2022
AÑO A TIEMPO DE ADVIENTO IV
En este domingo IV del tiempo de adviento Dios
prometió al rey Ajaz que su dinastía iba a continuar y el propio Dios le anima
a pedirle una señal que le haga ver que su promesa se cumplirá. Ajaz se negó a
pedir una señal a Dios porque no se fiaba de Él.
El evangelio que acabamos de escuchar nos habla del
bueno de José que tenía sus propios planes. Era un humilde carpintero de
Galilea. Hacía poco que se había desposado con una joven llamada María, aunque
todavía no vivían juntos. Sorprendido y consternado, descubrió que estaba
embarazada. Sin embargo, en lugar de dejarse llevar por la ira, denunciándola
ante las autoridades, tuvo compasión de ella y decidió repudiarla en secreto. Entonces,
Dios habló a José para comunicarle sus planes salvíficos. Y José, a diferencia
de Ajaz, confió totalmente en Dios.
En el fondo lo que nos cuenta el evangelio es una historia
de amor, sus dudas y su corazón herido, decidió repudiarla en secreto. En
secreto. Fue la única manera que encontró de salvar a María del riesgo de la
lapidación, porque la amaba, ella ocupaba su vida, su corazón, incluso sus
sueños.
Resumiendo, los personajes de María, mujer
viviendo en un contexto de sometimiento a la voluntad del marido y de su
familia. Mujeres hebreas fácilmente repudiadas por razones ilógicas. Desde esta
clave, nos lleva a percibir a María como desafiante de esta tradición
y es modelo de mujer que no necesita la tutela de un varón para tener dignidad,
valor y sentido de la vida; no necesita de una autoridad religiosa o política,
para vivir su misión y para colaborar con el proyecto de Dios desde su
identidad sin mediaciones y sin mediadores.
El segundo protagonista es José, hombre
bueno de la Casa de David, “hombre
justo” como dice el evangelio y que se ve sometido a un desafío muy
importante en su vida. José debe discernir diferentes opciones, ninguna de
ellas fácil: podría denunciarla para anular el desposorio, repudiarla en
público o en privado. No es una decisión tomada desde la ley, desde la posición
y rol del varón en aquella sociedad, sino desde la luz de Dios en su
conciencia que le hace ver la mejor decisión en esta compleja
situación. José asume la paternidad legal de Jesús para vivir en el
tiempo histórico y colabora con María para hacer posible el tiempo de Dios en
nuestra humanidad.
El
tercer protagonista es Dios que se revela en lo más profundo
del ser humano para hacerle consciente de que no es un Dios lejano, fuera de la
historia sino un Dios que forma parte de la misma entraña humana; Enmanuel,
es más que un Dios con nosotros, es un Dios en
nosotros. Se cumple así el final del evangelio de Mateo que
confirma el inicio de su relato: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los
días hasta el final de los tiempos» (Mt 28,20).
Como
hoy también celebramos la fiesta de la esperanza de María, hagamos nuestra la ESPERANZA
de que la PAZ sea la fuerza que cambie el rumbo y la energía
de nuestro mundo de hoy. ¡Feliz domingo! ¡Feliz día a todas las Esperanzas!
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