sábado, 31 de diciembre de 2022


 


 

 

2023 AÑO A TIEMPO DE NAVIDAD.

 SANTA MARIA MADRE DE DIOS

 

Ocho días después de Navidad, el Evangelio nos devuelve a la gruta de Belén, a la única visita que relata Lucas, la de los pastores, siempre con sus corderos, nunca en la sinagoga, y llegan de noche. Los pastores contaron lo que habían oído del ángel. Lo que contaban parecía una historia increíble: El Mesías ha llegado y está envuelto en pañales, y recostado en la paja áspera de un pesebre. Los que van a buscarlo a los palacios sagrados no lo encuentran.

Y María, víctima del asombro, ¡lo guardaba todo en su corazón! Cavó en su interior un espacio para ese niño, hijo de lo imposible y de su vientre; y meditó, buscó el sentido de las palabras y de los acontecimientos. No se vive sólo de emociones y asombro, y ella tiene tiempo y corazón para pensar en grande, una maestra de la vida. Todos se dejaron encantar por la palabra del Señor.

Aprendamos de María, que guardaba y meditaba todas estas cosas en su corazón, guarda como en un cofre emociones y preguntas, hechos y palabras en su corazón, hasta desenredar el hilo de oro que lo unirá todo. "Con el corazón", con la forma más elevada de inteligencia, une pensamiento y amor. Porque Navidad es contagiar sonrisas a nuestro alrededor ¡Ha nacido el Amor!

En este primer día del año nuevo leemos lo que el Señor dijo a Moisés: Bendecirás a tus hermanos: lo merezcan o no, bendecirás. Dios nos pide que aprendamos a bendecir: decir bien de los hombres y las historias. Si no aprendemos a bendecir, nunca podremos ser felices. Bendecir es invocar del cielo una fuerza que hace crecer la vida, recomenzar y resurgir; significa buscar, encontrar, proclamar el bien que hay en cada hermano.

Que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti. Descubrir que Dios es luminoso, encontrar en el año venidero un Dios Luz, rico no en tronos, leyes, declaraciones, sino cuyo tabernáculo más verdadero es un rostro luminoso. Descubre a un Dios con grandes brazos y un corazón de luz. La bendición de Dios para el año que comienza no es ni salud, ni riqueza, ni fortuna, ni larga vida, sino, sencillamente, luz. Luz interior para ver en profundidad, luz en tus pasos para intuir el camino.

El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz. ¿Podemos hablar de paz en una casa donde domina la desconfianza, la falta de diálogo, donde hay peleas? ¿Podemos decir que hay paz en una tierra en la que domina la especulación, la ambición, la injusticia, el despilfarro? ¿Cómo podemos decir que somos hermanos, si no somos constructores de paz, base para que se dé la verdadera unidad fraterna?

Volver la cara hacia alguien es como decir: me interesas, me gustas, te tengo en mi punto de mira. Pase lo que pase, este año Dios estará inclinado sobre mí.

María la Madre de Dios y nuestra, con la mirada puesta en Dios y en los seres humanos, irá tejiendo junto a José, un estilo de vida, que su hijo, Jesús, irá captando y asimilando en su crecimiento ante Dios y los hombres.

jueves, 29 de diciembre de 2022

miércoles, 28 de diciembre de 2022


 

2022 MEDITACIÓN EUCARÍSTICA: LA SABIDURIA DEL LABRADOR

 

Estamos cerca de estrenar un nuevo año y con ello nos aumenta la esperanza y la ilusión de que las cosas pueden ir mucho mejor, no solamente para nosotros sino para el mundo entero. Queremos pedirte Jesús sacramentado que nos acompañes a lo largo de este nuevo año y que nos concedas tu espíritu para poder apreciar las cosas y las circunstancias con verdadera ponderación y animo bien dispuesto y decidido. Queremos que nos enseñes a distinguir lo profundo de las circunstancias y no caer en las meras apariencias y superficialidades.

LA SABIDURIA DEL LABRADOR: Hace muchos años, en una pobre aldea china, vivía un labrador con su hijo. Su único bien material, aparte de la tierra y de la pequeña casa de paja, era un caballo que había heredado de su padre.

Un buen día el caballo se escapó, dejando al hombre sin animal para labrar la tierra. Sus vecinos, que lo respetaban mucho por su honestidad y diligencia, acudieron a su casa para decirle lo mucho que lamentaban lo ocurrido. Él les agradeció la visita, pero preguntó:

- ¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida?

Alguien comentó en voz baja con un amigo: "No quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal de que no se entristezca por lo ocurrido".

Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado. Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía solo: traía una hermosa yegua como compañía. Al saber eso, los habitantes de la aldea, alborozados porque sólo ahora entendían la respuesta que el hombre les había dado, retornaron a casa del labrador, para felicitarlo por su suerte.

- Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones! -dijeron.

- Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad, respondió el labrador. ¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?

Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando: "¿Será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?"

Pasado un mes, el hijo del labrador decidió domesticar a la yegua. Pero el animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala caída, rompiéndose una pierna.

Los vecinos retornaron a la casa del labrador, llevando obsequios para el joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus condolencias al padre, diciendo que todos estaban muy tristes por lo que había sucedido.

El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó: ¿Cómo podéis vosotros saber si  lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida?

Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie puede tener la menor duda de que el accidente de un hijo es una verdadera tragedia. Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí: "Realmente se ha vuelto loco, su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún duda que lo ocurrido es una desgracia".

Transcurrieron algunos meses y Japón le declaró la guerra a China. Los emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea, reclutaron a todos los jóvenes, excepto al hijo del labrador, quien tenía la pierna rota.

Ninguno de los muchachos regresó vivo. El hijo se recuperó, los dos animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos, ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos. Siempre que alguno de ellos se quejaba, el labrador decía: "¿Cómo sabes si esto es una desgracia?" Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba: "¿Cómo sabes si eso es una bendición?" Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados.

Ayúdanos tu Señor a vivir con verdad y autenticidad este nuevo año lleno de posibilidades y de nuevas expectativas. Tu espíritu nos guie siempre por el camino recto y del bien, aunque a veces no entendamos el porqué de tantas situaciones. Amén.

domingo, 25 de diciembre de 2022

Hoy escuchamos un Evangelio inmenso, que nos obliga a pensar en grande. Juan comienza con un himno, un canto, que nos llama a volar alto, un vuelo de águila que impulsa a Jesús de Nazaret hasta los confines del cosmos y del tiempo. En el principio era el Verbo y el Verbo era Dios. En el principio y en las profundidades, en el tiempo y fuera del tiempo. ¿Un mito? No, pues el vuelo del águila se eleva a través de las tiendas del campamento humano: y vino a morar, acampó entre nosotros.

Entonces Juan abre de nuevo sus alas y se lanza hacia el origen de las cosas que existen: todo fue hecho por medio de Él. Nada sin Él. "En el principio", "todo", "nada", "Dios", palabras absolutas, que nos ponen en relación con la totalidad y la eternidad, con Dios y el cosmos, en una visión extraordinaria que abarca el tiempo, las cosas, el espacio, la divinidad.

Sin él, nada de lo que existe se ha hecho. No sólo los seres humanos, sino la brizna de hierba y la piedra y el petirrojo de esta mañana, toda la vida ha brotado de sus manos. Nada ni nadie nace de sí mismo....

Navidad: vino al mundo la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre. Cada hombre, cada mujer, cada niño y cada anciano, cada enfermo y cada emigrante, todos, nadie excluido; ninguna existencia carece de una pizca de esa luz, ninguna historia sin el destello de un tesoro, lo suficientemente profundo como para que ningún pecado pueda extinguirlo jamás.

Entonces hay un fragmento del Verbo en cada carne, un trozo de Dios en cada hombre, hay santidad en cada vida.

La luz brilla en las tinieblas, pero las tinieblas no la han vencido. La oscuridad no vence a la luz. Nunca lo conquistan. La noche no vence al día. Repitámoslo a nosotros mismos y a los demás, en este mundo duro y triste: la oscuridad no vence.

"En el principio era el Verbo y el Verbo era Dios...". Que me gustaría traducir: en el principio era la ternura / y la ternura era Dios. Y la ternura de Dios se hizo carne. La Navidad es la historia de Dios que cae a la tierra como un beso.

La Navidad es la emoción de lo divino en la historia (Papa Francisco). Por eso somos más felices en Navidad, porque escuchas la emoción, ralentizas el tiempo, miras más a tu gente y acaricias la vida. Jesús es la historia de la ternura de Dios, trae la revolución no de la omnipotencia o la perfección, sino de la ternura y la pequeñez: Dios en la humildad, el secreto de la Navidad. Dios en la pequeñez, la fuerza perturbadora de la Navidad. Dios puso sobre la pobre paja como una espiga nueva. No esperamos a Alguien que venga de repente, sino que queremos tomar conciencia de Alguien que, como una luz, habita ya en nuestras vidas.

 


 

¡Has venido, Señor y eso es amor!

Forrado de pobreza, pero ceñido en riqueza divina,

sin ruidos, sin trompetas triunfales.

Llorando, porque sabes que los hombres sollozamos,

y pequeño…por las veces en la que humanidad

se siente excesivamente, poderosamente grande.

Alumbrado por el seno virginal de una humilde nazarena

y, vigilado, por la sobriedad del Patriarca de ese portal.

Agasajado por el zurrón de los pastores de Belén.

Arrullado por raspas pajas de un pesebre,

y denostado por los que quieren regir y vivir como si Tú no existieras

Tráenos luz que encienda las oscuridades de nuestro vivir cotidiano.

Danos aquello que, sólo Dios, es capaz de ofrecer sin nada a cambio.

Haznos comprender el Misterio que, en este día, se desvela.

Déjanos postrarnos ante Ti para que, inclinándonos ante Ti,

adivinemos que Tú desciendes a la humanidad, para que,

nosotros, ascendamos hasta los mismos pliegues de lo divino.

Míranos, con esos ojos de Niño,

para que nunca olvidemos que, en Belén, nace el AMOR

y que, con ese AMOR, venceremos a las desesperanzas e inquietudes,

dudas y lágrimas, caídas y tropiezos.

Para que nunca olvidemos que, sin el AMOR de Belén,

el mundo estaría huérfano y roto por sus cuatro costados.

Para que nunca olvidemos que, si DIOS se hace pequeño,

infante, humano, carne de nuestra carne,

es porque cree, piensa y desea la salvación del hombre. Amén
























PARROQUIA SAN ANTONIO 2022

CELEBRACIÓN MISA DEL GALLO 
 


 

MEDITACIÓN DE NOCHEBUENA

HOY QUISIERA SER PASTOR

Ser el primero en llegarme hasta Ti, Señor.

Y arrodillarme con lo todo lo que soy, pienso y tengo.

Y postrarme, aunque a veces ando demasiado perdido en las montañas del mundo.

Y, en medio de la noche fría,

que mis palabras fueran calor en tu regazo.

Y, que, en la oscuridad y silencio de esta noche,

Y mi FE sea lámpara que ilumine las sombras y los rostros de este establo.

No tengo más riqueza que la vida que Dios me ha dado,

Ni más dulce, que la alegría de tu alumbramiento,

Ni más apoyo, que el saber que Tú has venido a nuestro lado.

Me ha costado esfuerzo llegar hasta Belén,

Me he perdido por otros senderos.

Pero lo importante, Señor,

es que he alcanzado ese rincón del amor y de ternura,

que, los tiempos antiguos, nos anunciaron.

Y cuidarte en esta Noche Santa

como quien sabe, que eres el más bello Cordero.

¡DEJAME, TE LO RUEGO, SER UN PASTOR!

Y, a cambio de mi adoración y confianza,

dame, Tú Señor, lo que es tu gran tesoro y secreto:

AMOR Y SOLO AMOR DE DIOS

 

 

 


 

2022 AÑO A TIEMPO DE NAVIDAD. 

MISA DE MEDIANOCHE

Ha nacido el Salvador. Ésta es la buena noticia de esta noche de Navidad. Como en cada Navidad, Jesús vuelve a nacer en el mundo, en cada casa, en nuestro corazón. Pero, a diferencia de lo que celebra nuestra sociedad consumista, Jesús no nace en un ambiente de derroche, de comodidades, de caprichos y de grandes comidas. Jesús nace con la humildad de un niño, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Y lo hace de esta manera porque es rechazado por los hombres: nadie había querido darles hospedaje, ni en las casas ni en las posadas. María y José, y el mismo Jesús recién nacido, sintieron lo que significa el rechazo, la falta de generosidad y de solidaridad. Hoy los cristianos estamos llenos de alegría, y con razón. Como afirma san León Magno: «Hoy no puede haber tristeza en el momento en que nace la vida». La Nochebuena nos proporciona una experiencia profunda: la esperanza que ilumina el corazón de los seres humanos y nos mantiene de pie frente a la oscuridad. Hoy se cumple el anhelo de los humanos porque nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor.

Lo realmente fascinante de esta noche es la narración de Lucas que nos dice que esa esperanza irrumpe en la historia, en un tiempo concreto de Augusto y Cirino, en los lugares físicos concretos y reales de la Palestina del siglo I, en medio de una familia concreta y particular, con sus nombres y su pasado y su presente, ante unos testigos y con unas pruebas concretas, esa promesa de Dios de darle cumplimiento a la esperanza del hombre de salvación, plenitud y sentido, se hace real.

Y de un modo inesperado, este niño es el mismo Dios viene a cumplir su promesa. Se conecta así el cielo y la tierra, Dios y el hombre, la gloria y el tiempo. Por eso los ángeles y los cielos y la gloria que llena esta noche. Ese niño que crecerá y vivirá, y enseñará, y se entregará hasta la muerte por amor para salvarnos, es la misma esperanza hecha carne.

Pero no nos salvará Dios sin nosotros mismos, al ser humano se le exige también algo. El misterio de la Navidad nos exige dos cosas: una vida distinta frente al mundo superficial y egoísta, es decir, vivir en la luz frente a la oscuridad; pero también nos exige paciencia para los tiempos de Dios frente al tiempo del hombre. Ese niño que hoy nos nace viene para recordarnos que la esperanza es posible. Viene para volver a traernos la esperanza que tanto necesitamos.  

Hoy es un día para sentarnos junto al Belén, contemplar y callar, para dejarnos envolver por el misterio más atrevido que jamás hayamos visto.

Pero no podemos olvidar que este nacimiento nos pide un compromiso: vivir la Navidad del modo más parecido posible a como lo vivió la Sagrada Familia. Es decir, sin ostentaciones, sin gastos innecesarios, sin lanzar la casa por la ventana. Celebrar y hacer fiesta es compatible con austeridad. Por otro lado, si nosotros durante estos días no tenemos verdaderos sentimientos de solidaridad hacia los rechazados, forasteros, sin techo, es que en el fondo somos como los habitantes de Belén: no acogemos a nuestro Niño Jesús.






 PARROQUIA DE SAN ANTONIO

LA NOCHE DE LA NAVIDAD

miércoles, 21 de diciembre de 2022


 

2022 DICIEMBRE ADORACIÓN EUCARISTICA:

Y EL HIJO SE HIZO HOMBRE EN NAVIDAD

 

Cuenta la historia que un hombre que no creía en Dios, su familia, por el contrario, era una fiel creyente. Una Nochebuena, la esposa se disponía asistir al oficio navideño de la parroquia con sus hijos, le pidió al esposo que los acompañara, pero este se negó.

¡Qué tontería! dijo. ¿Por qué Dios tomaría la forma de hombre en la persona de Jesús?, no le veo sentido, es ridículo, no puedo creer en semejante tontería. Sin hacer ningún comentario ella y sus hijos se marcharon.

Minutos más tarde, el viento empezó a soplar con mucha fuerza y se desató una ventisca. El hombre observaba por la ventana una fuerte tormenta de nieve. De repente, oyó un golpe muy fuerte sobre una de las ventanas. Miró hacia afuera, pero no lograba ver nada.

Cuando la nevada empezó a cesar, se aventuró a salir para averiguar qué había pasado y descubrió su patio trasero, una bandada de gansos salvajes que fueron sorprendidos por la tormenta de nieve. Perdidos y confundidos, habían acabado en aquella finca. Aleteaban y volaban en círculos por todas partes, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El hombre pensó que, posiblemente, el ruido que oyó era de las aves que había chocado contra su ventana.

Sintió pena por lo que decidió ayudarlos. Sería ideal que se quedaran en el granero, estarán a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta, así que, dirigiéndose al establo, abrió las puertas, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear sin tomar en cuenta que la salvación estaba a pocos metros de ellos. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero sólo consiguió asustarlas y que se alejaran más. Tomó pan, lo fue esparciendo formando un camino directo al establo. Sin embargo, los gansos no entendieron el mensaje.

El hombre empezó a sentir frustración, corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero, lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direccione. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al lugar que les salvaría la vida.

Se preguntó: ¿Por qué no me seguirán?, exclamó frustrado, ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevada?

Pensó por un momento y se dio cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano. Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos, se dijo. Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso de su propiedad y lo llevó abrazado lo paseo entre sus semejantes, y luego, lo soltó, este voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.

El aldeano se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía un instante aún le resonaban en su mente: “Si yo fuera uno de ellos”, ¡Entonces sí que podría salvarlos!, era lo mismo que le había dicho a su esposa: ¿Por qué iba Dios a querer, hacerse hombre para estar entre nosotros?, ¡qué ridiculez!

De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Nosotros somos como aquellos gansos: estamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se hizo hombre con el fin de indicarnos el camino y guiarnos a la salvación.

Cuando cesaron los vientos y la nevada, corrió al encuentro de su familia a la iglesia, donde le permitió a Jesús ser parte de su vida.

Si tu camino está en tinieblas o estas cegado como el de los gansos, entonces recuerda estas palabras de Jesús: “... Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida. Sin mí, nadie pude llegar a Dios el Padre” Juan 14:6

Dios se vale de muchos modos para llamar nuestra atención, despertar nuestra fe y volvernos al buen camino. Ojalá que este sencillo cuento de Navidad nos haya ayudado a ponernos a salvo, y dado suficientes razones para, en medio de la fuerte tormenta que nos rodea, encontrar un cobijo seguro junto a Él. ¡Feliz Navidad!

domingo, 18 de diciembre de 2022






























 MISA DE CAMPAÑA EN LA ERMITA DE SANTA LUCIA,

con los niños de catequesis de primera comunión y con los jóvenes de catequesis de confirmación, y el grupo junior parroquial