de que la vida se nos escapa tristemente de entre las manos. Por eso el descanso no puede ser solo la pausa necesaria para reponer nuestras energías agotadas o la válvula de escape que nos libera de las tensiones acumuladas, para volver con nuevas fuerzas al trabajo de siempre. El descanso nos tendría que ayudar a regenerar todo nuestro ser descubriéndonos dimensiones nuevas de nuestra existencia.

Al llegar a ese sitio tranquilo se encontraron que grandes cantidades de gente, incluso han llegado gentes de otras aldeas. Entonces Jesús improvisa y cambia el programa que había preparado, y se pone a enseñarles con calma. Es la calma del pastor que quiere a sus ovejas. Jesús es ese pastor que será prudente y traerá la justicia y el derecho a todos, según Jeremías. En Jesús se hace realidad esa gran promesa él es el pastor bueno, que cuida de los suyos: El Señor es mi Pastor nada me falta, nos protege, nada temo porque tú vas conmigo, nos lleva por los caminos de la felicidad, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Ojalá Jesús sea el pastor de cada uno de nosotros, que tengamos la capacidad suficiente como para saber discernir la voluntad de Dios, y eso requerirá por nuestra parte mucha formación y mucha humildad para saber escuchar la voz del Señor y no la nuestra.

miércoles, 17 de julio de 2024

2024 JULIO MEDITACIÓN EUCARISTICA. 

EL HOMBRE MIOPE

 

Querido Jesús en esta tarde de verano estamos aquí reunidos en torno a tu cuerpo eucarístico. Siempre que lo hacemos sentimos tu energía y tu fuerza especial que nos empuja a ser mejores, a ser sinceros y auténticos. Porque con mucha frecuencia vemos con más facilidad los defectos de los demás que los propios. Y lo mismo sucede en la vida espiritual. Quien más, quien menos, todos tenemos una cierta miopía que nos impide reconocer los propios pecados. El pecado nos nubla la vista, nos impide ver la realidad de nuestra vida tal y como es. El problema es que uno se puede acostumbrar a ello, y esto es muy fácil, de tal forma que al final terminamos construyendo una imagen de nosotros mismo totalmente ficticia, y cuando la realidad se impone, porque acaba imponiéndose, y caemos en la cuenta de que no somos tan perfectos como nos habíamos imaginado el batacazo es monumental. La peor consecuencia de esto es caer en una especie de soberbia espiritual, que me lleva a encerrarme y cerrar las puertas a Dios. Escuchemos esta interesante historia.

El hombre miope: Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron las gafas en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo a la hora de vociferar sus fuertes críticas.

Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: "El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto".

El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: "Querido, ¡¡¡estás mirando un espejo!!!".

Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas; es más fácil negarlas que reconocerlas. Por eso, es necesario dejar a un lado el orgullo, pues sólo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos.

Señor Jesús tu quieres que reconozcamos nuestras faltas, y no solo que la reconozcamos, sino que hagamos el esfuerzo por arreglarlas. ¿De qué nos vale criticar a los demás si estamos actuando de la misma forma? Es mejor quedarse callado, porque cuando criticamos nos exaltamos y pensamos que somos mejores que esas personas. Mirémonos en el espejo, no en el material, sino en el de nuestro corazón. Porque el espejo de nuestro corazón nos muestra como somos y cuáles son nuestras faltas. Tal vez no tengamos una falta tan mala como otros, pero para qué criticar o murmurar, si nosotros mismos no somos perfectos.

Hay quienes les gusta gritar mucho, mandar mucho, criticar mucho, hablar un lenguaje que hasta Dios mismo se tiene que apartar de su lado, pero eso no nos da la autoridad de pensar que somos mejores que ellos. Sabe Dios cuáles son tus errores.

Mírate en el espejo, y pídele a Dios que te quite o cambie todos tus defectos. Y cuando Dios lo haga, no te enaltezca, sino, dale la gloria a Él. Mirar nuestra vida en un buen espejo, porque aquí puedo comprobar si mi vida se adecua o no a lo que Dios quiere de mí. Y por eso, cuando reconozco mi pecado digo: ‘por mi culpa’ y no ‘por su culpa’.

Con la conversión se apunta a la medida alta de la vida cristiana, se nos confía al Evangelio vivo y personal, que es Cristo Jesús. Su persona es la meta final y el sentido profundo de la conversión, él es el camino sobre el que estamos llamados a caminar en la vida, dejándonos iluminar por su luz y sostener por su fuerza que mueve nuestros pasos. De esta forma la conversión manifiesta su rostro más espléndido y fascinante: no es una simple decisión moral, que rectificar nuestra conducta de vida, sino que es una decisión de fe, que nos implica enteramente en la comunión íntima con la persona viva y concreta de Jesús. Amén

 

sábado, 13 de julio de 2024


 

ILUMÍNAME, SEÑOR, Y MÁNDAME

Con tu Espíritu para que ofrezca y cante tu plan de salvación, tu locura por la humanidad.

Con tu presencia para que lejos de sentirme sólo, en la tribulación seas mi consuelo, en las dificultades un cayado donde apoyarme, en los fracasos un aliento para seguir adelante.

ILUMÍNAME, SEÑOR, CON TU PALABRA

Para que, las mías, nunca sean las más importantes, ni mis gestos sean el centro de muchas miradas, ni mi persona sea un muro entre el hombre y el Misterio, ni mis ideas eclipsen la grandeza del evangelio.

Para que mire al mundo con amor y no con pena.

Para que observe los acontecimientos con esperanza.

Para que cerrando mis ojos sienta que, los tuyos, miran por donde yo avanzo.

Para que, sin juzgar y trabajando, sepa que no soy yo el que siembro, sino tu mano poderosa quien sostiene la mía.

ILUMÍNAME, SEÑOR, CON TUS BRAZOS

Para que, con ellos, mantenga alzada la luz de la fe, ayude a quien necesite una palabra o un amigo, levante al que, la vida, lo ha dejado arrastrado, ame a los que, incluso, rechazan mi misión.

En Ti confío, Señor, no quede defraudado, envíame y, que seas Tú Señor, el centro de lo que digo, siento, predico y hago.

Amén

 

MISA CON NIÑOS
El próximo sábado 20 de julio a las 18'30 horas celebraremos misa con los niños. Todos los niños y acompañantes estáis invitados a participar de la celebración.

 


 

FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DEL CARMEN

El martes 16 de julio, Festividad de la Virgen del Carmen, patrona de los hombres y las mujeres de la mar, celebraremos MISA DE CAMPAÑA a las 21 horas, en el primer grupo de marineros (carretera de las Rotas- frente la comisaría de policía). Terminada la eucaristía dará inicio la procesión. 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XV

Las palabras de Jesús, al enviar a sus discípulos sin pan ni alforja, sin dinero ni túnica de repuesto, insisten más bien en caminar pobremente, con libertad, ligereza y disponibilidad total.

Lo importante no es un equipamiento que nos dé seguridad, sino la fuerza misma del evangelio vivido con sinceridad, pues el evangelio penetra en la sociedad no tanto a través de medios eficaces de propaganda, sino por medio de testigos que viven fielmente el seguimiento a Jesucristo.

Jesús les pide que vayan de dos en dos y que caminen desprovistos de todo aquello que les pueda despistar de cumplir fielmente su misión. Si nos fijamos con detenimiento vemos que todas tienen algo en común que es que lo fundamental es la transmisión del mensaje, y para ello tienen que estar centrados en esa tarea. Por eso todas las instrucciones que han recibido se podrían resumir en una: deben ir despegados de las falsas seguridades. Los enviados que confíen más en su propio equipaje que en la fuerza del mensaje a comunicar, perderán su credibilidad.

Lo central es el mensaje a transmitir por eso, que nada ni nadie les debe detener a la hora de enseñar ese mensaje y que, si para ello es necesario que se desprendan de las cosas materiales, tienen que hacerlo. Que no se aten a nada ni a nadie. Que sólo vayan con lo imprescindible.

A nosotros nos parece lo más normal que la Iglesia este provista de medios materiales para el mejor anuncio. Sin embargo, cuando Jesús envía a sus discípulos, no piensa en lo que han de llevar consigo, sino en lo que no han de llevar. La intención original de Jesús fue clara. Jesús necesita de gente sencilla, que sepa vivir con pocas cosas y que lo único que busquen es una sociedad más justa e igualitaria. Una sociedad de hombres y mujeres cristianos que sepan vivir con pocas cosas. Creyentes capaces de mostrar que la felicidad no está en acumular bienes.

Nuestra misión no depende de si nos escuchan o no, ni de si nos reciben o no. Jesús nos envía a predicar, pero eso no significa que vayamos a tener éxito en esa misión, como decía la madre Teresa de Calcuta. “Dios no nos llama a tener éxito, Él nos llama a ser fieles”. Tristemente, muchas veces, nos privamos de hacer el bien porque los demás no nos agradecen, o no valoran nuestro trabajo, ni recogemos lo que sembramos; muchas veces evitamos ayudar a alguien porque hemos recibido alguna ofensa de él o alguna crítica, o han hablado mal de nosotros…

Al final del evangelio, Jesús dice a sus discípulos que cuando se vayan de donde han estado, si no les han recibido, que sacudan el polvo de los pies. Es decir, que esas decepciones, que esos fracasos, no se vayan acumulando en nuestros corazones, porque a veces, cuando no obtenemos el éxito que esperábamos, esas decepciones, esos fracasos nos entristecen, nos deprimen y tenemos la tentación de abandonar, de tirar la toalla. Jesús nos dice que nos sacudamos el polvo, pero que sigamos adelante, que sigamos evangelizando, que sigamos tocando puertas, porque el que quiera abrir, abrirá, el que quiera escuchar, escuchará. 

 

miércoles, 10 de julio de 2024


 

2024 MEDITACIÓN EUCARISTICA.

EL ROBLE Y LA HIEDRA

Querido Jesús sacramentado en esta tarde nos acercamos a ti para encontrar sosiego y calma. La serenidad es tan necesaria para el ser humanos y así poder tomar decisiones sensatas y adecuadas. Queremos que tu seas Señor nuestra roca para poder fundamentarnos y apoyarnos en nuestro caminar. Solo contigo encontraremos seguridad y acierto en el camino. Escuchemos esta historia.

El roble y la hiedra: Un hombre construyó una casa y la embelleció con un jardín. En el centro del jardín plantó un roble.

Este roble creció lentamente. Día a día echaba raíces y fortalecía su tallo, para convertirlo en tronco, capaz de resistir los vientos y las tormentas.

Junto a la pared de la casa se plantó una hiedra. La hiedra comenzó a levantarse velozmente. Todos los días extendía sus tentáculos llenos de ventosas, y se iba alzando adherida a la pared.

Al cabo de cinco años la hiedra ya caminaba sobre los tejados. El roble crecía silenciosa y lentamente.

- ¿Cómo estás, amigo roble?, preguntó una mañana la hiedra.

- Bien, mi amiga, contestó el roble.

- Eso dices porque nunca llegaste hasta esta altura, dijo la hiedra con ironía. Desde aquí se ve todo tan distinto. A veces me da pena verte siempre allá abajo en el jardín.

- No te burles, amiga, respondió el roble. Recuerda que lo importante no es crecer deprisa, sino con firmeza.

Entonces la hiedra lanzó una carcajada burlona.

El tiempo siguió su marcha. El roble creció con su ritmo firme y lento. Las paredes de la casa envejecieron. Y un día una fuerte tormenta sacudió la casa y su jardín. Fue una noche terrible. El roble se aferró con sus raíces para mantenerse erguido. La hiedra se aferró con sus ventosas al viejo muro para no ser derribada. La lucha fue dura y prolongada.

Al amanecer, el dueño de la casa recorrió su jardín, y vio que la hiedra había sido desprendida de la pared, y estaba enredada sobre sí misma, en el suelo, al pie del roble. El hombre arrancó la hiedra, y la quemó.

Mientras tanto el roble reflexionaba: “Es mejor crecer sobre raíces propias y crear un tronco fuerte, que ganar altura con rapidez, colgados y aferrados de la seguridad de otros”.

 

El profeta Jeremías 17, 5-9 nos dice: Esto dice el Señor: Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor. Será como cardo en la estepa, que nunca recibe la lluvia; habitará en un árido desierto, tierra salobre e inhóspita.

Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, su follaje siempre está verde; en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto. Nada hay más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo conoce?

Yo, el Señor, examino el corazón, sondeo el corazón de los hombres para pagar a cada cual su conducta según el fruto de sus acciones».

Señor Jesús esta lectura del profeta Jeremías nos habla de los dos caminos que podemos elegir en la vida: confiar en Dios o confiar en el hombre y en los bienes terrenales. La confianza en el Señor, según el profeta Jeremías, nos lleva a la felicidad (será “bendito” dice el texto), pues Dios no defrauda al que se fía de Él, y lo compara con la imagen de un árbol frondoso, plantado junto a la corriente, que no deja de dar fruto. O con el roble en medio del jardín de la historia que hemos escuchado. En cambio, aquel que busca su seguridad en el hombre, apartándose de Dios y de su voluntad, será como un cardo del desierto que no verá el bien; Jeremías lo llama “maldito”. O la hiedra que para crecer necesita apoyarse en algo fuera de ella misma.

Es importante caminar la vida con paso lento pero firme y seguro, porque no hay libertad ni fortaleza si se camina ligero, pero dependiendo de otro.

domingo, 7 de julio de 2024


 


 

QUIERO SER PROFETA, CONTIGO SEÑOR

Viniste, Señor, y los tuyos no te recibieron.

Aun así, dejaste de ser Niño en Belén, y seguiste marcando el rumbo de los hombres hacia Dios: el amor, el servicio, la entrega, el perdón, la fraternidad y las buenas obras.

Una y otra vez, Señor, existieron corazones obstinados a tu anuncio, mentes rebeldes a tu reinado, manos que se cerraron ante tu causa, pies que decidieron marcharse por otros caminos.

Pero Tú, Señor, a pesar de todo eso mantuviste tu Palabra y tu mensaje:

Unos, percatándose de ello, se abrieron en cuerpo y alma.

Otros, a pesar de decenas de milagros, de curaciones, prodigios y resurrecciones, de palabras pronunciadas con autoridad divina, optaron por mirar hacia otra parte.

Dinos entonces, Jesús, cual es el secreto para ser profeta, sin tener miedo al qué dirán o sin temor a ser crucificado.

Dinos entonces, Señor, como mantenernos despiertos en un mundo que pretende dormirnos.

Dinos entonces, Cristo, como seguir anunciando tú nombre sin riesgo a sentirnos perdidos o rechazados.

Dinos entonces, Tú el más grande de los Profetas, cómo llevar la esperanza, la paz, el nombre de Dios, la fuerza del Espíritu a tantas puertas que se cierran como única respuesta.

Amén

 

 

 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XIV

Cuando conocemos la procedencia de alguien, quién es, cuáles son sus errores, nos inclinamos a pensar ¿quién se cree que es? El mismo Jesús empezó a enseñar en su propia tierra, entre los suyos, y nadie creía en él. Difícil reconocer el rostro de un profeta entre personas conocidas.

En Nazaret todos se conocen, donde lo saben todo de todos (o eso creen), la gente se asombra de discursos que nunca han oído, de palabras que parecen no venir de la Sagrada Escritura, como siempre la han oído en la sinagoga, y quizá ni siquiera de Dios: ¿de dónde demonios sacan estas cosas? ¿No es el carpintero, el hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón?

Esto les escandalizaba. Jesús, rabino sin títulos y con callos en las manos, se propuso contar a Dios con parábolas que saben a hogar, a tierra, a huerto, donde un brote, un grano de mostaza, se convierten en personajes de una revelación. Escandaliza la humildad de Dios. Este no puede ser nuestro Dios. ¿Dónde está la gloria y el esplendor del Altísimo?

Lo más triste de este episodio es que Jesús, no pudo hacer allí ningún milagro. Quienes lo rechazaron lograron su objetivo. Sería terrible pensar que nuestros comportamientos humanos tienen el poder de impedir los milagros.

Jesús se extrañó de la falta de fe de quienes le conocían bien. Quizá esperaban otra cosa de él y lo que tenían ante sus ojos les decepcionó. Podían reconocer su acción benéfica, pero les faltaba fe para leer en esa acción su significado salvador. Sin fe no es posible la acción salvífica.

Recordemos que la vocación profética no la reciben solo unos pocos escogidos. En el bautismo todos los cristianos somos ungidos para unirnos a Cristo Sacerdote, Profeta y Rey. A todos los bautizados Dios nos envía. Sabemos que el precio de la verdadera profecía es el desprecio, el rechazo. Su valor no se lo da si es o no escuchada. No es un asunto de índices de audiencia.

En tiempos de posverdad, de ‘cambio de opinión’, en que a todo se le da un valor relativo, se hace más necesaria aún una conciencia, una referencia moral, un recordatorio de lo que está bien y de lo que está mal. Ofrecerlo es parte de la responsabilidad de un cristiano. Mientras haya alguien que diga y que practique la verdad, habrá para el mundo una esperanza de conversión y de cambio. Un verdadero profeta es quien sabe descubrir la voluntad de Dios en las situaciones prácticas de la vida.

Jesús aparece como alguien a quien conocemos, aunque no lo reconocemos. Y tampoco es fácil reconocer a los profetas que hay entre nosotros, no destacan en las redes sociales como influencer.

¿Dónde están hoy los profetas que nos den las esperanzas y las fuerzas para enfrentar cada día, los que sean portadores de buenas noticias e ilusión para quienes no sienten el calor del amor de Dios?

También Jesús se asombra del rechazo de sus paisanos, pero no se da por vencido. Allí no podía hacer ningún milagro. Pero enseguida se corrige: Sólo impuso las manos sobre algunos enfermos y los curó. El Dios rechazado sigue haciendo curaciones, incluso de unos pocos, incluso de uno solo. El amante rechazado sigue amando, incluso sin retorno. Dios no está cansado de nosotros: sólo está asombrado.

 


 

miércoles, 3 de julio de 2024


 

2024 JULIO MEDITACIÓN EUCARISTICA:  

EL ECO DE LA VIDA

 

Señor Jesús en esta tarde de verano estamos aquí junto a ti para sentir tu apoyo y tu cariño hacia cada uno de nosotros y también sobre muestras familias. Sabemos que nos invitas constantemente a hacer lo debido y lo correcto y hacer a los demás lo que nos gustaría que los demás nos hiciesen. Pero andamos tan preocupados por lo nuestro que muchas veces olvidamos que somos comunidad, que somos familia tuya, que somos Iglesia. Escuchemos esta interesante historia

EL ECO DE LA VIDA: Un niño y su padre caminaban entre las montañas. De repente, el hijo tropezó y cayó al suelo gritando: "¡Aaahhh!" Para su sorpresa, oyó una voz a lo lejos que gritaba como él. Con curiosidad el niño preguntó: "¿Quién está ahí?"

"¿Quién está ahííí…?". Le respondieron.

Molesto con la respuesta, el niño gritó:" ¡Cobarde!"

Pero le respondieron de la misma manera:" ¡Cobardeee…!"

El niño desconcertado le preguntó a su padre: "¿Qué sucede papá?"

El padre, sonriendo le dijo: Hijo mío, presta atención. Se levantó y dirigiéndose a la montaña, gritó:" ¡Te admiro!"

La voz respondió:" ¡Te admirooo…!"

Volvió a gritar: "¡Eres un campeón!"

Y la voz le respondió: "¡Eres un campeónnn…!"

El niño estaba asombrado y no entendía.

Se llama Eco, le explicó el padre, aunque en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones. Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor. Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean. Si quieres recibir una sonrisa, sonríe a los que conoces. Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida. La vida te dará de regreso, exactamente aquello que le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo tuyo.

La vida te devuelve aquello que le das, es tan generosa que no se queda con nada. Si no te gusta lo que recibes, deja la queja y observa lo que estás dando, revisa muy bien lo que estás dando.

Trata a los demás como a ti te gustaría que te trataran, porque todo lo que des, te será devuelto. Los demás nos tratarán como nosotros les tratemos a ellos. Al final, la vida no es más que el eco de nuestros actos. Así actuamos, así nos tratará, ya que todos nuestros actos tienen una consecuencia

Yo no podría llegar a ser un profesional si mi decisión es retirarme de la escuela. Yo no podría ser un buen padre si mi decisión es abandonar mis hijos y nunca procurarlos. Yo no podría recibir paz, si lo que doy es guerra. Yo no podría recibir amor si lo que doy es odio.

Tu Jesús nos dijiste que todo árbol bueno da frutos buenos y todo árbol malo da frutos malos. Constantemente escuchamos el eco de nuestra vida repitiéndonos que necesitamos dar amor y lo ignoramos para dar discordia. Tenemos que recordar que la Biblia dice que “lo que sembremos, eso también cosecharemos.” Nuestras decisiones y acciones se reflejarán en lo que recibamos en nuestra vida. Si deseas amor, crea más amor a tu alrededor, si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.

Hoy, más que nunca, necesitamos demostrar y dar de ese amor que tenemos por dentro. Hoy, más que nunca, necesitamos unirnos y sanar nuestra alma interior, para que Dios ponga en nosotros el corazón que él quiere que tengamos.

Señor Jesús enséñanos a no dar la espalda a la necesidad ajena, porque mañana puede ser que necesitemos la ayuda del prójimo. No es tiempo de criticar a los demás, es tiempo de actuar a favor de los que están sufriendo. La vida te dará de regreso, exactamente, aquello que tú le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti.

Si queremos dar paz, necesitamos tenerla. Si queremos dar amor, necesitamos tenerlo. Si no lo tenemos, búscalo. Y si no lo encontramos acerquémonos a Jesucristo. Solo llenándonos de su espíritu podremos tener el don de amar y de dar la paz.

Galatas 5:22-23 el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Amén.