sábado, 7 de diciembre de 2024

 

2024 CICLO C

TIEMPO DE ADVIENTO II INMACULADA CONCEPCIÓN

 

El Adviento, tiempo de espera y esperanza, nos convoca con fuerza a preparar el camino al Señor que se acerca a compartir historia y destino con todos nosotros.

Hoy tenemos la feliz coincidencia de que el segundo domingo de Adviento esté presidido por la radiante figura de la Virgen María en su Inmaculada Concepción. De Ella siempre nos viene la misma invitación: “Haced lo que Él os diga”. Hoy el Señor Jesucristo nos habla a través de Ella. De su ser libre de todo mal; de su disponibilidad plena al proyecto del Padre; de la belleza, de la armonía, de la luminosidad que desprende su persona.

En este tiempo de incertidumbres de diversa índole queremos:

- Contemplar la belleza de quien está, por gracia de Dios, libre de toda acechanza del Mal, incluyendo el momento mismo de su concepción. En María se nos permite entrever el plan original de Dios al crear al ser humano, truncado por la caída de Eva y Adán.

- Contemplar la plena docilidad de María a la propuesta del Ángel que nos narra en el evangelio. Por este SÍ de María que inicia la obra redentora, en plenitud de luz, de consonancia sin fisuras con el proyecto de Dios.

- La Virgen María nos invita hoy a vivir y testimoniar este proyecto de esperanza y de lucha contra el mal. La Inmaculada Concepción de María y la victoria de su Hijo sobre todo mal, vienen a reforzarnos, una vez más, el destino de nuestras vidas, hacia donde vamos.

- De ahí nuestro renovado compromiso en la lucha contra el mal. No podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiarnos a nosotros mismos dentro de este mundo cambiante.

Creo que es un buen programa para nuestro tiempo de adviento, asumir la tarea personal de vigilancia, de conversión, de lucha contra el mal. No podremos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar nuestro espacio vital llenándolo de la esperanza y del amor que nos vienen del plan de Dios para toda la humanidad.

María, desde su Inmaculada Concepción, nos invita a estar atentos y a cambiar en nosotros mismos todas nuestras propensiones al mal: Envidias, celos, juicios, adicciones, desprecio y manipulación y extorsión a la vida del ser humano, distorsión de la verdad, connivencia con la injusticia, aparición de sutiles nuevas formas de esclavitud, generación de violencias y divisiones. En cada lucha y en cada victoria contra el mal en sus variadas manifestaciones seguimos aplastando la cabeza de la astuta y maligna serpiente. Conscientes de que para que el mal progrese basta con que las personas de bien no hagamos nada por detenerlo.

Vueltos nuestros ojos y corazón a nuestra Madre Inmaculada, vivamos este tiempo de espera y esperanza construyendo un mundo mejor, empezando por nosotros mismos y transformando a nuestro alrededor todo lo negativo y el mal. 

 

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