En Adviento, aventar, para
que el aire penetre en las entrañas, para limpiar nuestros rincones y zonas
oscuras, para separar el grano de la paja, y recoger la cosecha anunciada.
Aventar para mullir la
tierra, para clarear el horizonte y las sendas, para que el viento nos lleve a
la otra orilla, para adelgazar nuestras querencias, y acrisolar nuestras
pertenencias.
Aventar para descubrir
lo vacuo y lo que pesa, para purificar nuestra historia, para que la semilla
caiga en tierra buena, para que la esperanza florezca, y colaborar en tu
empresa.
En Adviento, aventar, dejando
que el viento sople como quiera, para que despunten las promesas, y el que
viene se sienta como en su casa, aunque sea emigrante y de tierra extraña.
En Adviento, aventar, para
preparar tu Navidad y disfrutar de la buena nueva.
Amén
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