2025
MEDITACIÓN EUCARÍSTICA
EL
VALOR DEL SACRIFICIO
Con
el miércoles de ceniza iniciamos un nuevo tiempo litúrgico, la Cuaresma. Un tiempo
de gracia para ir purificando nuestra adhesión a Jesús. Por esto en esta tarde
del miércoles de ceniza, delante de ti Jesús sacramentado venimos a adorarte y
a meditar junto a ti la necesidad que tenemos de cambiar, de purificar, de
convertir nuestras actitudes, comportamientos, gestos, palabras etc. Al iniciar
la cuaresma te pedimos que nos abras los ojos y que seamos capaces de ver que la
vida fácil y cómoda es un obstáculo para muchos de nosotros para perseverar en
la fe y en la caridad, escuchemos este hermoso relato.
El
valor del sacrificio: Había una vez un padre con tres hijos. Los llamó y
les dijo:
- Hijos míos, yo ya soy muy viejo. Voy a
morir y vosotros no conocéis aún el poblado del que vienen vuestros
antepasados. Así que poneos en marcha, id y saludad a la familia. Pero tendréis
que ir a pie, porque no hay caminos, pero para lo que pueda haceros falta cada
uno llevará un tronco de árbol que yo os daré.
El
poblado estaba muy lejos, pero los hijos obedecieron.
-
Al poco de comenzar a caminar, el mayor dijo: Lo que papá nos
pide es absurdo; es imposible andar con este peso encima. Así que tiró el
tronco, y continuó el camino mucho más rápido que sus dos hermanos.
-
Más adelante, el segundo dijo: Nuestro hermano mayor tiene
razón, pero como no quiero desobedecer a papá, cortaré el tronco por la mitad
para aligerar la carga.
El
hermano menor quedó rezagado, con su gran tronco a cuestas, preguntándose por
qué su padre les hacía sufrir así. Pero, a pesar de no comprender, siguió con
su carga, fiel a lo que el padre les había dicho.
Los
dos primeros llegaron mucho antes que él al poblado. Sólo que, delante de la
entrada, un profundo barranco por el que discurría un río muy caudaloso les
cortaba el paso. El mayor trató de saltar, pero no llegó y se precipitó en el
vacío y se mató. El segundo intentó usar su medio tronco de puente, pero la
madera no alcanzaba, resbaló, y cayó también.
Cuando
llegó el pequeño, exhausto y medio muerto por el esfuerzo, vio y comprendió. Su
tronco tenía las dimensiones justas para servir de puente sobre el precipicio.
Atravesó el barranco, entró en el poblado, y fue recibido con alegría por toda
la familia.
Señor
Jesús que bien podemos comprender aquello que nos dijiste tantas veces que si
queríamos seguirte teníamos que abandonarlo todo y tomar la cruz de cada día.
Muchas
veces, llegan a nuestra mente buenos propósitos de seguirte; pero
desgraciadamente, pasando pocos meses son abandonados. La razón es siempre la
misma: nos parece un camino difícil. Entonces, nos engañamos a nosotros mismos
y nos fabricamos un camino “más fácil”, creyendo que de ese modo también
podremos llegar hasta Ti.
Pasando
un poco más de tiempo, abandonamos nuestro intento de ser mejores, pues ese
camino que nosotros nos habíamos preparado era incapaz de darnos la felicidad.
¡Cuántas veces nos habrán ocurrido a nosotros cosas parecidas!
Hay
una relación directa entre el amor que tenemos por algo y la capacidad de
sacrificarnos por eso que amamos. Por ejemplo: una madre es capaz de hacer
grandes sacrificios por su bebé de pocos meses porque le ama mucho. En cambio,
con qué facilidad encontramos motivos suficientes para abandonar nuestras
obligaciones, nos dejamos embaucar por nuestras flojeras y nuestros desánimos.
El
sacrificio es la otra cara del amor. Todo amor auténtico ha de ser probado y
purificado en el crisol del sacrificio. Así nos lo demostró Tú, Cristo en tu
propia persona y así nos lo enseñaste a nosotros. Tu eres el Maestro, nosotros
no somos más que discípulos. El buen discípulo se limita a seguir las
enseñanzas de su Maestro, no se dedica a fabricarse las suyas propias.
A
pesar de que la teoría está clara; las dificultades que se presentan en el
camino, unidas a nuestro escaso amor, nos llevan a abandonar con facilidad
nuestras metas. Ahí está nuestro error.
Todos
tenemos un tronco que llevar. Tu Jesús nos hablabas de cargar con la cruz cada
día. Al final del camino comprenderemos el porqué. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario