2024 DICIEMBRE ADORACIÓN EUCARÍSTICA
MI PADRE ES EL PILOTO
Señor
Jesús en esta tarde de adviento, nos estamos acercando a celebrar tu
nacimiento, tu presencia en medio de nosotros y a través de nuestra carne. En
esta esperan confiada de tu cercanía queremos depositar nuestra confianza. La
palabra de Dios, tus palabras transmiten confianza. Es decir, tenemos la
certeza de que tu presencia, es efectiva en nuestros corazones ante cualquier
circunstancia. Poseemos la convicción de que podremos descansar en Ti, todas
nuestras cargas y los obstáculos que se nos presentan saldremos. Y es la paz
ganada, de creer que incluso en los momentos más apremiantes de nuestra vida,
contamos con Tu poder Señor, que todo lo puede y todo lo alcanza.
La
confianza genuina en Ti, Señor, se expresa entonces en una fe fortalecida, que
nos da sobre todo una paz y una calma inigualables para afrontar cada uno de
los retos que implica el complejo trayecto de la vida. Escuchemos esta bonita
historia.
Mi
Padre es el Piloto:
El hombre observó al niño solo en la sala de espera del aeropuerto aguardando
su vuelo.
Cuando
el embarque comenzó, El niño fue colocado al frente de la fila, para entrar y
encontrar su asiento antes que los adultos.
Al
entrar al avión, el hombre vio que el niño estaba sentado al lado de su
asiento.
El
niño fue cortés cuando conversó con él y, enseguida, comenzó a pasar el tiempo
pintando un libro. No demostraba ansiedad o preocupación con el vuelo mientras
las preparaciones para el despegue estaban siendo hechas.
Durante
el vuelo, el avión entró en una tempestad muy fuerte, lo que lo hizo
balancearse como una pluma al viento. La turbulencia y las sacudidas bruscas
asustaron a algunos pasajeros.
Pero
el niño parecía encarar todo con la mayor naturalidad.
Una
de las pasajeras, sentada del otro lado del corredor, estaba preocupada con
todo aquello y preguntó al niño:
-¿No
tienes miedo?
-
No señora, no tengo miedo, respondió él, levantando los ojos rápidamente de su
libro de pintar. ¡Mi padre es el piloto!
Existen
situaciones en nuestra vida que recuerdan un avión pasando por una fuerte
tempestad. Por más que intentemos, no conseguimos sentirnos en tierra firme. Tenemos
la sensación de que estamos colgados del aire sin nada para sostenernos, para
asegurarnos, en que apoyarnos, y que nos sirva de socorro.
Te
pedimos Señor Jesús que cuando lleguen estas horas recordemos, con serenidad y
confianza, que: nuestro “padre” es el piloto y que por muchas que sean nuestros
problemas y dificultades, Dios nos ama y nos cuida.
Hay
momentos en nuestra vida en los que los sucesos nos sacuden un poco y nos
encontramos con turbulencias. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan
lugar seguro. No tenemos donde agarrarnos y no nos sentimos seguros. Pero hemos
de recordar que nuestro Padre Celestial es nuestro piloto. A pesar de las
circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador del cielo y la
tierra. Y la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento
estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, siéntete confiado y di para ti
mismo: ¡Mi Padre es el piloto!
Como
el niño confiaba en su padre, aprendamos a confiar en ese maravilloso piloto,
que nos cuida y ayuda con muchísimo amor a pasar por cualquier tormenta,
dificultad o problema, por más difícil que éste sea. Ese piloto se llama: JESÚS
Tenemos
la seguridad de que llegado el momento Jesús nos ayudará a actuará de manera
correcta en una determinada situación.
Siempre
que nos encontremos con problemas y dificultades, levantemos los ojos al cielo y
recordemos que nuestro Padre es el Piloto. Dios siempre estará ahí para ti,
confía plenamente en Él.
Querido
Jesús sacramentado ayúdanos a sentirnos siempre bajo tu mirada misericordiosa y
protectora y en cualquier momento que una tormenta llegue a nuestra vida, que digamos
con toda la confianza puesta en Ti: ¡El Piloto es nuestro Padre! Amén
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