¡DIFÍCIL, PERO…
ADELANTE!
Proclamando, con voz
fuerte y clara, que el Señor es el centro de nuestra historia, que, sin Él,
todo desvaría y está llamado al fracaso.
Anunciando, de
palabra y de obra, que el Señor es la fuente de nuestra energía.
Que, el Señor, es
mucho más que leyenda.
Enseñando que, un
cielo, nos aguarda.
Recordando que, en
Dios, somos hermanos.
Gritando que, el
perdón, puede más que el odio.
Trabajando para que,
la tierra, sea imagen de lo que esperamos.
Conscientes de
nuestros pecados y miserias.
Convirtiéndonos de
caminos y actitudes equivocadas.
Retornando de la
dispersión y de la confusión.
Rezando para que,
aquello que decimos y obramos, sea inspiración divina y no solamente humana.
Que, Jesús, nos
precede en el camino, nos empuja cuando los vientos del mundo nos detienen, nos
alienta cuando nuestros pies se frenan, nos levanta cuando nuestros rostros
caen, nos perdona cuando nuestros pecados nos abruman.
Que, Jesús, nos quiere
de carne y hueso.
Que, Jesús, es
consciente de nuestro barro.
Que, Jesús, sabe que
no somos dioses.
Que, Jesús, confía
en nuestras débiles manos.
¡DIFÍCIL,
PERO…ADELANTE!
En nuestra tarea de
ser cristianos
En nuestro deseo de
anunciar el cielo.
En nuestro empeño de
que Cristo sea conocido.
En nuestras
encrucijadas y desvelos ¡Siempre, siempre, adelante!
Amén
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