domingo, 2 de marzo de 2025

2025 CICLO C TIEMPO ORDINARIO VIII

Hoy el Evangelio nos presenta una serie de dichos, que no tienen mucho que ver entre sí, pero que nos ayudan a entender cómo tenemos que vivir para ser bienaventurados. Jesús trata de acomodarse a sus oyentes y hoy nos da consejos para la vida.

- Un ciego no puede guiar a otro ciego.

- El discípulo no es más que el maestro.

- La mota en el ojo de uno y la viga en el ojo del otro. Quitar la viga de nuestro ojo antes de querer quitar la mota del ojo del otro.

- Árbol bueno da buenos frutos y árbol malo da malos frutos. Procurar ser árboles buenos que den buenos frutos.

- El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien.

Jesús viene a decirnos que todo maestro para poder ilustrar a otros ha de estar bien formado, de lo contrario unos y otros pueden equivocarse de camino y no llegarán a la meta deseada. La mejor escuela es la que tiene por maestro a Jesús. En eso consiste la vida cristiana: ser discípulos de Jesús, reconocerlo a Él como nuestro maestro.

En la relación con los demás hay algo fundamental que no podemos olvidar si pretendemos ayudar, corregir a los demás: primero tengo que corregirme a mí mismo, primero tengo que enseñarme a mí mismo, lo que pretendo que aprendan los demás. El fallo garrafal en que caemos con frecuencia: pretender corregir a los demás sin tener en cuenta que primero hemos de eliminar de nuestras vidas lo que reprochamos a los otros. O sea, predicar con el ejemplo.

Es lo que Jesús con frecuencia hacía: Él quiere decirles, a sus discípulos, que ellos han de servir, y para ello Él les lava los pies, y una vez que lo ha hecho, les dice que han de hacer entre ellos lo que Él ha realizado: Ser servidores.

Aprendamos de la vida natural: Lo importante es que el árbol sea bueno, Jesús nos coloca ante la sabiduría de los árboles: porque su ley es muy simple: vivir, crecer, florecer, dar fruto, darlo. Si el árbol es bueno sus frutos también serán buenos. Practiquemos la ética del buen fruto, de la fecundidad creativa, de la esterilidad superada, del gesto que de verdad hace el bien, de la palabra que consuela de verdad, de la sonrisa auténtica que cura a quien sufre la soledad.

Como dice nuestro refranero: predicar siempre con el ejemplo Trabajemos para ser buenos, esforcémonos para tener buenos principios, que Jesús sea nuestro maestro y que asumamos su Buena Noticia como ideal de vida.

Según Jesús, la persona “saca el bien de la bondad que atesora en su corazón”. El bien no brota de nosotros espontáneamente. Hemos de cultivarlo y hacerlo crecer en el fondo del corazón. Muchas personas comenzarían a transformar su vida si acertaran a detenerse para escuchar todo lo bueno que Dios suscita en el silencio de su corazón: Lo que rebosa del corazón lo habla la boca.

 

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