domingo, 7 de julio de 2024

QUIERO SER PROFETA, CONTIGO SEÑOR

Viniste, Señor, y los tuyos no te recibieron.

Aun así, dejaste de ser Niño en Belén, y seguiste marcando el rumbo de los hombres hacia Dios: el amor, el servicio, la entrega, el perdón, la fraternidad y las buenas obras.

Una y otra vez, Señor, existieron corazones obstinados a tu anuncio, mentes rebeldes a tu reinado, manos que se cerraron ante tu causa, pies que decidieron marcharse por otros caminos.

Pero Tú, Señor, a pesar de todo eso mantuviste tu Palabra y tu mensaje:

Unos, percatándose de ello, se abrieron en cuerpo y alma.

Otros, a pesar de decenas de milagros, de curaciones, prodigios y resurrecciones, de palabras pronunciadas con autoridad divina, optaron por mirar hacia otra parte.

Dinos entonces, Jesús, cual es el secreto para ser profeta, sin tener miedo al qué dirán o sin temor a ser crucificado.

Dinos entonces, Señor, como mantenernos despiertos en un mundo que pretende dormirnos.

Dinos entonces, Cristo, como seguir anunciando tú nombre sin riesgo a sentirnos perdidos o rechazados.

Dinos entonces, Tú el más grande de los Profetas, cómo llevar la esperanza, la paz, el nombre de Dios, la fuerza del Espíritu a tantas puertas que se cierran como única respuesta.

Amén

 

 

 

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