sábado, 28 de diciembre de 2024

Dice Dios: cada vez que nace un niño sigo confiando en vosotros, porque entregaros un hijo es delegar mucho de mí en vosotros: es haceros continuadores de mi obra, portadores de mi Espíritu, padres y madres de mi evangelio vivo y cuna del mundo al que tanto quiero.

Todo niño viene a través vuestro, y toda buena noticia se encarna en vuestro seno.

Pero la fuente de la vida, tiene su origen en mis entrañas y en el amor desbordado que a veces os alcanza.

Acostumbraos, pues, a verme en ellos; su frágil transparencia es mi presencia que os ilusiona, mi navidad más humana, mi palabra encarnada, verdaderos sacramentos en la historia.

En ellos abrazáis mi ternura hecha carne vuestra; en ellos os solidarizáis con mi debilidad y también con mis sueños y esperanzas más íntimas.

 Deteneos de vez en cuando ante ellos, contempladlos despacio: estáis ante el misterio de la vida, ante el milagro del amor, ante la mejor buena noticia, gratuita.

Permanezco junto a vosotros, día y noche, empeñado en cuidarlos, y cuidaros, con mimo para que crezcan y continúen mi obra, -la vuestra, la nuestra, entendámonos-.

Contad siempre conmigo.

Yo me alegro de poder contar con vosotros.

Amén

 

 

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