2024
CICLO B TIEMPO ORDINARIO XXIX.
DOMUND
Queridos hermanos hoy celebramos la
jornada mundial de las misiones, nos acordamos de todos misioneros y pueblos
que llevan la buena notica de que son amados por Dios, con todas las
consecuencias. Y el evangelio viene en nuestra ayuda: Jesús ha mostrado con sus
palabras y con su ejemplo que su camino es el del servicio verdadero a todos. Ese
el recorrido que han de hacer también sus seguidores.
Los
grandes de este mundo los oprimen y tiranizan, pero no será así entre vosotros:
el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que
quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha
venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Esta es la regla fundamental y principal
del cristianismo: no es la del egoísmo, la de levantar murallas, la que pugna
por alcanzar el poder para dominar a los demás, la que pretende conseguir el
dominio sobre los otros para sojuzgarlos. La nueva Ley del amor pide la entrega
de la vida haciendo el bien a muchos, viendo en todo el género humano el rostro
de Cristo.
Los discípulos no son héroes, son
hombres complicados, algunos incluso embarazosos. Dos de ellos son tan
impetuosos y ruidosos que Jesús inventó para ellos un apodo sonoro y hermoso:
«hijos del trueno». Un elogio. ¡A Jesús se le daban muy bien los elogios! Estos
dos hermanos no piden luz, sino poder: que uno se siente a la derecha y otro a
la izquierda de tu trono.
Después de tres años de caminos, de
enfermos curados, de pan repartido y después de tres anuncios de muerte en la
cruz, es como si los discípulos aún no hubieran entendido nada. Y Jesús, en
lugar de desanimarse, comienza de nuevo a explicar su sueño de cielos nuevos y
tierra nueva.
En el mundo ganan los más fuertes, los
más listos, los más ricos; pero entre vosotros no será así; Hay que ir
exactamente en dirección opuesta. Entre los suyos no ha de existir esa
jerarquía de poder. Nadie está por encima de los demás. No hay amos ni dueños.
La parroquia no es del párroco. La Iglesia no es de los obispos y cardenales.
El pueblo no es de los teólogos. El que quiera ser grande que se ponga a servir
a todos. El verdadero modelo es Jesús y su misión es «servir» y «dar la vida».
Por eso es el primero y más grande.
Necesitamos en la Iglesia cristianos
dispuestos a gastar su vida por el proyecto de Jesús, no por otros intereses.
Creyentes sin ambiciones personales, que trabajen de manera callada por un
mundo más humano y una Iglesia más evangélica. Seguidores de Jesús que «se
impongan» por la calidad de su vida de servicio.
Los misioneros así lo hacen, van a los
rincones del mundo a llevar la buena nueva, a servir a todos empezando por los últimos,
los que mas necesitan, los pobres y marginados. Por so necesitan nuestra ayuda económica
para poder realizar bien su trabajo y su servicio. No solo llevan la Palabra de
Dios, sino educación, salud, promoción de la mujer y de las niñas… son las
manos de Dios y los rostros amables de la Trinidad. Seamos generosos.
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