2023 AÑO A PASCUA DE RESURRECCIÓN
Queridos hermanos el
breve recorrido que hemos realizado por la historia de la salvación sacamos una
conclusión: la Palabra de Dios es la única capaz de cambiar nuestra historia de
oscuridad en una historia de luz; la Palabra de Dios es la única que nos hace
reconocer y cargar de un sentido nuevo los acontecimientos de nuestra vida
personal.
Y ha culminado con la
buena noticia que el Señor no estaba en el Sepulcro. Con las primeras luces,
casi clandestinamente, las mujeres se dirigen a la tumba de Jesús. Con las
manos vacías, sólo van a visitar la tumba: a mirar, a observar, a detenerse, a
recordar. Son las mismas mujeres que el viernes permanecieron, sin retroceder
un milímetro, en el perímetro alrededor de la cruz. Un ángel bajó del cielo, se
acercó, hizo rodar la piedra y se sentó sobre ella. No abrió el sepulcro para
que Jesús saliera, ya había salido, sino para mostrárselo a las mujeres: el
sepulcro está vacío, el Nazareno ya está en otra parte.
"¡Sé que buscáis a
Jesús, pero no está aquí! Vosotras, buscadoras, mendigas del amado, continuad,
pero con ojos nuevos. Qué hermoso es
esto: ¡no está aquí! Cristo está ahí, existe, vive, pero no aquí. No está encerrado en ninguna parte. Hay
que buscarlo en otra parte, lejos del
territorio de las tumbas, está en la calle, es un Dios que hay que experimentarlo
en la vida. En todas partes, pero no aquí, entre las cosas muertas.
Hay que mirar más
hondo: Él no está aquí, está delante de ti, está delante para abrir nuestra
inmensa peregrinación hacia la vida. Él está delante, recibiendo en su rostro
el viento, el sol, el futuro, la violencia. Ve, él te precede. Tenemos un Dios
que ama los espacios abiertos, que abre caminos, atraviesa piedras y abre
tumbas. Pascua significa "paso". No es una fiesta para los
sedentarios, sino para los peregrinos, para los que inventan caminos que
conducen hacia más justicia, más paz, más armonía con la creación, hacia la
tierra nueva y los cielos nuevos.
Él va delante de
vosotros a Galilea. Allí le veréis. Muerto en Jerusalén, resucitado en
Jerusalén, pero el encuentro tendrá lugar en los márgenes, lejos del centro de
los poderes asesinos, en Galilea, donde todo comenzó.
Debemos releer toda la
vida de Jesús para entender su resurrección. Debemos desandar su vida desde el principio,
entonces comprenderemos que Dios lo resucitó porque una vida así no puede
terminar. Que tales gestos y palabras
merecen no morir, tienen dentro la vida indestructible que Dios da a los
que producen amor.
Hoy renovaremos nuestras
promesas bautismales y renovaremos nuestra fe en Jesús, el que VIVE, el que
está con nosotros siempre y nos acompañará eternamente, Feliz Pascua de resurrección hermanos, resucitemos con él, vivamos la
VIDA nueva que él nos consiguió.
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