2023 AÑO A TIEMPO DE NAVIDAD.
SANTA MARIA MADRE DE
DIOS
Ocho días
después de Navidad, el Evangelio nos devuelve a la gruta de Belén, a la única
visita que relata Lucas, la de los
pastores, siempre con sus corderos, nunca en la sinagoga, y llegan de noche.
Los pastores contaron lo que habían oído
del ángel. Lo que contaban parecía una historia
increíble: El Mesías ha llegado y está envuelto en pañales, y recostado en
la paja áspera de un pesebre. Los que van a buscarlo a los palacios sagrados no lo encuentran.
Y María, víctima del asombro, ¡lo guardaba todo en su corazón! Cavó en su
interior un espacio para ese niño, hijo
de lo imposible y de su vientre; y meditó,
buscó el sentido de las palabras y de los acontecimientos. No se vive sólo
de emociones y asombro, y ella tiene tiempo y corazón para pensar en grande, una maestra
de la vida. Todos se dejaron encantar por la palabra del Señor.
Aprendamos de María, que guardaba y meditaba todas estas cosas en su
corazón, guarda como en un cofre emociones y preguntas, hechos y palabras en su
corazón, hasta desenredar el hilo de oro que lo unirá todo. "Con el corazón", con la
forma más elevada de inteligencia, une
pensamiento y amor. Porque Navidad es contagiar sonrisas a nuestro alrededor
¡Ha nacido el Amor!
En este primer día del año nuevo leemos lo que el Señor dijo a Moisés: Bendecirás a tus hermanos: lo merezcan
o no, bendecirás. Dios nos pide que aprendamos
a bendecir: decir bien de los
hombres y las historias. Si no aprendemos a bendecir, nunca podremos ser felices. Bendecir es invocar del cielo
una fuerza que hace crecer la vida, recomenzar y resurgir; significa buscar,
encontrar, proclamar el bien que hay en cada hermano.
Que el Señor haga
resplandecer su rostro sobre ti.
Descubrir que Dios es luminoso, encontrar
en el año venidero un Dios Luz, rico no en tronos, leyes, declaraciones, sino
cuyo tabernáculo más verdadero es un rostro luminoso. Descubre a un Dios con
grandes brazos y un corazón de luz. La bendición de Dios para el año que
comienza no es ni salud, ni riqueza, ni fortuna, ni larga vida, sino,
sencillamente, luz. Luz interior para ver en profundidad, luz en tus pasos para
intuir el camino.
El Señor te
muestre su rostro y te conceda la paz.
¿Podemos hablar de paz en una casa donde domina la desconfianza, la falta de
diálogo, donde hay peleas? ¿Podemos decir que hay paz en una tierra en la que
domina la especulación, la ambición, la injusticia, el despilfarro? ¿Cómo
podemos decir que somos hermanos, si no somos constructores de paz, base para
que se dé la verdadera unidad fraterna?
Volver la cara hacia alguien es como decir: me interesas, me
gustas, te tengo en mi punto de mira. Pase lo que pase, este año Dios estará inclinado sobre mí.
María la Madre
de Dios y nuestra, con la mirada puesta en Dios y en los seres humanos, irá tejiendo junto a José, un estilo de
vida, que su hijo, Jesús, irá captando y asimilando en su crecimiento ante
Dios y los hombres.
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