22 DICIEMBRE ADORACIÓN EUCARISTICA
Hoy venimos aquí Señor a presentar
nuestras preocupaciones y deseos más profundos, no siempre encontramos la
felicidad en lo que hacemos y tenemos. Sin embargo, poseerte a ti es lo que nos
complementa y nos hace sentirnos en plenitud y en felicidad.
EL
SECRETO DE LA FELICIDAD: Hace muchísimos
años, vivía un sabio del que se decía que guardaba en un cofre el secreto de la
felicidad. Los reyes y señores más poderosos de la tierra le ofrecían al sabio
sus fortunas y poderes para que les mostrara el contenido del cofre. Algunos
incluso intentaron arrebatarle el cofre por la fuerza, pero todos sus esfuerzos
resultaron vanos pues como el hombre era muy sabio siempre se las ingeniaba para
que nadie encontrara su cofre. El buen hombre vivía cada día más feliz,
mientras que aumentaba la infelicidad de todos los que, carcomidos por la
envidia y la impotencia, buscaban en vano apoderarse del cofre.
Un
día, se presentó ante el sabio un niño rogándole que le descubriera el secreto
de la felicidad. Al ver su pureza y sencillez, el sabio le dijo:
-A
ti si voy a mostrarte mis secretos. Ven conmigo y presta mucha atención. En
realidad, son dos los cofres donde guardo los secretos para ser feliz. Y esos
cofres son mi mente y mi corazón. Por eso nadie los ha encontrado todavía por
mucho que han venido a buscarlos y han removido por la fuerza todos mis enseres
y mis muebles. El gran secreto que guardan estos cofres es una serie de pasos
que debes seguir en la vida si en realidad quieres ser feliz.
El
primer paso es reconocer la existencia de Dios en todas las cosas y, por lo
tanto, debes amarlo y darle gracias por todo lo que tienes y por todo lo que te
sucede.
El
segundo paso es quererte a ti mismo: quererte mucho y todos los días, al levantarte
y al acostarte, debes repetirte una y otra vez: “yo soy importante, valgo
mucho, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay
obstáculo que yo no pueda vencer”.
El
tercer paso consiste en poner en práctica todo lo que dices que eres. Es decir,
si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres
capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño
a las personas que amas; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer,
proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta alcanzarlas.
El
cuarto paso consiste en que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo
que es, pues la envidia llena el corazón de dolor y de rabia. Ellos alcanzaron
sus metas, esfuérzate tú por alcanzar las tuyas.
El
quinto paso te exige que no albergues rencor hacia nadie en tu corazón; si
alguien te hiere, perdónalo y olvida.
El
sexto paso es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen; recuerda que,
de acuerdo a las leyes de la naturaleza, si hoy quitas algo, mañana te quitarán
a ti algo de más valor.
El
séptimo paso, no debes maltratar a nadie, todos los seres del mundo tenemos
derecho a que se nos respete y se nos quiera.
Y
por último, levántate siempre con una sonrisa a flor de labios, mira a tu
alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bello de la vida,
piensa en todo lo que se te ha dado, en lo privilegiado que eres al tener todo
lo que tienes, ayuda a los demás sin esperar nada a cambio, mira con cariño a
las personas y regálales, como yo lo he hecho contigo, el secreto de la
felicidad.
Dios nos creó a todos y a cada uno de
nosotros por amor, nos creó para ser felices. Todos tenemos derecho a buscar la
felicidad y a encontrarla. Lo que pasa es que la mayoría de las personas buscan
afanosamente la felicidad donde no se encuentra. La buscan en el dinero, en el
placer, en el poder, sin sospechar que se encuentra dentro de cada uno de
ellos. La clave de la felicidad está en uno mismo y en hacer lo que uno tiene
que hacer del modo más perfecto posible. Se trata, en breve, de buscar la
excelencia en la cotidianidad de lo que uno hace. Hacer las cosas de todos los
días lo mejor posible. Donde la palabra mejor recobra toda su dimensión
técnica, estética y moral.
El niño a quien el sabio le abrió los
tesoros de sus cofres, contó el secreto para ser feliz a otros. Ahora que
nosotros lo conocemos comuniquémoslo a otros y, sobre todo, para que practiquemos
en nuestra vida los pasos de la felicidad. Empeñémonos en ser buenos y seremos
felices. Hagamos con
perfección lo que tenemos que hacer y la
felicidad nos llegará sola. Amén
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