sábado, 15 de marzo de 2025

2025 CICLO C

TIEMPO DE CUARESMA II

Segundo domingo de cuaresma, después del desierto y las tentaciones hoy nos presenta un monte alto y la transfiguración.

Jesús llama a los primeros discípulos y los lleva a un monte alto y se transfigura ante ellos: Es interesante comprender que los montes en la Biblia son la morada de Dios, y nos ofrecen la posibilidad de una nueva mirada sobre el mundo, de captarlo desde un ángulo nuevo, de observarlo desde lo alto, desde un punto de vista inédito. Desde el punto de vista de Dios. Si subimos a la Creueta del Montgó admiraremos nuestra ciudad desde un punto de vista nuevo e inédito.

Pedro se deja seducir por la situación y exclama: ¡Qué maravilla estar aquí! Hagamos tres cabañas. Pedro se queda deslumbrado por la belleza del rostro de Jesús, donde el hombre se siente por fin en casa: ¡aquí se está bien! La luz inunda nuestra casa.

El Evangelio de la Transfiguración da alas a nuestra esperanza: el mal y las tinieblas no vencerán, ése no es el destino del hombre, porque nuestro barro tiene que liberar la luz que el soplo de Dios colocó en nuestro interior.

La transfiguración supone una enseñanza creciente para los discípulos:

1) al ver transformado su rostro y sus vesti­dos tienen la expe­riencia de que su destino final no es el fracaso, sino la gloria;

2) la aparición de Moisés y Elías confirma que Jesús es el culmen de la historia religiosa de Israel y de la revela­ción de Dios;

3) la voz del cielo les enseña que seguir a Jesús no es una locura, sino lo más conforme al plan de Dios.

4) Escuchar a Jesús: Implica no solo oír las palabras de Jesús, sino también comprenderlas, reflexionar sobre ellas y permitir que influyan en la vida y las decisiones personales. Es como una forma de abrir el corazón y la mente a su mensaje de amor, compasión, perdón y salvación. Por tanto, no se refiere solo al acto físico de escuchar, sino a una apertura a vivir de acuerdo con sus enseñanzas y a aplicar esos principios en la vida diaria y subraya la importancia de una relación cercana y activa con él.

Nuestro entendimiento, nuestra inteligencia, nuestra luz no bastan, las cosas que nos rodean no son claras, la historia y los caminos del futuro no son en absoluto evidentes. Pero el mundo está impregnado de luz, todas las religiones lo saben, los amantes, los artistas, los puros de corazón lo saben. Y los discípulos lo recordarán cuando todo se oscurezca y cuando se lleven al Maestro.

También nosotros será necesario buscar en los archivos del alma rastros de luz, el recuerdo de días de sol, y así descansar en él nuestro corazón y nuestra fe. 

 

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