sábado, 22 de marzo de 2025


 

No es la primera vez que vienes y que la higuera muestra sus hojas arrogantes: verdes, grandes, ásperas, pero sin fruto, engañándote.

Sabes que ocupa terreno fértil, que sudaste y te deslomaste cuidándola para que diera los higos mejores, inútilmente.

Y aunque tienes ganas de cortarla tu corazón hortelano se resiste.
Le cavarás la tierra, le echarás abono nuevamente…

Hablo robándote las palabras que me dijiste al encontrarme e invitarme a tu causa y buena nueva urgentemente.

Déjala un poco más.
Déjanos un poco más.
Déjame un poco más, Señor, y cuídame.

Amén.

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