miércoles, 11 de diciembre de 2024


 

 

2024 DICIEMBRE ADORACIÓN EUCARÍSTICA

 MI PADRE ES EL PILOTO

 

Señor Jesús en esta tarde de adviento, nos estamos acercando a celebrar tu nacimiento, tu presencia en medio de nosotros y a través de nuestra carne. En esta esperan confiada de tu cercanía queremos depositar nuestra confianza. La palabra de Dios, tus palabras transmiten confianza. Es decir, tenemos la certeza de que tu presencia, es efectiva en nuestros corazones ante cualquier circunstancia. Poseemos la convicción de que podremos descansar en Ti, todas nuestras cargas y los obstáculos que se nos presentan saldremos. Y es la paz ganada, de creer que incluso en los momentos más apremiantes de nuestra vida, contamos con Tu poder Señor, que todo lo puede y todo lo alcanza.

La confianza genuina en Ti, Señor, se expresa entonces en una fe fortalecida, que nos da sobre todo una paz y una calma inigualables para afrontar cada uno de los retos que implica el complejo trayecto de la vida. Escuchemos esta bonita historia.

Mi Padre es el Piloto: El hombre observó al niño solo en la sala de espera del aeropuerto aguardando su vuelo.

Cuando el embarque comenzó, El niño fue colocado al frente de la fila, para entrar y encontrar su asiento antes que los adultos.

Al entrar al avión, el hombre vio que el niño estaba sentado al lado de su asiento.

El niño fue cortés cuando conversó con él y, enseguida, comenzó a pasar el tiempo pintando un libro. No demostraba ansiedad o preocupación con el vuelo mientras las preparaciones para el despegue estaban siendo hechas.

Durante el vuelo, el avión entró en una tempestad muy fuerte, lo que lo hizo balancearse como una pluma al viento. La turbulencia y las sacudidas bruscas asustaron a algunos pasajeros.

Pero el niño parecía encarar todo con la mayor naturalidad.

Una de las pasajeras, sentada del otro lado del corredor, estaba preocupada con todo aquello y preguntó al niño:

-¿No tienes miedo?

- No señora, no tengo miedo, respondió él, levantando los ojos rápidamente de su libro de pintar. ¡Mi padre es el piloto!

Existen situaciones en nuestra vida que recuerdan un avión pasando por una fuerte tempestad. Por más que intentemos, no conseguimos sentirnos en tierra firme. Tenemos la sensación de que estamos colgados del aire sin nada para sostenernos, para asegurarnos, en que apoyarnos, y que nos sirva de socorro.

Te pedimos Señor Jesús que cuando lleguen estas horas recordemos, con serenidad y confianza, que: nuestro “padre” es el piloto y que por muchas que sean nuestros problemas y dificultades, Dios nos ama y nos cuida.

Hay momentos en nuestra vida en los que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos con turbulencias. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos donde agarrarnos y no nos sentimos seguros. Pero hemos de recordar que nuestro Padre Celestial es nuestro piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador del cielo y la tierra. Y la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, siéntete confiado y di para ti mismo: ¡Mi Padre es el piloto!

Como el niño confiaba en su padre, aprendamos a confiar en ese maravilloso piloto, que nos cuida y ayuda con muchísimo amor a pasar por cualquier tormenta, dificultad o problema, por más difícil que éste sea. Ese piloto se llama: JESÚS

Tenemos la seguridad de que llegado el momento Jesús nos ayudará a actuará de manera correcta en una determinada situación.

Siempre que nos encontremos con problemas y dificultades, levantemos los ojos al cielo y recordemos que nuestro Padre es el Piloto. Dios siempre estará ahí para ti, confía plenamente en Él.

Querido Jesús sacramentado ayúdanos a sentirnos siempre bajo tu mirada misericordiosa y protectora y en cualquier momento que una tormenta llegue a nuestra vida, que digamos con toda la confianza puesta en Ti: ¡El Piloto es nuestro Padre! Amén

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